NASA comparte imágenes del X-59 su avión prototipo supersónico y ultra silencioso
El X-59 se encuentra en la fase final de pruebas previo a que realice su primer vuelo oficial, algo que desde la NASA esperan que ocurra este mismo año

La NASA ha invertido muchos años y millones de dólares en lograr desarrollar un avión capaz de ser ultra silencioso y volar a velocidades supersónicas Credit: NASA/Carla Thomas | Cortesía
El esperado X-59 QueSST de la NASA acaba de salir del hangar por primera vez para iniciar su primera prueba de rodaje en tierra, una fase clave que marca el comienzo del tramo final antes de su primer vuelo oficial. Esta maniobra no es un simple trámite: representa un hito tecnológico que acerca a este avión supersónico a su verdadero objetivo, que es demostrar que es posible volar más rápido que el sonido sin generar el molesto boom sónico. Si todo sale según lo planeado, podríamos estar ante el inicio de una nueva era en la aviación comercial.
Este avión experimental forma parte del proyecto Quesst (Quiet SuperSonic Technology), una iniciativa ambiciosa de la NASA en conjunto con Lockheed Martin que busca resolver uno de los mayores obstáculos del vuelo supersónico sobre tierra: el ruido. En lugar del estruendo habitual que se escucha cuando un avión rompe la barrera del sonido, el X-59 ha sido diseñado para producir un “golpe sónico suave”, una especie de crujido lejano que apenas se percibe desde el suelo.
El X-59 no quiere romper récords, quiere cambiar reglas
Aunque parezca salido de una película de ciencia ficción, el X-59 no está pensado para batir récords de velocidad o llevar pasajeros a destinos exóticos. Su misión es más estratégica: validar que la tecnología para eliminar el boom sónico realmente funciona, y así convencer a los organismos reguladores de que el vuelo supersónico sobre áreas pobladas puede ser seguro y no intrusivo.
Por eso, el diseño del X-59 es tan peculiar. Tiene un morro alargado, una estructura estilizada y una configuración de motor en la parte superior para desviar el sonido. Todo está optimizado para controlar cómo se distribuyen las ondas de choque que genera al volar más rápido que el sonido, de forma que estas lleguen al suelo ya disipadas. La NASA lo considera un avión “experimental”, no solo por su tecnología, sino porque su función no es transportar personas, sino recolectar información crítica.
El plan es que, una vez superadas todas las pruebas de tierra y aire, el X-59 vuele sobre distintas ciudades de Estados Unidos para medir cómo perciben los ciudadanos ese nuevo sonido. La NASA incluso realizará encuestas para saber si el ruido es lo suficientemente leve como para permitir vuelos supersónicos comerciales en el futuro.
Así fue su primera salida: una revisión completa antes del despegue
Durante la jornada de pruebas en tierra realizadas en las instalaciones de Lockheed Martin en Palmdale, California, el X-59 fue puesto en movimiento por primera vez fuera del hangar. Este “test drive” permite verificar el funcionamiento de los frenos, los sistemas hidráulicos, los controles de dirección y todos los componentes eléctricos. Aunque no parece lo más emocionante, estos chequeos son fundamentales para garantizar que el avión esté listo para volar con total seguridad.
Este tipo de pruebas también sirve para ajustar detalles antes del despegue real. Cualquier irregularidad detectada ahora puede corregirse a tiempo y evitar complicaciones una vez que el avión esté en el aire. Según los ingenieros, si todo sale como esperan, el X-59 podría realizar su primer vuelo antes de que termine el año.
Un futuro más rápido y menos ruidoso para los vuelos comerciales
La ambición final del proyecto es modificar las regulaciones de la aviación comercial, especialmente aquellas que prohíben los vuelos supersónicos sobre tierra firme. Esas normativas están vigentes desde hace décadas precisamente por el ruido que generan este tipo de aviones. Con el X-59, la NASA quiere presentar pruebas concretas de que es posible mantener la velocidad sin causar molestias a las personas que están abajo.
Esto abriría la puerta a nuevos aviones comerciales supersónicos, capaces de conectar ciudades como Nueva York y Los Ángeles en menos de la mitad del tiempo que toma hoy. No se trata solo de volar rápido, sino de hacerlo sin impacto acústico y con eficiencia energética.
Aunque el X-59 no llevará pasajeros, su éxito será clave para que futuras aerolíneas adopten esta tecnología. El proyecto Quesst está pensado como un catalizador para una nueva generación de aeronaves, y la prueba en tierra de hoy marca el inicio real de ese camino.
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