Inmigrantes detenidos: incomunicados y hacinados
Trabajador arrestado en la bodega de Ambiance en el Distrito de la Moda cumplirá un mes de detención

Miguel Ángel Salas León va a cumplir un mes de haber sido arrestado en el Distrito de la Moda de Los Ángeles. Credit: Luis Marroquin | Cortesía
Hace casi un mes que a Miguel Ángel Salas León le cambió la vida, cuando en una inesperada redada del Servicio de Migración y Aduanas (ICE), fue arrestado junto con una decena de sus compañeros trabajadores en la bodega de la fábrica Ambiance Apparel en el Distrito de la Moda de Los Ángeles.
Desde entonces, su familia y amigos han vivido un suplicio para poder comunicarse con él.
“Solo podemos tener llamadas que se cortan al minuto o a los dos minutos de estar hablando. Él es quien llama. Cada minuto le cuesta entre $1.50 y $2.50”, dice Luis Marroquín, uno de los mejores amigos de Miguel Ángel.
“Él me marca por teléfono, y yo tengo que aceptar que la llamada sea grabada o escuchada”.
Miguel Ángel, un inmigrante de Puebla, México, de 55 años, fue detenido el 6 de junio, cuando laboraba en la bodega de Ambiance, aún cuando tenía un permiso de trabajo por cinco años, y estaba en proceso de obtener un perdón para su petición de residencia.
“Como que él intuía que algo iba a pasar. Poco antes me había comentado que al Ambiance le había caído una auditoría del ICE, y ya no quería ir. Llevaba ocho años trabajando ahí”.
Pero al platicarlo, llegaron a la conclusión de que no había nada que temer.

“Su abogada Mercedes Castillo lleva su petición de residencia, cuenta con un permiso de trabajo, su licencia del Real ID. Estaba haciendo todo conforme a la ley para arreglar su estatus migratorio”.
De hecho, dice que cuando su amigo obtuvo el permiso de trabajo, se sintió de cierta forma protegido de una deportación.
Por eso la agresiva redada en su lugar de trabajo de donde se lo llevaron esposado como si fuera un delincuente de altos vuelos, fue un suceso que aunque lo llegó a presentir, nunca creyó que fuera a hacerse realidad
“La ha pasado muy mal en Adelanto. Está saturado. Duermen el suelo. El aire acondicionado lo tienen puesto en la temperatura más elevada”.
Platica que hasta la comida le ha sentado mal. “Dice que está muy estreñido. No tienen suficiente agua y el trato es muy malo. Lo único que le da fuerza es que entre todos los detenidos se ponen a orar juntos”.
Cuando lo arrestaron, a Miguel Ángel lo mantuvieron dos días en el Centro de Detención del Centro de Los Ángeles; otros dos días en Santa Ana, y finalmente lo trasladaron a Adelanto.
“Él consiguió que los poco más de $100 que llevaba consigo, se los depositaran en su cuenta de Adelanto para hacer llamadas por teléfono y adquirir productos; cuando una sobrina fue visitarlo al Centro de Detención, no le dieron acceso, pero sí le permitieron poner dinero en su cuenta”.
Con el arresto de Miguel Ángel, la situación económica se le ha complicado a Luis, ya que al ser compañeros de vivienda, cada uno pagaba la mitad del alquiler.
“Me he quedado con la renta de $1,743, más las cuentas de los servicios. Yo vivo del dinero que me da el seguro social por mi discapacidad, y no puedo trabajar. Así que he tenido que recurrir a préstamos para pagar la renta, y algunos amigos se han ofrecido a prestarnos para la posible fianza que le fije un juez”.
A pesar de todos los desafíos, Luis dice que Miguel Ángel le está echando ganas, y tiene la esperanza de que lo dejen salir para pelear su caso en libertad.
La abogada en migración dice que nunca le había tocado enfrentarse con tanto caos tanto por parte de ICE como en el sistema de cortes.
“Están saturados de trabajo. No están procesando los casos al mismo ritmo de las detenciones. No hay suficiente personal. Para nosotros como abogados ha sido muy difícil poder localizar y comunicarnos con nuestros clientes, ni sacar una cita”.
Dice que la gente está tan desesperada que muchos están firmando su deportación.
“Me preocupo tanto por mis clientes, que me siento frustrada todos los días”.
Comenta que hoy mismo, 1 de julio había alrededor de 250 personas detenidas en el sótano, y sus familiares tenían muchas trabas para poder acceder a ellos.
“Por hacer llamadas desde el sótano del Metropolitan Detention Center del ICE en el centro de Los Ángeles, les cobran a los inmigrantes, 40 centavos por minuto; y por día les dan un burrito y un agua”.
Las detenciones de inmigrantes aumentaron desde principios del mes de junio, a partir de que el jefe de migración de la Casa Blanca, Stephen Miller fijó como meta para los arrestos, 3,000 por día.
Al tiempo que aumentan las detenciones, crecen las denuncias de las condiciones inhumanas en las que se mantienen a los inmigrantes detenidos.
En el Centro de Detención Metropolitano, el sótano se convirtió en un cuarto sin camas en donde colocan por días a los inmigrantes arrestados mientras los procesan y deciden a dónde enviarlos.