Las hemorragias cerebrales duplican el rieso de demencia
Las hemorragias cerebrales duplican el riesgo de demencia. Un estudio sugiere evaluaciones cognitivas regulares para orientar la atención médica futura
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Cuando alguien tiene demencia el oído interno está constantemente enviando señales confusas al cerebro. Crédito: pikselstock | Shutterstock
Los hallazgos de un nuevo estudio realizado por investigadores de Weill Cornell Medicine han revelado que las hemorragias intracraneales, comúnmente conocidas como hemorragias cerebrales, duplican el riesgo de que una persona desarrolle demencia con el tiempo. Este descubrimiento aporta una nueva perspectiva sobre las secuelas cognitivas de estos eventos vasculares y resalta la necesidad de un seguimiento clínico riguroso en los pacientes que los han experimentado.
Aunque tradicionalmente la investigación ha puesto mayor énfasis en la relación entre la demencia y los accidentes cerebrovasculares isquémicos, aquellos que ocurren cuando un coágulo obstruye el flujo sanguíneo al cerebro, este nuevo estudio, publicado el 30 de enero en Stroke, amplía la evidencia científica al confirmar que las hemorragias cerebrales también son un factor de riesgo significativo. El primer autor del estudio, el Dr. Samuel Bruce, profesor adjunto de neurología en Weill Cornell Medicine y neurólogo en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, explicó que el riesgo de deterioro cognitivo era evidente en todos los tipos de hemorragias observados en la investigación. Esto sugiere que los pacientes que han sufrido estos episodios deberían someterse a evaluaciones periódicas para detectar signos tempranos de demencia, lo que podría ser clave para guiar futuras decisiones médicas y de cuidado.
El equipo de investigación analizó datos de casi 15.000 pacientes con diferentes tipos de hemorragias cerebrales registrados en el sistema de seguros de Medicare entre 2008 y 2018. Para garantizar la validez de los resultados, se excluyeron las hemorragias causadas por traumatismos craneoencefálicos, centrándose exclusivamente en aquellas que ocurrieron de manera espontánea. Los investigadores encontraron que, en un promedio de 5,6 años tras el episodio hemorrágico, la incidencia de un primer diagnóstico de demencia se duplicó en comparación con un grupo de control de más de dos millones de personas que no habían experimentado una hemorragia.
Estos resultados refuerzan hallazgos previos que han vinculado los eventos vasculares cerebrales con el deterioro cognitivo progresivo. Un estudio realizado en Dinamarca con registros médicos reveló que el 11,5% de los pacientes que sufrieron hemorragias intracraneales desarrollaron demencia, lo que representó un aumento de 2,5 veces en comparación con la población general. En contraste, los accidentes cerebrovasculares isquémicos incrementaron el riesgo de demencia en aproximadamente 1,7 veces.
Las razones detrás de esta conexión aún no están completamente esclarecidas, pero los investigadores plantean varias hipótesis. El Dr. Santosh Murthy, profesor asociado de neurociencia en el Feil Family Brain & Mind Research Institute y coautor del estudio, explicó que una posibilidad es que las hemorragias intracraneales contribuyan al desarrollo de la demencia a través de la acumulación de beta amiloide, una proteína vinculada con la enfermedad de Alzheimer, tanto en el cerebro como en los vasos sanguíneos. Esta acumulación puede alterar el funcionamiento normal del cerebro y facilitar el deterioro cognitivo. Otra teoría sugiere que los mismos factores subyacentes que aumentan la susceptibilidad a las hemorragias, como el daño crónico a los vasos sanguíneos cerebrales, también predisponen al desarrollo de demencia.
Ante estos hallazgos, los expertos destacan la necesidad de considerar las implicaciones clínicas y terapéuticas de esta asociación. “Si cada vez hay más evidencia de que la demencia puede aparecer después de una hemorragia, debemos replantearnos estrategias de manejo a largo plazo”, comentó el Dr. Murthy. Una de las preocupaciones emergentes es la seguridad de los tratamientos anti-beta amiloide, empleados en la enfermedad de Alzheimer, en pacientes con antecedentes de hemorragias intracraneales, un tema que, según los investigadores, debería ser prioritario en futuras investigaciones.
Dado que los avances médicos han mejorado las tasas de supervivencia de quienes sufren hemorragias intracraneales, los investigadores enfatizan que es fundamental profundizar en la comprensión de cómo estos episodios afectan los diferentes subtipos de demencia. A medida que se desarrollen nuevos tratamientos, será crucial evaluar su impacto en la calidad de vida y la función cognitiva de estos pacientes.
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