Desplazan a vendedores de Parque MacArthur pero persisten los problemas
Hay basura, crimen, exceso de drogas ilegales y una población desamparada urgida de ayuda
![Ya no hay vendedores ambulantes frente al Parque MacArthur pero las aceras siguen llenas de basura.](https://laopinion.com/wp-content/uploads/sites/3/2025/02/IMG_6792.jpg?resize=480,270&quality=80)
Ya no hay vendedores ambulantes frente al Parque MacArthur pero las aceras siguen llenas de basura. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia
Hace más de dos semanas que la ciudad de Los Ángeles cercó con una malla de alambre las aceras de las calles Alvarado, Wilhishire y Seis frente al Parque MacArthur, obligando a decenas de vendedores ambulantes a salirse del lugar y reubicarse por los alrededores.
Sin embargo, los problemas que se usaron para bloquearles el acceso, persisten.
Las banquetas donde antes estaban los vendedores ambulantes siguen llenas de basura, los pleitos entre los desamparados son cosa de todos los días, el consumo del fentanilo se da a plena luz del día, y la venta de drogas es un asunto cotidiano.
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El área del Parque MacArthur y el Metro Westlake está convertido en una extensión del empobrecido barrio de desamparados conocido como Skid Row en el centro de la ciudad.
La Ciudad de Los Ángeles utilizó como excusa para instalar las vallas que bloquean el acceso a los vendedores, un tiroteo nocturno efectuado una semana atrás que dejó a cinco transeúntes heridos.
Aprovechó la ausencia de los vendedores callejeros para durante la madrugada del 22 de enero colocar las cercas.
Un día después del tiroteo, el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, declaró una política de tolerancia cero contra el crimen en el área de MacArthur Park, y al menos un par de patrullas vigilan constantemente el área.
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¿Qué está pasando? Ya no están los vendedores ambulantes y el área sigue sucia. La droga pulula, no se observa apoyo para la población desamparada y las disputas y agresiones físicas se repiten a cada rato.
“Es lo que no estamos preguntando y le estamos preguntando a la alcaldesa Karen Bass y a la concejal Eunisses Hernández. Entendemos las razones por qué Karen Bass puso la cerca porque hubo una balacera, pero la pregunta es ‘y ahora qué’ ”, dijo Raúl Claros del Corredor Salvadoreño y de la Coalición del Distrito 1.
“Los que sufren las secuelas son los vendedores, pero el crimen sigue en el área. Falta liderazgo y presencia de nuestra concejal Eunisses Hernández”.
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Claros dijo que hay organizaciones no lucrativas que están haciendo un buen trabajo, pero no es suficiente.
“Se necesita más liderazgo de las personas que hemos elegido para representarnos en la Ciudad. Necesitamos que tengan una presencia directa y asuman la responsabilidad”.
Agregó que las organizaciones no lucrativas ayudan mucho, pero se requiere al sector privado.
“Existen rumores de que hay conversaciones con el sector privado, porque hay muchos negocios que están sufriendo como Yoshinoya y Langer’s”.
El restaurante Yoshinoya está rodeado de personas sin hogar y con adicciones. “No entiendo cómo sigue abierto este lugar y la gente sigue yendo a comer ahí. Atrás del Yoshinoya, está el callejón del fentanilo. Así se le conoce porque ahí se reúnen a consumir fentanilo. Yoshinoya tuvo que contratar agentes de seguridad para poder seguir abiertos”.
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Pero Claros cuestionó, quién va a querer consumir en este restaurante donde al salir te pega el olor a fentanilo.
“Un día que estaban limpiando el parque, dos policías se desmayaron al aspirar sin querer la droga”, relató como anécdota.
Dijo que ya son dos años de que la concejal Hernández se hizo cargo del distrito 1 del Concejo de Los Ángeles, bajo cuya jurisdicción recae el área de MacArthur Park y el Corredor Salvadoreño.
“Ha habido muchas pláticas, pero falta acción. Anunció que va a colocar a los vendedores alrededor de la estación del Metro Westlake, pero cuándo”.
Y luego preguntó quién realmente está a cargo, la alcaldesa o la concejal.
“Esto es una prioridad. Tenemos una pandemia de adicciones en MacArthur Park”,
En agosto de 2024, Norm Langer amenazó con cerrar su restaurante Langer’s Deli, que opera desde hace 77 años, si los funcionarios municipales no limpiaban el vecindario.
La alcaldesa Karen Bass respondió a los reclamos con una visita al restaurantero y le prometió una respuesta urgente al problema. Lo mismo hizo la concejal Hernández.
Jennifer Gill, quien vive a una cuadra en el Parque MacArthur desde 1998, y es parte de la directiva del parque, dijo que están trabajando para que los vendedores ambulantes se instalen en una plaza alrededor de la estación del Metro.
“El exconcejal Gil Cedillo creó ese proyecto, pero después de un tiempo lo cerraron por el crimen en el Metro y alrededor a causa del Callejón del Fentanilo”.
Jennifer confesó que no se siente segura de vivir ahí.
“ Yo ya estoy retirada. Trabajé en el Metro y usaba el Metro, y no estaba así, tan sucio y peligroso”.
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César y su esposa Irma se llevaron su puesto de venta a la vuelta del Parque MacArthur cuando se encontraron con que toda la cuadra había sido bloqueada con cercas, impidiéndoles el acceso.
“Nos tuvimos que venir detrás de la calle Alvarado entre Wilshire y 6, pero nos ha ido muy mal. Entre que nos quitaron nuestro lugar y el miedo a las redadas de Trump, no hay ventas. No tenemos para comer, ni para pagar la renta. Somos tres de familia. Andamos bien amolados”, dijo César, quien no quiso revelar su nombre completo por miedo al Servicio de Migración y Aduanas (ICE).
Luis López, un vendedor de comida, vecino de la pareja dijo que los vendedores desalojados se han redistribuido donde han podido cerca del Parque MacArthur.
También se lamenta de la basura que deja la población desamparada cerca de su puesto.
“Uno limpia su área para que la gente que viene a comer encuentre limpio, pero luego ellos se juntan atrás de la estación del Metro, y dejan un desorden de basura”.
Claros dijo que en el área de MacArthur se está preparando un cóctel explosivo en el que se mezclan las drogas, los desamparados, las pandillas, y antes los vendedores ambulantes en su mayoría inmigrantes.
“El vaso del cóctel es el Parque MacArthur y eso se lo das al público. Los vendedores ambulantes tuvieron que lidiar con la población desamparada y los pandilleros que les piden cuotas; y todo esto tiene un impacto en las familias y en los niños”.
En diciembre, la concejal Hernández anunció una serie de iniciativas para mejorar la salud pública, la seguridad y la limpieza del parque MacArthur con el apoyo de agencias municipales, del condado y organizaciones sin fines de lucro.
A principios del 2024, anunció que su oficina había obtenido $3 millones del Fondo de Acuerdo sobre Opiáceos de la Ciudad para abrir un centro de descanso sin cita previa a menos de un kilómetro del parque.
El centro de descanso está programado para abrir en 2025 y proporcionará baños, duchas, lavandería, servicios de gestión de casos y derivaciones a viviendas y tratamientos.
Financiado por All Youth, una subvención estatal de California para todos los jóvenes y en asociación con el programa CleanLA de la Oficina de Embellecimiento Comunitario, se inició un proyecto especial en MacArthur Park para mejorar la limpieza del área que rodea el parque en noviembre de 2024.
Hay dos equipos de diez personas por día que trabajan siete días a la semana bajo este contrato.
Pese a estos programas, no se ven cambios en el Parque MacArthur y sus alrededores.
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El Corredor Salvadoreño
Comparado con el área del parque MacArthur, los vendedores ambulantes del Corredor Salvadoreño están en la gloria. Aunque enfrentan sus propios desafíos.
Hace poco más de un año fueron removidos de un estacionamiento donde pagaban renta por el piso para montar sus puestos.
Debido al incumplimiento de algunos requisitos por parte del propietario, la fiscal de la ciudad, Hydee Soto prohibió que siguieran operando en el estacionamiento entre las calles 11 y Vermont. Al quedarse sin un espacio para vender, se fueron a las banquetas. Para obtener agua abren de manera irregular el hidratante.
“Estamos pidiendo a la concejal que se habilite un edificio que está abandonado desde hace 15 años y antes era de los bomberos; y que está junto a la Estación Olympic del Departamento de Policía de Los Ángeles, para que se forme un mercado donde los vendedores vayan a colocar sus puestos y ya no estén en las calles trabajando”, dijo Claros.
Y agregó que ya hay inversionistas dispuestos a invertir en el lugar, y los vendedores a pagar alquiler.
Pero la propuesta se han topado con el obstáculo de que a decir por Claros, la concejal Hernández tiene otros planes, ya que quiere hacer del edificio, un albergue para los desamparados.
Mientras se decide el futuro de los ambulantes del Corredor Salvadoreño, estos tienen que lidiar con las bajas ventas que de acuerdo a sus comentarios, han sido el resultado del miedo a las redadas de Trump.
Pero a veces, reconocen que le tienen más miedo al Departamento de Salud del condado de Los Ángeles que al propio Trump.
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“Vinieron hace una semana y me tiraron todo. Me puse muy nerviosa cuando me vi rodeada de la policía y los de salud tirándome toda mi comida”, dijo Elisa Pinto, una vendedora de comida típica de Honduras como el garrobo, un caldo de iguana, muy apreciado entre la comunidad centroamericana por su potencial afrodisiaco.
“El problema es que la ciudad no nos da permiso para vender comida. He solicitado empleos para cuidar ancianos y limpieza de hoteles. Si me dan trabajo, dejaré la venta de comida en la calle”.
Pero no todos cuentan con un estatus migratorio que les permita conseguir un empleo formal.
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Rosa Argentina Rodríguez lleva cinco años vendiendo manguito tierno y pupusas en el Corredor Salvadoreño.
“Las ventas están muy bajas. Seis personas, cinco menores dependen de mí. Yo soy su tutora. Su madre murió”.
Dijo que ella siempre trata de mantener y dejar el lugar limpio, lavar y desengrasar la banqueta.
“Es bien incómodo vender en la calle. Un día viene la ciudad a multarnos porque dicen que estamos bloqueando la acera; al otro día, el departamento de salud nos tira la comida; y después la policía nos recrimina porque no quieren que estemos del lado donde tienen su edificio”.