Casi 19 millones de niños estadounidenses tiene un padre con trastorno por consumo de sustancias
Uno de cada cuatro niños en EE. UU. vive con un padre con adicción, lo que plantea serios riesgos de salud y bienestar para millones de menores

El estudio es una advertencia sobre cómo la adicción se filtra en el tejido más vulnerable de la sociedad la infancia. Crédito: monticello | Shutterstock
Una realidad ha salido a la luz en Estados Unidos, casi 19 millones de niños conviven con al menos uno de sus padres que sufre un trastorno por consumo de sustancias, según revela un nuevo estudio publicado en JAMA Pediatrics.
Esta cifra, que representa a uno de cada cuatro menores en el país, supera ampliamente las estimaciones previas y plantea interrogantes urgentes sobre cómo las políticas públicas están enfrentando este problema de salud pública.

El estudio se basa en datos de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de 2023, la cual actualizó su metodología utilizando los criterios diagnósticos más recientes del DSM-5.
En comparación con los 7 millones estimados en 2022, los casi 19 millones actuales revelan que el alcance del problema ha sido históricamente subestimado.
Sean Esteban McCabe, director del Centro para el Estudio de las Drogas, el Alcohol, el Tabaquismo y la Salud de la Universidad de Michigan y autor del estudio, subraya que una parte considerable de estos niños —7,6 millones— está expuesta a un padre con una adicción de moderada a severa.
Además, se estima que 3,4 millones viven con un progenitor que sufre de múltiples trastornos por consumo. Estos datos demuestran que no se trata solo de casos leves o esporádicos, sino de situaciones crónicas que afectan directamente el bienestar infantil.
La problemática no se limita al consumo de sustancias
Más de seis millones de estos niños también están expuestos a problemas de salud mental en sus cuidadores, una combinación que eleva significativamente el riesgo de daño físico, emocional y psicológico.
De hecho, las investigaciones han demostrado que los menores que crecen en entornos donde los padres tienen adicciones enfrentan mayores probabilidades de sufrir negligencia, vivir experiencias traumáticas como sobredosis presenciadas, sufrir accidentes por ingestas involuntarias y desarrollar trastornos mentales o adicciones en la adultez.

En algunas clínicas, como las afiliadas a Mass General Brigham en Boston, ya se están implementando sistemas de evaluación que incluyen preguntas específicas sobre el entorno familiar y el consumo de sustancias de los cuidadores. Estas herramientas permiten detectar con más claridad qué niños están en riesgo y ofrecerles apoyo desde etapas tempranas.
Sin embargo, la intervención médica no es suficiente si los padres no acceden al tratamiento. El estigma, la falta de recursos y las barreras burocráticas dificultan el acceso a programas de atención. Muchos padres, a pesar de amar profundamente a sus hijos, evitan buscar ayuda por miedo al juicio o a perder la custodia.
Por ello, especialistas abogan por enfoques integrales que incluyan educación sobre almacenamiento seguro de sustancias, prácticas de sueño seguro en bebés, y estrategias de protección como contar con cuidadores sobrios en momentos de consumo activo.
En última instancia, el estudio es más que una estadística impactante, es una advertencia sobre cómo la adicción se filtra en el tejido más vulnerable de la sociedad la infancia y sobre la urgencia de construir sistemas de salud y apoyo social capaces de proteger a estos millones de niños que, sin haber elegido esta situación, ya viven con sus consecuencias.
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