Paciente de Shriners afectada por Incendio Eaton recibe $7,000 en donaciones
Grupos de voluntarios del Centro Médico para Niños de Pasadena colectan los fondos para ayudar a su familia a volver a empezar

Leslie Garrido junto a sus padres Mariana López y Vicente Garrido. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia
Lesly Garrido, una jovencita que desde los seis años es paciente del Shriners for Children Medical Center de Pasadena se llevó la sorpresa de su vida cuando le avisaron que los voluntarios del hospital habían recolectado $7,000 para ayudar a su familia a empezar de nuevo tras perder su casa en el Incendio Eaton de Altadena.
“Es un acto de amor del hospital que me ha cuidado desde chiquita, y ahora me están cuidando no solo a mi sino a toda la familia. Este cheque nos va a ayudar a seguir adelante después de quedar en ceros”, dice Lesly de 18 años, quien es una estudiante de enfermería.
Puedes ayudar con donativos a Lesly en la página de GoFundMe: https://www.gofundme.com/f/help-garridolopez-family-rebuild-after-eaton-fire

El Incendio Eaton obligó a su familia a salir de su casa en Altadena la madrugada del 8 de enero.
“Vivíamos en la casa, mi papá, mi mamá y mis tres hermanos (de 16, 10 y 8 años). Fue mi mamá la que nos despertó como a las tres de la mañana porque el humo estaba muy fuerte y no podíamos respirar”, recuerda Lesly.
Dice que se fueron a quedar la casa de un hermano de su mamá, y como a las cinco de la mañana les mandaron un video que mostraba que su hogar había sido completamente destruido por las llamas.
“Empezamos a llorar todos. Mis padres trabajaron muy fuerte para juntar todo lo que teníamos. Fue muy triste ver a mis papás derrotados, y yo nunca había sentido tanto dolor”.
Lesly nació en Puebla, México. A los ocho meses de nacida, fue víctima de un accidente al caerle agua hirviendo en su cuerpecito, lo que le provocó quemaduras de segundo y tercer grado en el 48% de su cuerpo.
A la edad de seis meses, sus padres la trajeron al Shriners for Children Medical Center de Los Ángeles para que recibiera tratamiento. Desde entonces, ha pasado por múltiples cirugías reconstructivas para que pueda mover su cuerpo sin molestias.
“Todavía sigo en tratamientos con láser pero no tan frecuentemente. El último año tuve una cirugía donde me reconstruyeron mis oídos”.

Con el paso de los años, Lesly se convirtió en voluntaria del hospital donde la nombraron embajadora de los pacientes.
“Nunca esperé que me llamaran para decirme que si podía venir a recibir un donativo. Después de todo lo que Shriners me ha ayudado, me siento muy agradecida”.
Confiesa que su sueño es volver a tener una casa donde toda la familia pueda estar junta. En estos momentos están viviendo en un cuarto de hotel.
“La casa que se nos quemó era de renta. Llevábamos ahí casi siete años”.
Lesly pidió a las autoridades que en caso de un incendio deben notificar y evacuar a la gente más temprano para que tengan tiempo de empacar.
“Mi mamá alcanzó a empacar algunos documentos importantes y un par de ropas, pero perdimos muchas fotografías de las que no tenemos copias digitales”.
Una noche de terror
Mariana López, madre de Lesly, dice que los $7,000 que los voluntarios de Shriners les han donado, les ayudarán a cubrir algunas de sus necesidades esenciales.
“Es el principio para salir adelante”.
Y recuerda que el 8 de enero vivieron una noche de terror que nunca imaginaron pasar.
“Me levantó el olor a humo. Era demasiado. Ya no se veía nada. Cuando nos acostamos llegué a pensar que los bomberos apagarían la lumbre, pero cuando vi que estaba ya todo espeso, y el incendio estaba a dos casas, nos salimos. Afuera era un caos entre los vecinos”.
Dice que el incendio sorprendió a todos, y nunca pensaron que les fuera a llegar porque había una distancia de 20 minutos entre el punto donde comenzó y sus casas.
Vicente Garrido, padre de Leslie, dice que tras perder todo se han dado a la tarea de buscar otra vivienda de renta, solo para encontrarse que no solo están a precios inaccesibles sino que hay muchas restricciones.
“Cuando me preguntan cuántos somos, y les digo que seis, no nos quieren rentar. Como nosotros, hay mucha gente buscando un lugar para rentar. También estamos atravesando una crisis de trabajo. Los empleos están muy escasos. Se va a poner difícil, pero primero Dios vamos a salir adelante”.

Vicente se dedica a la pintura de casas.
Pese a todos los desafíos, a la familia Garrido le alienta encontrarse con gente muy buena, que a veces sin conocerlos les ofrece su casa o su recámara para quedarse.
“Es muy lindo ver a gente tan buena y maravillosa”.
Mariana dice que unas personas lograron rescatar un caballo que tenía en un corral cerca de la montaña.
Acto de generosidad
Fue Connie Lujan, gerente de marketing y comunicaciones del Shriners for Children Medical Center de Pasadena quien tras enterarse de la tragedia de la familia de Lesly Garrido se comunicó con Bruce Ponoroff de la Junta de Gobernadores.
Ponoroff, quien ha sido parte de la Junta de Gobernadores de Shriners en Los Ángeles en los últimos cuatro años, dijo que cuando se reunió con los voluntarios Al Malaikah y El Bekal Shriners para preguntarles si podían donar, sin dudarlo cada uno de ellos respondió positivamente.
“En cuatro días juntamos $7,000 en donativos aportados por alrededor de 50 voluntarios”.

Explica que hizo una presentación del caso, y pasó el sombrero para que los voluntarios empezaran a poner dinero. Algunos como Dario Gamboa de Al Malaikah Shriners fueron muy generosos porque donaron miles de dólares.
Luján, la directora de marketing del Shriners for Children dice que Lesly ha sido embajadora de los pacientes, que son personas que cuentan sus historias para inspirar a otros que han pasado por situaciones similares.
“Ella ha hecho muchos de nuestros comerciales. Cuando le llamé para ver cómo estaban después del incendio porque me acordé que vivía en esa área, me contó que habían perdido su casa. Me puse a llorar, pero también llamé a Bruce para decirle que teníamos que ayudar a Lesly, y él me dijo, sí vamos a hacerlo”.
El resultado fueron $7,000 que le serán de mucha ayuda a la familia de Lesly Garrido, sobreviviente de dos tragedias, la que vivió a los ocho meses en México, y a los 18 años en el brutal Incendio Eaton.