Ford eleva precios por aranceles: Mach-E, Maverick y Bronco
La medida, vigente desde el 2 de mayo, impactará directamente al consumidor y anticipa una reacción en cadena en la industria automotriz

Otro ángulo del 2024 Mustang Mach-E. Crédito: Ford. Crédito: Cortesía
La tensión comercial entre Estados Unidos y sus socios ha vuelto a golpear el bolsillo de los consumidores. Esta vez, la automotriz Ford ha sido la primera entre las grandes compañías en tomar una decisión drástica: incrementar el precio de tres de sus modelos más populares, todos fabricados en México.
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El Mustang Mach-E, la Maverick y el Bronco Sport verán aumentos de hasta $2,000 dólares, una medida que se comenzó a aplicar el 2 de mayo.
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La causa: los aranceles del 25% impuestos por el gobierno estadounidense a los vehículos importados, que afectan de forma directa a cerca de 8 millones de unidades que llegan cada año desde el extranjero.
Ford, que ensambla estos tres modelos en territorio mexicano, ha decidido no asumir la totalidad del sobrecosto y trasladar una parte al consumidor.
Ajuste obligatorio ante un escenario económico adverso
De acuerdo con un reporte de Reuters, Ford se convierte en pionera entre los fabricantes norteamericanos al reaccionar tan rápidamente ante las tarifas. El movimiento, aunque arriesgado, busca proteger la rentabilidad de sus operaciones y mantener sus márgenes en un contexto de creciente presión.
La empresa estima que los aranceles generarán un sobrecosto de $2,500 millones de dólares en 2025, cifra que amenaza con desequilibrar su planeación financiera si no se toman medidas correctivas.
Una de las tácticas para reducir el golpe ha sido redirigir algunos vehículos hacia Canadá mediante transportistas especializados, lo cual ayudaría a mitigar alrededor de $1,000 millones de dólares del impacto.
No obstante, el resto recaerá directamente sobre los consumidores que adquieran unidades producidas después del 2 de mayo, las cuales comenzarán a llegar a los concesionarios a partir de finales de junio.
Tres modelos clave, tres incrementos sensibles
Los modelos afectados por el ajuste no son marginales: son piezas clave en la estrategia de producto de Ford.
El Mustang Mach-E, un SUV totalmente eléctrico que ha sido fundamental para la transición de la marca hacia la movilidad sustentable, combina tecnología avanzada con un diseño atrevido. Su popularidad ha sido clave para captar a un nuevo público interesado en el rendimiento sin emisiones.

El Maverick, por su parte, es una pick-up compacta con gran aceptación entre conductores urbanos, gracias a su eficiencia y precio accesible. Su versatilidad y bajo consumo la han convertido en una de las opciones preferidas para quienes buscan un vehículo práctico sin perder capacidades.
Finalmente, el Bronco Sport, con su estética todoterreno y espíritu aventurero, ha conquistado tanto a entusiastas del off-road como a compradores que desean un SUV robusto con estilo.
Todos estos modelos verán incrementos de hasta $2,000 dólares, lo que podría afectar su posicionamiento en un mercado donde el precio promedio de un auto nuevo ronda los $50,000 dólares.
Producción local: una ventaja relativa
Aunque Ford se ve obligado a subir precios, parte de su fortaleza radica en su volumen de producción dentro de Estados Unidos. Según un análisis de Barclays, el 79% de los vehículos que Ford vende en territorio estadounidense son ensamblados localmente.
Esta cifra le otorga una ventaja importante frente a otros fabricantes, como General Motors, que produce solo el 53% de sus unidades dentro del país.
Sin embargo, el hecho de que modelos como el Maverick se fabriquen exclusivamente en México representa un flanco vulnerable. Cualquier modificación en la política arancelaria impacta directamente en su rentabilidad o en el precio final que paga el consumidor.
Un desafío compartido en la industria automotriz
Ford no está sola en este dilema. Otras compañías ya sienten la presión de los aranceles. General Motors enfrenta un impacto estimado de entre $4,000 y $5,000 millones de dólares, y se espera que eventualmente también transfiera parte de ese costo a sus compradores.
En Europa, fabricantes de lujo como Porsche y Audi han advertido sobre ajustes de precios en sus modelos exportados a Norteamérica. BMW, por su parte, mantiene una visión más optimista y confía en una posible flexibilización de los aranceles a partir de julio, lo que reduciría el impacto económico para sus operaciones.

Consumidores frente a un nuevo umbral de precios
El aumento anunciado por Ford llega en un momento complejo para el mercado automotriz. La inflación, el encarecimiento del crédito y la desaceleración económica han creado un entorno difícil para quienes desean comprar un auto nuevo. Aumentos de $2,000 dólares pueden ser decisivos en la elección del consumidor promedio.
Además, los analistas proyectan un posible descenso en las ventas si las tarifas persisten. Algunas estimaciones indican que las ventas de vehículos podrían reducirse en más de un millón de unidades al año en Estados Unidos, una caída significativa que encendería las alarmas del sector.
¿Qué dicen los expertos?
“La industria está entrando en un periodo de reajuste forzado. Las automotrices tendrán que decidir entre recortar márgenes, reducir producción o trasladar el costo al cliente. Ford ha optado por esta última, al menos en estos tres modelos clave”, comenta un analista de Barclays.
Desde Ford, la decisión se presenta como una respuesta inevitable. “Estos incrementos reflejan los nuevos costos derivados de los aranceles y están alineados con nuestro compromiso de mantener la calidad y confiabilidad de nuestros vehículos”, afirman desde la compañía.
El futuro inmediato: más aumentos en el horizonte
Con los aranceles aún vigentes y sin señales claras de que vayan a ser eliminados a corto plazo, es probable que otras marcas sigan el ejemplo de Ford.
Aunque General Motors ha evitado aumentos inmediatos, la presión económica se acumula, y las decisiones de hoy podrían cambiar en semanas.
En este escenario, los consumidores se verán forzados a reevaluar sus prioridades: pagar más por un vehículo fabricado en México o buscar alternativas producidas localmente, si es que las hay en el mismo segmento.
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