Más Tesla, menos política: Elon Musk ya decidió
Elon Musk ha dado señales de rectificación: volverá a enfocarse en la compañía automotriz, sin romper del todo sus vínculos con Washington

El Tesla Cybercab. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía
Durante el primer trimestre de 2025, Tesla enfrentó una de las etapas más complicadas de su historia reciente. No solo por el fuerte retroceso en sus cifras económicas, sino por el creciente malestar entre clientes e inversores ante la creciente implicación de Elon Musk en los asuntos del gobierno de Donald Trump.
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La combinación de decisiones políticas controvertidas y resultados financieros decepcionantes obligó a un viraje: Musk anuncia que reducirá drásticamente su participación en la esfera pública para concentrarse de nuevo en Tesla, su empresa insignia.
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Tesla registró ingresos de $19,335 millones de dólares, lo que representó una caída del 9% respecto al mismo periodo del año anterior. El beneficio neto se desplomó un 71%, hasta los $409 millones de dólares.
La contracción también se vio reflejada en el resultado bruto de explotación, que bajó un 17% y se situó en $2,814 millones de dólares.
Estos números reflejan tanto una caída en las ventas (13%) como los efectos de una política de reducción de precios, implementada para estimular la demanda en un mercado cada vez más competitivo.
Pero más allá de los números, el clima de incertidumbre se agudizó por la creciente exposición política del fundador de Tesla. Desde enero, Elon Musk ha participado activamente en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Donald Trump para racionalizar el gasto público y centralizar funciones gubernamentales.
En sus funciones como “empleado especial del Gobierno”, Musk no solo tuvo acceso a información clasificada, sino que fue visto como uno de los arquitectos detrás de recortes masivos en organismos federales.
Este vínculo generó controversia. Algunas protestas frente a concesionarios de Tesla y llamados al boicot por parte de asociaciones pro derechos civiles marcaron el inicio de año.

Las acciones de la compañía reflejaron ese malestar, con caídas importantes tras los primeros informes de resultados. Analistas coinciden en que el ruido político afectó la reputación de Tesla, un hecho que incluso Musk terminó reconociendo.
Durante una reciente llamada con inversores, el empresario declaró: “Mi prioridad será Tesla”, asegurando que su implicación con el DOGE se limitará a “uno o dos días por semana” a partir de mayo.
Esta declaración impulsó el valor de las acciones un 8% en operaciones tras el cierre, estabilizándose en una ganancia del 5% al día siguiente.
Tensión en el frente político
Desde su designación como asesor gubernamental, Musk participó en decisiones de alto perfil: eliminación de programas de diversidad, fusión de agencias regulatorias y revisión de contratos federales de gran envergadura.
Aunque su labor fue defendida por Trump, quien dijo recientemente que: “Elon hace un gran trabajo, pero tiene que volver a sus empresas”, la presión mediática y del mercado terminó inclinando la balanza.
Según Musk, la misión gubernamental no ha sido en vano: “Reducir el déficit insano que arrastra a EE. UU. hacia la destrucción es una tarea vital. Ya hemos conseguido avances reales contra el despilfarro y el fraude”, dijo ante analistas. Reconoció que su implicación tuvo un costo reputacional, pero justificó su paso por el DOGE en términos de responsabilidad cívica: “Si EE. UU. cae, todos caeremos con él”.
No obstante, su cambio de postura sugiere una corrección de rumbo, más alineada con la necesidad de estabilizar Tesla en un entorno cada vez más volátil.
Tesla: planes de futuro pese al golpe
Pese al traspié del primer trimestre, Tesla mantiene activos sus planes de expansión. Musk confirmó que la compañía trabaja en un modelo más asequible, cuya producción arrancará en la primera mitad de 2025.
Además, anunció el despliegue inicial de su servicio de robotaxis en junio, comenzando en Austin, Texas. Estas iniciativas forman parte de una estrategia para diversificar ingresos y recuperar el dinamismo que caracterizó a la empresa en años anteriores.

“Aunque hayamos encontrado baches, la meta es clara: una ‘ciudadela en la colina’ que simbolice nuestro futuro”, afirmó Musk, haciendo alusión a su visión de Tesla como estandarte de la movilidad eléctrica global.
El proyecto del robotaxi, respaldado por la creciente inversión de Tesla en inteligencia artificial y redes neuronales, podría convertirse en uno de los hitos tecnológicos más importantes de la compañía en años.
A esto se suma la promesa de una nueva arquitectura de baterías que reduciría los costes de producción, permitiendo finalmente el lanzamiento de vehículos eléctricos verdaderamente asequibles.
Recuperar la confianza, una prioridad para Elon Musk
La estrategia de Musk para recomponer el daño incluye más visibilidad dentro de Tesla y una renovación del liderazgo intermedio. Se espera que en los próximos meses se anuncien cambios en áreas clave como operaciones globales y relaciones públicas, buscando restaurar la confianza entre consumidores y accionistas.
El compromiso con la sostenibilidad y la innovación sigue siendo el núcleo de la narrativa de Tesla, pero el reto será recuperar credibilidad y marcar distancia con los vaivenes políticos. En ese sentido, las palabras de Musk tienen un peso simbólico importante: “Seguiré apoyando la reducción de aranceles mientras sea útil, pero mi prioridad será fortalecer la movilidad eléctrica”.
¿Viene una nueva etapa?
El movimiento de Musk puede interpretarse como el inicio de una nueva etapa, en la que la compañía buscará aislarse del ruido político y reconectarse con su base de seguidores, marcada por una fuerte vocación tecnológica. El tiempo dirá si este ajuste estratégico llega a tiempo para frenar el desgaste de marca que Tesla ha sufrido en los últimos meses.
Por lo pronto, los mercados parecen responder positivamente, y los planes de futuro ofrecen un respiro a una compañía que aún lidera el mercado global de vehículos eléctricos, pero que no puede permitirse más distracciones.
Si Musk mantiene el compromiso declarado, Tesla podría retomar el impulso necesario para consolidar su visión: ser no solo el presente, sino también el futuro de la movilidad global.
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