Impuesto a las remesas: ‘Es un robo disfrazado a los inmigrantes’
Aplicar un 5% adicional al envío de dinero al exterior violaría un acuerdo entre Estados Unidos y México firmado en 1994

México es uno de los países que más remesas recibe. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia
Como “un robo disfrazado” por parte de la administración Trump ha sido calificada la medida impulsada por congresistas republicanos que buscan aplicar un impuesto del 5% al envío de remesas a todo el mundo.
En el caso de México, la presidenta Claudia Sheimbaum manifestó su desacuerdo y calificó la iniciativa como anticonstitucional y discriminatoria.
El impuesto a las remesas, además, podría violar el convenio entre México y Estados Unidos para evitar la doble imposición de un impuesto y la evasión fiscal.
Este convenio, firmado en 1994, establece que los ciudadanos mexicanos que trabajan en Estados Unidos y envían remesas a México no sean gravados dos veces, primero por el impuesto sobre la renta en Estados Unidos y luego por un impuesto adicional al recibir las remesas en México.
“Sería un doble impuesto al trabajo de los inmigrantes”, señaló el economista Carlos Guamán. “Podría afectar gravemente las economías de muchos países que dependen de estas remesas”.
Al menos 40 millones de inmigrantes de Latinoamérica, Asia y África que envían remesas podrían ser perjudicados. Una cuarta parte de ellos serían los inmigrantes de origen mexicano.
Según datos del Banco Mundial, se calcula que las remesas globales a países de bajos ingresos y medios alcanzaron los $685,000 millones de dólares en 2024.
Al envío de dinero desde Estados Unidos a India, el impuesto podría extraerle unos $1,600 millones de dólares.
“Si el gobierno quiere imponer impuestos, también debe proporcionar derechos como el acceso a la ciudadanía y el cuidado médico”, argumento Luis Tadeo, un inmigrante que está protegido de la deportación, a través del programa DACA. “Los inmigrantes contribuyen con billones a la economía de Estados Unidos”.
Economías podrían desplomarse
A México, nación que recibió $64,700 millones de dólares en 2024 de los “paisanos”, la tajada que quiere imponer la administración Trump significaría unos $3,235 millones de dólares. Las remesas representan casi el 4% del PIB mexicano y se cree que afectarían significativamente a las familias.
En El Salvador, el monto de las remesas de 2024 equivalió a un total de 8,479 millones de dólares, y representan el 35% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese país, por lo que el golpe del gravamen dañaría a las familias más empobrecidas.
“Si caen las remesas, nuestros países se desploman”, vaticinó Pablo Alvarado, director de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), una organización que trabaja con inmigrantes. “Para mí, la guerra contra los inmigrantes es bipartidista, y, por ahora, hay un montón de ideas absurdas que no resuelven el problema de la gente indocumentada”.
Alvarado, de origen salvadoreño, especuló que el presidente Nayib Bukele estaría atado para negociar que el impuesto no afecte a sus connacionales, a raíz del acuerdo de recibir inmigrantes deportados en la mega cárcel del CECOT.
“El Salvador tampoco se salvó del 10% de aranceles porque Trump no tiene amigos. El solamente hace negocios con quienes le caen bien o tienen inclinaciones autoritarias como él”, añadió Alvarado.
Freno temporal a la medida
La sección 112105 del llamado “Proyecto de Ley Único, Grande y Hermoso” (The One, Big, Beautiful Bill) presentado por el presidente del comité de formas y medios del Congreso, Jason Smith, indica que la disposición de imponer el impuesto especial del 5% sobre las transferencias de remesas debe ser recaudado por los proveedores de esos servicios.
La disposición requiere que el impuesto sea recaudado por los proveedores de transferencias de remesas y son responsables de remitir dicho impuesto trimestralmente al secretario del Tesoro.
El viernes, el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, votó 21-16 en contra del paquete económico integral del presidente Trump.
Los republicanos conservadores de línea dura Chip Roy (Texas), Ralph Norman (Carolina del Sur), Andrew Clyde (Georgia) y Josh Brecheen (Oklahoma) votaron en contra del proyecto de ley, que, además de aplicar el 5% a las remesas, eliminaría la cobertura médica de 13 millones de estadounidenses con los recortes al programa de salud Medicaid.
El congresista Lloyd Smucker (Pensilvania) cambió su voto de “sí” a “no”, según explicó, como una medida de procedimiento para permitir que los republicanos vuelvan a debatir el proyecto de ley.
“Trump está poniendo jaque no solo a Estados Unidos sino a todo el resto de Latinoamérica y al mundo”, dijo el economista Carlos Guamán. “Lo que hacen no tiene precedentes. Que vengan a cobrar un porcentaje del dinero por el que usted ya pagó impuestos y lo quiere mandar al exterior, eso es un robo disfrazado de política económica”.
Fabiola Carrillo, administradora de DOLEX, una compañía de remesas, dio a conocer que los envíos de dinero a México, Guatemala, El Salvador, Perú y Colombia cayó en un 50% el 10 de mayo, Dia de las Madres.
Si bien no pudo ofrecer datos específicos, afirmó: “La gente no quiere pagar más dinero”.
Descarte que la caída en el envío de remesas haya obedecido al temor de las personas porque su información privada sea compartida con la administración Trump para efectos de su plan de deportaciones masivas.
“La política de nuestra empresa es que no se puede revelar información de nadie a nadie”, expresa. “Si el gobierno nos pidiera hacer eso, pelearíamos porque nuestro negocio se basa en la confianza y credibilidad”.
Ingenio para evitar el impuesto
“A Trump se le está cayendo el teatro de clasista y racista”, declaró Felipe Arturo León, empleado soltero de un restaurante que regularmente enviaba dinero a Josefina, su madre que vivía en la Ciudad de México.
“La última vez le mandé $1,000”, dijo el hombre de 59 años, que arribó a Estados Unidos hace más de dos décadas.
León, quien además ha trabajado en el sector de la limpieza y paquetería, indicó que los mexicanos son más astutos que los políticos estadounidenses y que hallarán formas de evadir el 5% de impuestos.
“Podemos enviar el dinero en criptomonedas o pedirle a un amigo que tenga papeles que haga el envío en mi lugar”, explica.
En efecto, disposición de los republicanos también crea una excepción para las transferencias de remesas que son enviadas por ciudadanos estadounidenses naturalizados, que serían sometidos a verificación por el gobierno o nacionales estadounidenses. Para ellos se prevé un crédito fiscal reembolsable a su número de Seguro Social válido.
El impuesto eximiría a los ciudadanos estadounidenses, pero afectaría a los titulares de tarjetas de residencia permanente y visas de no inmigrante, como las visas H-1B, H-2A y H-2B, lo que significa que más de 40 millones de personas se verían afectadas.
El resultado del presunto avance de cláusula incluida en el Proyecto de Ley Único, Grande y Hermoso”, resultaría contraproducente para Estados Unidos.
Carlos Guamán enfatizó que se perderían $100,000 millones de consumo e inversión entre los inmigrantes latinos solamente porque, si pagan el 5% en las remesas, más los $10 dólares que cobran las compañías de envíos de dinero y se someten a las fluctuaciones del tipo de cambio que ofrecen en sus países de origen, dejarían de acudir a restaurantes, visitar sitios de esparcimiento y gastar menos dinero en comida, ropa y otros artículos.
“Lo que este señor [Donald Trump] nos está haciendo es injusto” consideró María Luisa Guerrero. “Lo que ganamos lo logramos con mucho esfuerzo. Ni él ni la gente que lo rodea se pone en nuestros zapatos. Quisieran acorralarnos como ratas y pienso que ellos no representan a los seres humanos, sino al demonio”.
Por su parte, el concejal de Los Ángeles, Hugo Soto Martínez, dijo que la idea de gravar las remesas “es una hipocresía, ya que no se aplican los mismos criterios de impuestos a los millonarios”.
“Me da rabia lo que está haciendo [Donald Trump], pero entre el caos, siempre he dicho que hay oportunidades de protestar, de enseñar a la gente lo que realmente es la comunidad latina: somos trabajadores, gente que hacemos esta economía que fluya, que pagamos nuestros impuestos y contar historias como la de mi mamá y mi papá que llegaron a este país, que siempre enviaron dinero a sus parientes, y que lo hacemos porque amamos a nuestras familias”.
“Yo trabajé muy duro y logré que mis seis hijos tuvieran una carrera; además siempre ayudé económicamente a mis hermanos en Guatemala”, dijo Estela Ortiz, originaria de Quetzaltenango. “Lo que Trump quiere hacer es una injusticia. Es un robo disfrazado a los inmigrantes”.