TDAH: Científicos exploran conexión de los chiles con el intestino y el cerebro
Investigadores exploran cómo los compuestos bioactivos de los chiles podrían influir en el microbioma intestinal y mejorar síntomas del TDAH
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Crédito: STXfilms
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una afección neuropsiquiátrica que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizándose por impulsividad, inatención y una actividad excesiva. Aunque tradicionalmente se trata con fármacos como el metilfenidato y la atomoxetina, estos pueden causar efectos adversos, lo que ha impulsado la búsqueda de nuevas alternativas terapéuticas. Recientes investigaciones han señalado que la alimentación y la salud intestinal podrían desempeñar un papel crucial en la regulación de los síntomas del TDAH, y dentro de este enfoque, los chiles han surgido como un posible aliado.
El microbioma intestinal, compuesto por billones de microorganismos que habitan el tracto digestivo, ha sido ampliamente estudiado por su influencia en la salud física y mental. Se ha establecido una conexión bidireccional entre el intestino y el cerebro, denominada eje intestino-cerebro, en la que la composición de la microbiota puede afectar la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, claves en la regulación del estado de ánimo y la atención. Estudios han mostrado que los pacientes con TDAH presentan una menor diversidad microbiana y una reducción de bacterias beneficiosas como Lactobacillus, lo que podría estar vinculado con la hiperactividad y otros síntomas de la enfermedad.
Los chiles contienen compuestos bioactivos como ácidos grasos, vitamina C y capsaicina, los cuales pueden influir en la microbiota intestinal y, potencialmente, mejorar la función cerebral. La capsaicina, responsable del picor característico de los pimientos, ha demostrado atravesar la barrera hematoencefálica y actuar sobre el sistema nervioso a través del receptor TRPV1, localizado en regiones cerebrales involucradas en la atención y el control de impulsos. Además, se ha observado que puede reducir la neuroinflamación y el estrés oxidativo, factores que contribuyen a la patología del TDAH.
Por otro lado, la vitamina C presente en los chiles juega un papel crucial en la modulación del sistema inmunológico y la síntesis de neurotransmisores. Investigaciones han sugerido que este nutriente favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino, lo que podría traducirse en mejoras en la salud cerebral. Adicionalmente, los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), como los omega-3 y omega-6, también presentes en los chiles, han sido relacionados con beneficios cognitivos y una mayor producción de metabolitos que apoyan el equilibrio del microbioma.
Si bien estos hallazgos son prometedores, los científicos advierten que aún no hay evidencia clínica concluyente que demuestre que el consumo de chiles pueda ser un tratamiento efectivo para el TDAH. La mayoría de los estudios se han realizado en modelos animales o en cultivos celulares, y se necesitan ensayos clínicos rigurosos en humanos para confirmar su eficacia y seguridad. Además, la ingesta excesiva de capsaicina podría tener efectos adversos como irritación gastrointestinal o neurotoxicidad, lo que subraya la importancia de determinar dosis seguras para su posible aplicación terapéutica.
El interés en la relación entre alimentación, microbioma intestinal y trastornos neurológicos está en aumento, y los chiles representan una vía de investigación que podría abrir nuevas oportunidades en el tratamiento del TDAH. Sin embargo, hasta que se obtengan resultados concluyentes en ensayos clínicos, su consumo debe considerarse solo como un complemento dentro de una dieta equilibrada y no como una solución definitiva para esta condición.
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