Quién es Mauricio Claver-Carone, el cubanoestadounidense elegido por Trump para “restaurar el orden” en América Latina

El abogado estadounidense de origen cubano vuelve a la Casa Blanca para delinear las relaciones de Estados Unidos con América Latina.

Quién es Mauricio Claver-Carone, el cubanoestadounidense de línea dura elegido por Donald Trump para "restaurar el orden" en América Latina

Donald Trump nombró a Mauricio Claver-Carone como enviado especial del Departamento de Estado para América.  Crédito: Getty Images

Hacía más de un siglo que América Latina no era el primer destino a visitar por un secretario de Estado de Estados Unidos. Y para esta gira oficial que inició el sábado en Panamá, Marco Rubio, el primer latino en ocupar el cargo, tiene a otro favorito del presidente Donald Trump como acompañante.

Se trata de Mauricio Claver-Carone, un abogado de 49 años nacido en Miami y de origen cubano, que fue construyendo una relación de confianza con el mandatario ya desde su primera presidencia (2017-2021), cuando se desempeñó como director de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional.

Veterano de la política exterior y conocido sobre todo por sus duras posturas ante el gobierno de Cuba, Trump lo eligió ahora como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, con el objetivo de “restaurar el orden” en el subcontinente.

“En los últimos cuatro años, el caos y la anarquía han invadido nuestras fronteras. Es hora de restablecer el orden en nuestro propio hemisferio”, escribió Trump en su red social, Truth Social, en diciembre, cuando adelantó su nombramiento.

“Mauricio conoce la región y sabe cómo anteponer los intereses de Estados Unidos”, prosiguió.

“También conoce las graves amenazas a las que nos enfrentamos por la inmigración masiva ilegal y el fentanilo”, añadió, y destacó que trabajaría “incansablemente para proteger al pueblo estadounidense”.

Bajo el nuevo cargo, y como parte de un equipo “muy enfocado en América Latina” y encabezado por el también cubanoestadounidense y antiguo senador por Florida, Marco Rubio, Claver-Carone tendrá como misión concretar la deportación masiva prometida por Trump, lidiar con la Venezuela de Nicolás Maduro y tratar de frenar la influencia de China en la región.

“No hay región del mundo, ya sea por la migración, por la seguridad o por el comercio, que afecte más la vida individual de los estadounidenses que América Latina”, dijo en una conferencia para periodistas el viernes, la víspera del inicio de la gira oficial que también incluye El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.

Reuters: Nicolás Maduro se reunió este viernes con el enviado de EE.UU. Richard Grenell en Caracas.

Pero ya antes de la visita a Centroamérica había quedado clara la relevancia de su figura en la política exterior del nuevo gobierno.

A solo una semana de asumir el rol, Claver-Carone se alzó como la voz de EE.UU. ante Colombia para destrabar la crisis diplomática que desencadenó que el presidente Gustavo Petro rechazara el domingo dos aviones militares estadounidenses que llevaban deportados colombianos.

“Le hemos mandado un mensaje claro a la región y al mundo: cuando hay un acuerdo de buena fe con Estados Unidos, se cumple”, presumió el enviado especial a los pocos días de haberse evitado una guerra comercial entre ambos países.

De la Casa Blanca al BID

Graduado en el Rollins College, con un doctorado en Derecho en la Universidad Católica de América y una maestría en Derecho Internacional y Comparado en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown, Claver-Carone empezó a establecer vínculos con el ala más dura del Partido Republicano desde un blog llamado Capitol Hill Cubans, en el que criticaba la política de apertura de EE.UU. hacia la isla.

Defensor del embargo comercial estadounidense y otras duras políticas económicas destinadas a cortar la financiación al gobierno cubano, también dirigió Cuba Democracy Advocates.

Desde esta organización, que busca influir en la política exterior, consolidó su posición de asesor en asuntos latinos al interior del universo republicano.

Claver-Corone inició su carrera como asesor legal para la Oficina del Contralor del Departamento del Tesoro de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush.

Y también fue el director de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde donde ayudó al expresidente de Argentina Mauricio Macri a lograr un préstamo de US$57.000 millones, el más grande en la historia del organismo.

“El programa más grande en la historia del Fondo Monetario lo empujamos para la Argentina. Que se haya manejado mal el programa, que no se haya ejecutado bien por parte de la Argentina y les haya costado una elección, esa es otra cuestión”, afirmó Claver-Carone en una conferencia virtual con el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales en 2020.

Getty Images: Claver-Carone se convirtió, con los años, en una persona de confianza para el presidente Trump.

Pero fue recién en la primera presidencia de Trump cuando su nombre adquirió otra relevancia.

En 2018 Claver-Carone fue nombrado responsable de los asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional y asesor especial de Trump.

En aquel rol, fue uno de los principales responsables del diseño de la política de EE.UU. para Venezuela, con la que se apoyó al entonces líder de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, en su pretensión de obtener la presidencia; un plan que acabó con Guaidó abandonando el país y con Maduro consolidado en el poder.

Asimismo, como asesor Claver-Carone presionó para que se impusieran duras sanciones a Venezuela y a Cuba, justificándolas por las “graves” violaciones de derechos humanos de ambos gobiernos.

Getty Images: El nuevo enviado especial de la Casa Blanca fue desplazado del BID en 2022.

En 2020 y con el impulso del propio Trump, Claver-Carone fue nombrado presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que otorga financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico, social e institucional en América Latina y el Caribe.

Su llegada al cargo no estuvo exenta de críticas, por ser un puesto históricamente reservado para Latinoamérica, y acabó dos años después salpicado por el escándalo.

Señalado de mantener una relación con su jefa de gabinete, Jessica Bedoya, con quien había trabajado previamente en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y que resultó favorecida con ascensos, Claver-Carone se vio forzado a renunciar por haber violado el código ético de la institución.

Convertido en el primer presidente de la historia del BID en ser despedido, siempre negó la relación y ha dicho más de una vez que fue víctima de una campaña de difamación.

“En el afán de las élites arraigadas por perjudicar mi liderazgo y reputación, así como las de mi personal, el Banco no ha cumplido como una institución basada en normas”, se defendió hace poco más de dos años.

Tras su salida del BID, Claver-Carone trabajó en un fondo de capital privado de inversión de Medio Oriente a América Latina, según informó el medio económico Bloomberg.

Ahora vuelve a la Casa Blanca para ayudar a definir la estrategia de Estados Unidos en América Latina.

“La designación de Claver-Carone expresa el ala dura del equipo que acompaña al presidente Trump”, le dijo a BBC Mundo un exembajador argentino que conoce de cerca al elegido del mandatario.

La mirada sobre la región

Antes de la gira por Centroamérica, la agenda empezó el pasado viernes con la reunión del enviado para misiones especiales de la administración Trump, Richard Grenell, con el presidente venezolano Nicolás Maduro en Caracas.

“No va a ser una negociación”, había adelantado Claver-Carone unas horas antes del encuentro.

“Es una visita para trasladar un mensaje inequívoco sobre dos puntos: los criminales venezolanos, incluidos los miembros del Tren de Aragua, serán devueltos y recibirlos es la responsabilidad de Venezuela y los rehenes estadounidenses deben ser liberados y regresados a EE.UU.”, subrayó.

“Si no se cumplen estas dos demandas, habrá consecuencias. No habrá negociación sobre el petróleo de Venezuela. A EE.UU. no le hace falta el petróleo de Venezuela. No habrá quid pro quo. Tengo un consejo para Maduro: que atienda las demandas, porque si no las cumple, habrá consecuencias. Así que le sugerimos que lo vea como una oportunidad”, zanjó, dejando claro cómo aborda el nuevo gobierno su relación con Venezuela.

La visita se zanjó con Grenell regresando a EE.UU. con seis estadounidenses que estaban detenidos en Caracas acusados de “terrorismo” y de ser “mercenarios” de alto perfil.

Getty Images: Claver-Carone ocupó un papel clave en el diálogo con Colombia para destrabar la crisis diplomática.

“La agenda de política exterior del presidente Trump comienza cerca de casa”, escribió en una nota de opinión el secretario de Estado, Marco Rubio, en The Wall Street Journal ese mismo día.

“Incluso cuando las circunstancias exigen dureza, la visión del presidente para el hemisferio sigue siendo positiva. Vemos una región próspera llena de oportunidades”, continuó.

Claver-Carone también destacó las posibilidades de colaborar con los aliados en la región en cuestiones como la migración, la seguridad y el comercio.

“(Los presidentes de El Salvador, Costa Rica y República Dominicana) Bukele, Chaves y Abinader son los líderes con la mayor aprobación de la región y es por el éxito en su gestión”, dijo sobre la visita oficial. “Son grandes aliados de Estados Unidos y queremos afianzar y fortalecer esa relación”.

Aunque hay expertos que señalan que, en realidad, el gobierno de Trump identifica en América Latina más problemas que beneficios.

“Trump infantiliza a la región. La considera como irrelevante para Estados Unidos y, a su vez, le dice que debe comportarse de una manera determinada para ser merecedora de algo positivo”, le dice en esa línea el analista Juan Tokatlian a BBC Mundo.

Para Tokatlian, la administración republicana tiene una mirada de la región como la de aquél que “no entiende que sus acciones pueden afectar negativamente a Estados Unidos”.

Sea como fuere, el nuevo enviado especial del Departamento de Estado, un viejo conocido del presidente Donald Trump, busca inyectarle una gran dosis de velocidad a las relaciones con América Latina que contribuyan a construir, como anunció Trump, “la nueva era de oro” de Estados Unidos.

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