Atención en California: se frena veto a autos a gasolina
El Senado de Estados Unidos anuló la medida de California que buscaba prohibir los autos de gasolina desde 2035

Producción de Toyota. Crédito: Toyota. Crédito: Cortesía
Durante años, California ha sido considerada la punta de lanza en la lucha ambiental dentro de Estados Unidos. El estado ha impuesto normas estrictas en sectores clave, desde la calidad del aire hasta la movilidad sustentable. Pero ahora, ese liderazgo ha recibido un duro golpe.
Lee también: Volkswagen Tiguan 2025: características y prueba de manejo
El Senado federal votó recientemente en contra de la regulación que buscaba eliminar gradualmente los vehículos de gasolina a partir de 2035.
Puedes leer: Elon Musk dice que se queda en Tesla “a menos que muera”
La medida californiana, que había sido anunciada con gran entusiasmo en 2022, queda suspendida por decisión del poder legislativo nacional, marcando un fuerte revés para los objetivos climáticos del estado.
Con 51 votos a favor y 44 en contra, la mayoría republicana en el Senado logró frenar el avance de una de las políticas más ambiciosas del país en materia de transporte limpio.
El impacto de esta decisión va más allá de una disputa legal: pone en duda el rumbo de la movilidad eléctrica en uno de los mercados automotrices más grandes del mundo.
Una visión que se desarma
La norma californiana, promovida por el gobernador Gavin Newsom, exigía que a partir de 2035 todos los automóviles nuevos vendidos en el estado fueran de cero emisiones o híbridos enchufables.
Además, establecía objetivos intermedios, como que para 2026 al menos el 35% de las nuevas unidades ofrecidas debían cumplir con esta condición y alcanzar una autonomía eléctrica mínima de 80 kilómetros.
La importancia del estado en el mercado nacional no es menor: California representa por sí sola cerca del 12% del total de ventas de autos nuevos en Estados Unidos.
Y al menos 11 estados habían anunciado su intención de replicar esta regulación, lo que sumaba un potencial de cerca del 40% del mercado automotor estadounidense bajo las mismas reglas.

Un freno con muchas capas
El Senado no solo tumbó una norma. Lo que hizo fue aplicar una estrategia legislativa que deja sin efecto la autoridad de California para imponer estándares de emisiones más estrictos que los del gobierno federal.
Esta autonomía, respaldada por exenciones históricas otorgadas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), había permitido al estado avanzar por su cuenta en materia ecológica.
La decisión del Congreso, sin embargo, pone esa autonomía en jaque. Para los republicanos, la normativa de California era demasiado restrictiva y ponía en riesgo la industria automotriz nacional. Según argumentan, imponer plazos tan ajustados afectaría a empresas, trabajadores y consumidores.
Reacciones cruzadas y nuevas tensiones
El impacto político del voto en el Senado también dejó ver fracturas internas. La senadora Elissa Slotnik, demócrata por Michigan, se alineó con los republicanos al respaldar la moción que bloqueó la norma californiana.
Su estado, estrechamente ligado a la industria automotriz tradicional, mostró una vez más cómo los intereses económicos pueden cruzar líneas partidarias.
Mientras tanto, el fiscal general de California, Rob Bonta, anunció una nueva demanda contra el gobierno federal. “No es la primera vez que enfrentamos estas decisiones arbitrarias. Esta será la demanda número 23 que presentamos contra políticas que afectan nuestro derecho a proteger el medio ambiente”, señaló.
California no está sola. Aunque su norma haya sido bloqueada, muchos fabricantes continúan con sus propias hojas de ruta para electrificar sus catálogos. Tesla, por ejemplo, sigue liderando las ventas de vehículos eléctricos en EE.UU., mientras Ford ha invertido más de $50,000 millones de dólares en su transición hacia la movilidad cero emisiones.

El mercado no se detiene, aunque el ritmo cambie
El avance global de los vehículos eléctricos no depende únicamente de las normas estatales. Aunque la decisión del Senado frene regulaciones estrictas, el mercado responde cada vez más a la demanda de consumidores preocupados por la sostenibilidad.
Además, los costos de producción de los autos eléctricos siguen bajando. Según BloombergNEF, se espera que los vehículos eléctricos alcancen la paridad de precios con los de gasolina antes de 2027.
Actualmente, un sedán eléctrico mediano puede encontrarse en el mercado estadounidense desde aproximadamente $35,000 dólares, una cifra competitiva frente a modelos similares de combustión interna.
Sin embargo, persisten desafíos como la infraestructura de carga, especialmente en regiones rurales o de bajos ingresos.
Aun así, el gobierno federal ha destinado más de $7,500 millones de dólares para expandir la red nacional de cargadores rápidos, lo que podría facilitar la adopción del vehículo eléctrico a nivel general.
¿Y ahora qué?
La anulación de la regulación no significa necesariamente que la transición hacia los vehículos eléctricos se detenga. Pero sí implica que el ritmo será menos uniforme y probablemente más lento en ciertos estados.
Algunos, como Nueva York, Oregón o Massachusetts, han reafirmado su compromiso con calendarios similares al de California, mientras otros permanecen al margen o incluso incentivan la venta de autos tradicionales.
Para muchos expertos, el verdadero motor del cambio no será la política, sino la competitividad. Los fabricantes que no se adapten a las nuevas tecnologías podrían perder terreno frente a aquellos que sí lo hagan, sobre todo considerando que China y la Unión Europea ya han tomado la delantera en movilidad eléctrica.
El caso californiano también reabre el debate sobre el rol de los estados en la legislación ambiental. ¿Deben los estados poder ir más allá que el gobierno federal en temas ecológicos? ¿O debe prevalecer una normativa uniforme, incluso si es menos ambiciosa?
Seguir leyendo:
CLA 2026: el Mercedes que carga en todas partes
California vs Trump: el choque por los autos eléctricos
Volvo presenta un híbrido enchufable con autonomía récord