Los microplásticos podrían provocar el envejecimiento prematuro de las células
Científicos alertan sobre posible vínculo entre microplásticos y envejecimiento celular, señalando efectos dañinos en las mitocondrias y la salud a largo plazo

La mayoría de estos plásticos terminan descomponiéndose en partículas diminutas que se esparcen por todo el planeta, infiltrándose en el aire, el agua y los alimentos. Crédito: Andrzej Rostek | Shutterstock
Un número creciente de investigaciones está comenzando a conectar la exposición prolongada a partículas plásticas con procesos biológicos vinculados al envejecimiento. En particular, científicos han identificado que tanto los microplásticos como los nanoplásticos podrían estar interfiriendo con funciones celulares esenciales, generando preocupación en la comunidad médica y ambiental.
Aunque aún no se han confirmado todos los mecanismos, los estudios iniciales sugieren que estas diminutas partículas podrían contribuir al deterioro progresivo del cuerpo humano.
Las personas se exponen cotidianamente a microplásticos a través de objetos tan comunes como textiles sintéticos, envases de alimentos, productos cosméticos e incluso en el agua potable.
Los nanoplásticos, de tamaño aún menor, pueden pasar desapercibidos en ambientes tan habituales como el polvo doméstico. La inquietud radica en que estas partículas, al ser tan pequeñas, tienen la capacidad de penetrar en el cuerpo humano y posiblemente alojarse en diversos órganos por años, sin que se conozcan del todo sus efectos acumulativos.

Uno de los aspectos es el impacto potencial sobre las mitocondrias, las “centrales energéticas” de las células. Estos orgánulos no solo generan energía, sino que también participan en procesos cruciales como la regulación del metabolismo celular y la eliminación de desechos.
Alteraciones en su funcionamiento pueden tener consecuencias graves, ya que son consideradas marcadores importantes del envejecimiento saludable. Los investigadores advierten que si los microplásticos interfieren en la eficiencia mitocondrial, podrían desencadenarse respuestas inflamatorias crónicas o estrés oxidativo, condiciones frecuentemente asociadas con el envejecimiento y enfermedades degenerativas.
Este fenómeno ha captado la atención de especialistas como Tan Ma, del Instituto de Investigación Ambiental de Beijing, quien ha participado en recientes estudios que exploran cómo los plásticos interactúan con los sistemas celulares.
Sus investigaciones analizan la forma en que estas partículas ingresan a las células, alterando rutas metabólicas normales y debilitando los mecanismos que mantienen el equilibrio interno. Este tipo de disfunción, a largo plazo, podría explicar una aceleración en el deterioro corporal observado en algunas condiciones de la vejez.
Estándares más estrictos en la fabricación y el uso de plásticos
A pesar de que aún se desconoce si los microplásticos pueden atravesar barreras como la hematoencefálica —un punto crítico para determinar riesgos neurológicos—, los expertos coinciden en que ya existen motivos suficientes para ampliar las investigaciones.
La científica Sherri Mason, reconocida por su trabajo sobre contaminación plástica, subraya que estas partículas se desplazan por el cuerpo, pero aún falta entender su impacto real en tejidos sensibles.

El debate también ha llegado al ámbito de la salud pública y las políticas ambientales. Si bien los datos actuales no son concluyentes, su potencial relevancia ha motivado llamados para establecer estándares más estrictos en la fabricación y el uso de plásticos, especialmente los de un solo uso.
Algunos expertos recomiendan medidas personales como filtrar el agua y preferir productos reutilizables para minimizar el contacto directo, al menos mientras la ciencia ofrece respuestas más definitivas.
En paralelo, laboratorios de distintos países están colaborando para trazar con mayor precisión las rutas que siguen estas partículas dentro del organismo. El objetivo es observar a lo largo del tiempo cómo afectan la función celular en diferentes órganos y si existe una relación directa entre su acumulación y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, neurológicas u otras asociadas con el envejecimiento.
Con una población mundial cada vez más longeva, comprender los factores que inciden en la calidad de vida durante la vejez se ha vuelto prioritario. El papel de los plásticos como agentes potencialmente dañinos representa un nuevo y desafiante frente en la investigación biomédica.
En un contexto donde los residuos sintéticos siguen en aumento, los científicos insisten en que conocer cómo influyen estos materiales en la biología humana podría ser clave para prevenir futuras crisis de salud.
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