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La misión submarina que evaluará el daño de miles de barriles radiactivos en el Atlántico

Esta expedición es solo la primera fase de un plan más ambicioso a favor del entorno oceánico

Científicos han descubierto una misteriosa fuga en el océano que está llevando líquido caliente hacia el Océano Pacífico. / Foto: AFP/Getty Images

Esta serie de investigaciones buscan contrarrestar los efectos causados por estos barriles.  Crédito: EMILY IRVING-SWIFT | AFP / Getty Images

Décadas después de haber sido arrojados al fondo del mar, miles de barriles con desechos radiactivos vuelven a estar en el centro de atención científica. Ante esto, una nueva expedición internacional se prepara para investigar a fondo los efectos que estos residuos han tenido sobre los ecosistemas marinos del Atlántico noreste

La misión, que iniciará en junio, reúne a instituciones de renombre de Francia y otros países europeos con el objetivo de entender qué tan profunda es la huella que dejaron estas prácticas del siglo pasado.

Se estima que entre 1946 y 1990 se depositaron más de 200,000 barriles de residuos nucleares en áreas marítimas cercanas a Europa Occidental. Durante años, el tema fue dejado de lado, en parte por la dificultad técnica de acceder a esas profundidades. Hoy, con el avance de la tecnología submarina, es posible realizar un análisis detallado del estado actual de estos contenedores y su impacto sobre el entorno marino.

Qué efectos tiene en el planeta el calentamiento de los océanos (más allá de la muerte de la flora y fauna marinas)
Las investigaciones arrancarán el día 15 de junio.
Crédito: Getty Images

Tecnología, ciencia y colaboración internacional en una misma expedición

La operación, bautizada como NODSSUM, será liderada por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), con el apoyo de instituciones como Ifremer, la Autoridad de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica de Francia, y organizaciones científicas internacionales. Para esta misión se utilizará un vehículo submarino autónomo de última generación llamado UlyX, diseñado para operar a gran profundidad y mapear áreas extensas con alta precisión.

El robot recolectará datos clave, incluyendo muestras de agua, sedimentos del fondo marino y organismos vivos, con el fin de detectar presencia de materiales radiactivos y evaluar su dispersión.

Además, se buscará establecer si hay daños estructurales visibles en los barriles y cómo esto podría estar afectando la cadena alimenticia marina.

Una evaluación urgente para un problema que persiste

La misión también permitirá generar nuevos datos sobre cómo interactúan los radionúclidos con los elementos biológicos y físicos del océano. Esta información será clave para proponer medidas de monitoreo a largo plazo y comprender los riesgos reales para la salud humana y el equilibrio ambiental.

Los datos recopilados durante esta expedición servirán para planificar una segunda misión que se enfocará en el entorno inmediato de los barriles. Esta etapa implicará el uso de sumergibles tripulados o robots operados remotamente equipados. 

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