Posada une a inmigrantes de Oaxaca en el sur centro de Los Ángeles
Tradiciones oaxaqueñas renacen en el sur de la ciudad para enseñar la rica cultura a las nuevas generaciones

Los peregrinos piden posada en las calles del sur de Los Ángeles. Crédito: Isaac Ceja | Impremedia
Inmigrantes angelinos participan en la primera posada de nueve que celebran en estas fechas decembrina en el sur de Los Ángeles.
Alrededor de 200 peregrinos, en su mayoría de Oaxaca, sonríen y comentan en zapoteco, encienden sus velas y esperan a que den las 7 de la noche. Es la hora en que empezará la música y la procesión que recorrerea las calles de Vermont, Normandie y 65 ST.
La caminata duró un poco más de una hora y en casi todas las casas que pasaban, los residentes salían a su puerta o sacaban la cabeza por sus ventanas para tomar video con sus celulares, algunos se contagiaban con la música y se ponían a bailar, mientras que los más penosos, simplemente saludaban a los peregrinos desde su puerta.
Al frente de la procesión caminaban las anfitrionas de la posada, Gisilia Vargas y su hija Karina Valera Vargas, vestidas en huipiles tradicionales y aretes de tres cruces que se usan en el pueblo de Yalalag, Oaxaca.
Aunque es la primera vez que celebran la primera posada en su casa, Karina Vargas dice que ha tomado parte de la tradición desde que era niña.

“Todo comenzó en el pueblo de mi mamá, en Hidalgo Yalalag”, digo Vargas. “Así que todo lo que hacemos en la comunidad es continuar la tradición que viene de nuestro pueblo”.
Vargas subrayó que ya hay muchos niños, hijos de inmigrantes del pueblo, que son de primera generación, pero que no saben de las tradiciones; además, hay muchas personas que todavía no pueden viajar a Yalalag, así que en el sur de Los Ángeles pueden seguir celebrando su cultura con la que crecieron.
Las dos anfitrionas destacaron que es importante que no se acabe la costumbre de las posadas y que las nuevas generaciones también continúen con las tradiciones para que se mantenga la cultura viva de Yalalag en Los Ángeles.
El hogar de la familia Vargas estuvo listo para recibir a los peregrinos con carpas, luces, sillas, baños portátiles de color azul y rosa y al final de la entrada de la casa estuvo un altar detallado con luces y papel brillante.
Por los últimos 12 años, Abel Lache se ha encargado de construir, decorar y preparar los altares de María y José para las posadas que se hacen anualmente en la comunidad, en la que participan, en su mayoría, inmigrantes de Yalalag.

“La tradición la trajimos aquí porque hay mucha gente que no puede ir a visitar sus pueblos por x razón; así que nosotros, aquí estamos celebrando lo mismo que están celebrando en nuestro pueblo”, explicó Abel Lache.
Cuando recién llegó a los Estados Unidos en 1988, Lache se acuerda de ir a un apartamento no tan lejos de donde se celebró el primer día de la posada, solo que en ese tiempo se unían menos personas.
“La posada era en un apartamento porque solo éramos como 14 o 15 nada más; ahora ya somos más de 300 personas que vienen a las posadas”, dijo Lache.
“Esto ya creció a lo largo del tiempo y cambió mucho porque ya hay danzas y una banda; antes era nada más el canto entre los participantes; ahora ya es más una tradición en grande”.

Según Lache, alrededor del 2003 empezó a crecer la comunidad y esto los llevó a celebrar las posadas en una casa en vez de un apartamento.
“Ya está en Facebook y no es privado, sino es público, es por eso que mucha gente viene a ver nuestras costumbres que estamos conservando de nuestros ancestros”, dijo Lache.
Balvina Cisneros tiene 15 años consecutivos recibiendo a los peregrinos en cada hogar que se hace la posada en la comunidad, pero desde niña le encantaba los cantos y la petición de la posada.
“Desde pequeña yo fui grabándome todas las alabanzas, los cantos y todo eso; es por eso que fue muy fácil para mí llegar a este país e involucrarme con todas las tradiciones”, explicó Cisneros.
“Ahora ya no tengo escapatoria porque estoy bien metida en todo esto, pero es muy bonito”, explica. “Es muy hermoso porque te transforma, te lleva a tu niñez, a tu lugar de nacimiento, y vuelves a revivirlo”.
Agrega que se siente muy afortunada y bendecida porque ella cree mucho en Dios y cada posada y rosario la llena de una satisfacción enorme.
“Sabemos que vienen las navidades, pero a veces no sabemos lo que significa, lo que realmente es y bendito Dios a mí me tocó vivirlo…, esa es la alegría también, ver a los niños que están aprendiendo y ahora también celebran”, dijo Cisneros.
Durante los rezos, varios voluntarios prepararon los platillos de comida y los colocaron en charolas para servir como si fuera un restaurante durante las horas más ocupadas.
Cada año Balbina Primo toma el primer día de las posadas como un día de descanso de su trabajo, pero aún trabaja junto con otros miembros de la comunidad de Yalalag para preparar la comida.
“Nosotros llegamos desde las 6 de la mañana y hasta casi las 6 de la tarde terminamos de preparar todo”, dijo Primo. “Preparamos dos días antes para tener todo listo, por ejemplo, cocinamos el pollo deshebramos la carne y limpiamos las hojas de aguacate para los tamales. El segundo día empezamos a las 7 de la mañana a preparar los tamales; aquí apoyan todos los hombres, las mujeres, los jóvenes y entre todos preparamos todo”.
La noche de la primera posada tenían tamales oaxaqueños de mole con pollo, tamales de amarillo, champurrado, café, pan de yema y pan blanco entre otras cosas.
Primo subrayó que las posadas son una experiencia hermosa para ella porque le encanta la convivencia con las personas. Esta temporada dice que puede ver y platicar con otras personas de su pueblo que normalmente están muy ocupados durante el año.
“En las convivencias de estas fiestas nos saludamos y platicamos porque ya ves, aquí en Los Ángeles es puro trabajar y trabajar, llegar a la casa a cocinar y estar con los hijos. No tenemos ese tiempo de ir a visitarnos”, explicó Primo.
“Pero aquí en las fiestas es cuando nos saludamos con los paisanos, con la familia, con los primos lejanos y todo eso hace de esta tradición algo más hermoso”.