La marcha del sábado, preludio de un movimiento de Resistencia
Decenas de miles marcharon en Los Ángeles contra la presidencia de Trump y las acciones de Musk

Angelinos marchan en LA contra el presidente Trump y sus políticas. Crédito: EFE | EFE
Este sábado 5 de abril de 2025 fue el día en que la resistencia al gobierno de Donald Trump levantó cabeza en nuestro país. En todos los estados, en centenares de ciudades, se produjeron manifestaciones coordinadas con la participación de centenares de miles de ciudadanos.
Fueron la respuesta a los deseos de millones de estadounidenses de que las gotas de resistencia que existían hasta este momento se conviertan en una lluvia fuerte, una lluvia que nadie pueda ignorar. Como en la antigua frase “when it rains, it pours”, solo que al revés. A partir de ahora, posiblemente, quizás, la lluvia benefactora de la protesta se consolide.
Estuve en uno de los eventos más nutridos, el de Downtown Los Ángeles.
Me llamaron poderosamente la atención unas características que no había notado en marchas, protestas y manifestaciones anteriores que cubrí para el diario y que fueron de inmigración o de sindicatos. Especialmente en comparación con las que protagonizaron los latinos.
Se comenzaron a hacer notar mientras caminábamos desde el estacionamiento al predio de la Plaza Pershing donde se concentraba el gentío. Caminaban con nosotros personas mayores, parejas con niños, pequeños grupos entusiastas, vestidos de verano, como para un picnic, y muchos – muchísimos – llevando en lo alto y con orgullo sus pancartas, desde centenares de metros del inicio de la marcha.
Cada pancarta era distinta. Cada cartel, “hecho en casa”. Cada texto, una creación de la imaginación y el humor.
Estos carteles, que detallo abajo, fueron protagonistas en la protesta.
Y por supuesto, los actores principales fueron, los que caminaban bajo diferentes consignas.
El grupo de varios miles comenzó a moverse subiendo la colina donde está la municipalidad de la ciudad con media hora de atraso y deteniéndose sin que se sepa el porqué.
Quizás los participantes se detenían en los semáforos, como buenos ciudadanos.
Porque eso caracterizó al gigantesco grupo: eran buenos ciudadanos. Pero también eran casi todos, blancos. O como dice el Censo: “blancos no latinos”.
Porque en la manifestación de este sábado, latinos no hubo.
Algunos, quizás, sí, pero pocos. Poquísimos. Los migrantes estuvieron allí solo en consignas que pedían que estén protegidos.
No estuvieron las organizaciones latinas.
John Grant, quien ha sido líder sindical por muchos años y hoy es comisionado de la ciudad, se disculpa en nombre de los sindicatos, porque uno solo se presentó como tal, el de utileros de los espectáculos, y aunque halló varios compañeros en el gentío, habían llegado por su cuenta.
¿Recuerdan las marchas migrantes de 2006. Eran centenares de miles, un gentío de familias latinas con sus camisetas blancas. Con consignas comunes, acordadas… “El pueblo, unido…” Aquí esa frase se dijo solamente en inglés y por corto tiempo.
No estuvieron presentes esta vez.
¿Las banderas? Contrariamente a las marchas latinas, hubo solo dos banderas mexicanas desplegadas pero sí varias palestinas y otras de este, nuestro país, solo que – con una excepción – iban al revés, contrario a la legislación (aunque no ejecutable), lo que significa una “señal de extrema necesidad en caso de peligro extremo para la vida o la propiedad”. Exactamente eso.
Muy cerca de quienes piden justicia para Palestina, un señor mayor reza una plegaria judía y contornea su cuerpo en dirección al oriente, a Jerusalén.
La marcha convocada por el grupo 50501 no pareció muy bien organizada. Pero no fue caótica, porque quienes participan en estas acciones son pacíficos. Hasta mansos.
Por eso no hubo en la calle casi policías, (quizás los policías antimotines, los de a caballo o en motocicletas, estaban ocultos, a algunas cuadras, como en otras veces) con excepción de algunos que facilitaron el tránsito.
Por eso, todo estuvo en orden. Pero, ¿organización? No hubo.
Y eso fue bueno.
¿Por qué? Porque este es el principio. Porque posiblemente a partir de este momento las organizaciones se consolidarán, los objetivos y las consignas serán más claros, la coordinación – que fue excelente al permitir centenares de eventos simultáneos en todo el país – aumentará aún más, las posiciones serán coordinadas.
¿Qué más? La inspiración, la ingenuidad de las pancartas. Esto es lo que la gente mostraba tras haberse preparado en el calor de su casa antes de salir.
Fue algo risueño: la gente iba muy orgullosa con sus carteles, mostrandolos unos a los otros, en un acto de ternura casi infantil. Ojalá que esa ternura prevalezca y no le dé lugar al cinismo y la desesperanza.
¿Y los líderes? ¿Quién está al frente? Alguien habló en City Hall, una concejala, organizadores, pero no fueron suficiente. Porque este movimiento, hasta la semana pasada no tenía líder, aunque muchos sintieron hasta cariño por el senador demócrata por Vermont Bernie Sanders que va de ciudad en ciudad levantando aplausos y clamores de resistencia.
Pero ahora el movimiento tiene, si no un líder, un héroe: Cory Booker, el senador demócrata por New Jersey.
Booker habló en el senado la semana pasada durante 25 horas y 30 minutos, quebrando el récord de 1957 del racista Strom Thurmond, que habló por 24 horas y 18 segundos, que lo hizo para impedir que se votara la Ley de Derechos Civiles. Y criticó duramente al gobierno de Donald Trump.
Siguió a la hazaña una cobertura periodística impresionante. Político señaló meticulosamente el récord – una costumbre estadounidense típica – NPR describió el momento en que se quebró. y el New York Times cita: Por fin algo de fuego.
Así lo sintieron también algunos de los participantes. Una pancarta dice “Lo que dijo Cory”. Otra simplemente lleva su nombre. Fue el único nombre mencionado, a excepción de… Trump y Elon Musk.
Los carteles
Terminada la marcha algunos colgaron sus carteles en un sitio de construcción, para que otros los vean: “Mantén tus pequeñas manos alejadas de mis derechos”; “Detengan la crueldad”; “Judíos contra el fascismo”; “El odio no nos hará grandes”; en español “¿Dónde están? con las fotos de detenidos por la policía de inmigración; “Resiste: somos más que ellos”; también en español “Chinga tu migra, Donald Trump”, un lema que viene del primer gobierno del Presidente;
Y el título oficial de la marcha: “Hands off!” – Quita tus manos. Como “Quita tus manos de Social Security”. En otro cartel la lista es larga: “Quita tus manos de nuestro cuerpo; la educación pública, los inmigrantes, investigación médica, salud pública, bibliotecas, datos personales”. “Si el Congreso no… nosotros, el pueblo, sí”. En español: “El pueblo unido defenderá a las familias migrantes”, sin decir cómo. “Barre la basura y no a la gente”. “Este es un momento moral, no es izquierda contra derecha, es lo correcto contra lo erróneo”.
Otros, “No a la oligarquía”. Con el dibujo de un pingüino, “f… your tariffs” en alusión a la decisión del Presidente de imponer aranceles a una isla deshabitada por humanos.
“No a los reyes, no al fascismo”. “Levántate y anda por la justicia”. Varios: “esto es un golpe de estado”. “Republicanos de la Cámara baja y el Senado, la historia fija sus ojos en ustedes”.
Una pareja de payasas recorre la calle haciendo ruidos… en la Calle 5ta. alguien finalmente iza un muñeco inflado, de los que abundan en los desfiles de Macy en Nueva York cada primero de enero. Pero este es de Trump y es repelente. Seguramente, a propósito.
Finalmente: “Cómete a los ricos, los comestibles (groceries) son muy caros”.
Esa fue la primera marcha multitudinaria contra Trump, que asumió el poder hace menos de tres meses.
(*) Gabriel Lerner es editor Eméritus de La Opinión.