¿Dónde vivirán nuestros hijos? Un llamado de una madre por nuestro futuro
El cambio climático y la degradación ambiental ya están alterando nuestras vidas cotidianas, y las políticas que se están impulsando hoy solo empeoran la crisis

La crisis climática no son sólo las emisiones de carbono y las temperaturas en aumento. Crédito: AP
Como madre de una niña de ocho años, cada día la miro a los ojos y me pregunto: ¿Dónde vivirá mi hija cuando crezca? Es una pregunta cargada de amor y urgencia—no solo como madre, sino como defensora de la justicia, incluida la justicia ambiental para comunidades como la mía.
El mundo que mi hija heredará está bajo amenaza. El cambio climático y la degradación ambiental ya están alterando nuestras vidas cotidianas, y las políticas que se están impulsando hoy solo empeoran la crisis.
El panorama político actual sigue negando la ciencia climática y desmantelando protecciones vitales para el aire, el agua y la tierra. Estas decisiones no son solo políticas; tienen consecuencias reales y dañinas. Por ejemplo, los vecindarios latinos tienen más probabilidades de estar cerca de sitios ambientalmente peligrosos o con mala calidad del aire, lo que aumenta el riesgo de asma, golpes de calor y otros problemas de salud.
Mi hija está creciendo en un mundo donde las olas de calor extremo, las inundaciones y los incendios forestales son cada vez más comunes. No se trata de escenarios futuros: ya es nuestra realidad. Y por eso me vuelvo a preguntar: ¿Dónde vivirán nuestros hijos?
La crisis climática no son sólo las emisiones de carbono y las temperaturas en aumento. Se trata de justicia—del derecho a respirar aire limpio, beber agua segura y vivir en un entorno sano, sin importar el código postal o los ingresos de una familia. Las comunidades de color y las familias de bajos recursos han soportado por mucho tiempo la carga de la contaminación, y eso debe cambiar.
Como madre, siento miedo y urgencia. Pero más que nada, siento un llamado a actuar. Porque en este momento no solo se trata de enfrentar una crisis, sino de construir un futuro digno. Y eso requiere que todos y todas participemos, desde ahora.
Aquí hay algunas formas de empezar:
– Eduquemos a nuestros hijos: Enseñémosles el valor de cuidar la Tierra y el poder de participar en su comunidad.
– Vivamos con conciencia: Tomemos decisiones sostenibles, como reducir residuos y conservar energía.
– Apoyemos a las organizaciones locales: Respalda a quienes luchan por la justicia climática desde y para nuestras comunidades.
– Alcemos la voz: Exijamos energías limpias, infraestructura resiliente y protecciones ambientales. Pongamos presión a nuestros representantes.
– Votemos por el cambio: Elijamos líderes que prioricen la salud pública y el medio ambiente.
Este es un momento decisivo. El tiempo de actuar no es dentro de unos años, es hoy. Cada política por la que luchamos y cada comunidad que protegemos contribuye a un futuro más saludable para nuestros hijos.
Tenemos una decisión que tomar: ¿Nos levantaremos a enfrentar este desafío, o dejaremos que la inacción defina el mañana de nuestros niños?
La pregunta persiste: ¿Dónde vivirán nuestros hijos? A través de nuestro voto, nuestras voces y nuestros valores, debemos construir la respuesta. Nuestros niños y niñas merecen un mundo donde puedan respirar tranquilos, tomar agua limpia y crecer con bienestar. Y debemos hacer todo lo posible para lograrlo.
(*) Giselle Gasca es Gerente Regional de Poder Latinx y vive en Visalia, California.