Con todo y seguro, latina tendrá que endeudarse para reconstruir su hogar que perdió con los incendios

Leticia Serafín ya llevaba viviendo en Altadena un cuarto de siglo

Leticia Serafín contempla los escombros a los que quedó reducida su casa.

Leticia Serafín contempla los escombros a los que quedó reducida su casa. Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Cuando comenzó el incendio Eaton, las dos hijas de Leticia Serafín entraron en pánico, prepararon las maletas y se alistaron para huir en cualquier momento, pero la madre se mantuvo tranquila.

“Escucha, mantén la calma. Todo va a salir bien. Es solo otro pequeño incendio y se controlará. Todo va a salir bien”, dijo Serafin a sus hijas a las 6 p.m, del martes 7 de enero.

Momentos después se fue la luz y a las 4 de la mañana sus hijas evacuaron con sus mascotas, mientras Serafín empacaba una bolsa de documentos personales, otra de documentos de trabajo y una tercera para un cambio de ropa.

La madre, que tiene 50 años de edad, fue a un centro de recursos de apoyo para comer y bañarse, luego fue a la casa de una amiga en Pasadena, misma que la llevó a ver su hogar que estaba completamente en llamas.

“Regresamos a la casa de mi amiga y lloré como por una hora. Trabajé muy duro por mi hogar, por mis hijos. Ahí se fueron todos nuestros recuerdos. Fotos que teníamos de nuestros padres, abuelos, muchas generaciones que se fueron”, dijo la madre latina.

Hace 25 años cuando Serafín se mudo a Altadena no estaba muy enamorada del área. Ella sentía que la zona era muy concurrida y con mucho tráfico a comparación de la vida que conocía anteriormente cuando vivía en un sitio más tranquilo y privado en una calle cerrada.

“Poco a poco aprendí a amar el área y en lugar de verlo solo como otra casa, se convirtió en mi hogar”, dijo la madre latina. “Vinieron más niños, dos más; así que nacieron y crecieron aquí. Ahora amo a mi comunidad porque de alguna manera, todo el mundo sabe de ti sin conocerte personalmente”.

Para Serafín y sus hijos, la comunidad es tan unida que se siente como una familia donde una caminata se convierte en un ola de saludos. 

“A medida que las personas mayores envejecen, ya no las ves y te preguntas qué les pasó?”, dijo la residente de Altadena. “Te das cuenta de que se han ido y sientes la pérdida como si un miembro de la familia se hubiera ido”.

Serafín afirma que va hacer todo lo necesario para reconstruir su casa en su propiedad, aunque desafortunadamente tendrá que endeudarse inesperadamente para cubrir todo el costo.

“Afortunadamente, siempre digo que no soy tan joven ni tan vieja para poder trabajar un par de años más, pero me imagino a la gente de Altadena con 70, 80, 90 años”, dijo la latina. “Y qué tal si no tienen familia”.

Uno de los mayores retos ha sido navegar la burocracia de las instituciones, ya que para la mayoría de residentes es la primera vez que todos han experimentado una tragedia de tal nivel.

Esto incluye lidiar con contratistas, hacer papeleo para el seguro y asegurar que está tomando todos los pasos para poder construir su casa de forma correcta.

Cuando fue al centro de recursos, Serafín se sintió abrumada con tantas personas y tantos diferentes servicios. Por suerte un trabajador en el centro caminó con ella y le explicó todos los servicios disponibles, pero subraya que tal vez otras personas en su comunidad no hayan recibido el mismo trato. 

Además, sugiere que las demás personas se preparen y tengan un seguro de vivienda listo.

“A las personas que son propietarios de una vivienda y no tienen que lidiar con este problema, les sugiero que revisen su póliza”, dijo la madre. “Si no es alta, aumenta la póliza, no importa si van a pagar más dinero al mes, pero será mejor porque se ocuparán de sus necesidades”.

Aunque tenía la oportunidad de aplazar los pagos de su casa, Serafín aún optó por mantener su pago mensual porque no quiere batallar después.

“El seguro ya ha pagado algunas de las cosas que se perdieron y la vivienda, pero yo soy pobre, aunque haya recibido todo ese dinero. No podré disponer de él”. 

La madre, víctima del incendio, expresó que iba a usar el dinero para reconstruir su casa, así que debería tener cuidado para saber en que se lo gasta.

La familia de Serafín, que incluye a su hijo Armando, Brenda y Christina Mendoza, siempre fue unida, pero la tragedia les ha enseñado otra forma de ver la vida.

“Siempre han sido humildes, pero la tragedia les ha enseñado a apreciar la vida, valorar lo que tienen ahora y cada momento que respiran”, dijo la madre.

Por ahora Brenda, Christina y Serafín se están quedando con familiares en el condado de Orange, pero de vez en cuando la madre y algunos de sus hijos regresan para seguir adelante con la reconstrucción de su hogar.

Para Brenda, el duelo de la pérdida del hogar donde creció es tan fuerte, que hasta la fecha no ha podido ver la propiedad ni en fotos.

“Será parte de la historia”, dijo Serafín. “Un día, de alguna manera, dentro de 20 años, estaremos aquí recordando lo vivido y diremos: oye, yo fui parte de eso”. 

Para ayudar 

La familia abrió una cuenta de gofundme para ayudar a pagar los gastos que se han ido generando para la reconstrucción de su casa. Para ayudar, visite el portal y escriba: Help Leticia Serafín After Eaton Fire.

En esta nota

Incendios Latinos
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain