Stellantis decidió cerrar su capítulo con el hidrógeno
Mientras algunos competidores continúan con sus proyectos en esta tecnología, el conglomerado europeo centra su estrategia en la electrificación con baterías
Una de las sedes de Stellantis. Crédito: Stellantis. Crédito: Cortesía
El debate sobre el futuro de la movilidad sostenible ha tenido en el hidrógeno una de sus apuestas más ambiciosas, pero también más inciertas. A pesar de su potencial en términos de autonomía y cero emisiones, su desarrollo ha sido lento, costoso y carente de una infraestructura sólida.
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En ese sentido, Stellantis ha decidido poner punto final a su participación en este segmento, priorizando los vehículos eléctricos de batería como eje central de su estrategia global.
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Este viraje no solo implica un cambio en el enfoque tecnológico, sino que también marca el abandono de varios proyectos que la compañía tenía en curso para integrar celdas de combustible en algunas de sus marcas comerciales.
Así, mientras Toyota, Hyundai, Honda y BMW continúan navegando en aguas poco exploradas, Stellantis se baja del barco, dejando más claro el mapa de la competencia futura.
Una salida estratégica: “Debemos tomar decisiones claras”
La noticia fue confirmada por Jean-Philippe Imparato, director de operaciones de Stellantis, durante una reciente presentación a los medios. De manera clara y directa, el ejecutivo explicó que “el mercado de vehículos de hidrógeno sigue siendo de nicho, sin prospectos de sostenibilidad económica a mediano plazo”.
Imparato enfatizó que la empresa está obligada a optimizar sus recursos y centrar su estrategia en tecnologías con mayor posibilidad de escalabilidad y rentabilidad: “Debemos tomar decisiones claras y responsables para asegurar nuestra competitividad y cumplir con las expectativas de nuestros clientes con nuestra ofensiva de vehículos eléctricos”, afirmó.
Esta decisión se traduce en la cancelación de los planes para dotar de propulsión por hidrógeno a modelos como la RAM 5500, el Citroën ë-Jumpy, el Fiat e-Ducato y el Peugeot e-Boxer, todos orientados principalmente a clientes corporativos o servicios logísticos en mercados con políticas de bajas emisiones.
¿Por qué no funcionó el hidrógeno para Stellantis?
Varios factores confluyeron en la decisión de Stellantis de abandonar esta línea de investigación. En primer lugar, la infraestructura de repostaje de hidrógeno es prácticamente inexistente fuera de ciertos focos muy específicos, como Corea del Sur, Japón o partes limitadas de California.
Según datos actualizados, solo hay 60 estaciones de carga de hidrógeno en Estados Unidos, y alrededor de 1,200 en todo el mundo, frente a más de 2,700,000 puntos de recarga eléctrica.
Además, la cadena de suministro del hidrógeno verde —el único verdaderamente sostenible— sigue siendo costosa y poco accesible a escala industrial.
La producción, el almacenamiento y la distribución implican desafíos técnicos que no han sido resueltos con la rapidez necesaria para convertir esta tecnología en una alternativa viable frente a las baterías eléctricas, que continúan ganando terreno.
También influye el comportamiento del mercado. Mientras los vehículos eléctricos a batería logran captar cada vez más atención y confianza del consumidor, los autos a hidrógeno siguen siendo percibidos como prototipos experimentales o soluciones demasiado complejas para el uso cotidiano.
¿Quiénes quedan en el campo del hidrógeno?
Con la retirada de Stellantis, las marcas que mantienen el rumbo hacia el hidrógeno son Toyota, Hyundai, Honda y BMW, aunque con estrategias y niveles de inversión muy distintos.
Hyundai lidera el pequeño grupo con el Nexo, su SUV de hidrógeno, del cual ha vendido 36,000 unidades en Corea del Sur, un número modesto pero significativo dentro del contexto global.
Toyota, pionera con su modelo Mirai, continúa desarrollando esta tecnología, en parte por las fuertes políticas públicas de apoyo que existen en Japón.
Honda también mantiene interés en esta tecnología, especialmente en aplicaciones mixtas y comerciales. BMW, por su parte, ha mostrado prototipos del iX5 Hydrogen, pero con planes de producción en cantidades limitadas.
En todos los casos, se trata de fabricantes con respaldo gubernamental o posicionamiento estratégico que justifica inversiones sostenidas en este tipo de tecnología, aunque ninguno ha logrado aún una adopción masiva de sus vehículos a hidrógeno.

Stellantis se reestructura sin despidos
Pese al cierre de proyectos específicos relacionados con el hidrógeno, Stellantis no realizará despidos de personal, sino que reubicará a sus equipos en otras áreas de desarrollo, especialmente en aquellas enfocadas en la electrificación con baterías, donde la compañía ha trazado un ambicioso plan de expansión.
El grupo tiene previsto lanzar múltiples nuevos modelos eléctricos a batería en los próximos años bajo marcas como Peugeot, Fiat, Opel, Jeep y RAM, con el objetivo de alcanzar un volumen considerable en mercados clave como Europa, Norteamérica y Latinoamérica.
Además, Stellantis busca incrementar su autonomía tecnológica mediante alianzas estratégicas para la producción de baterías. Parte del capital humano redirigido del proyecto de hidrógeno podría pasar a colaborar en estas nuevas líneas.
El abandono del hidrógeno por parte de Stellantis no implica una condena definitiva para esta tecnología, pero sí marca un nuevo equilibrio de fuerzas en un mercado que evoluciona con rapidez.
Los fabricantes están siendo obligados a tomar decisiones cada vez más drásticas, no solo por las exigencias regulatorias, sino por la presión de los inversionistas y consumidores que buscan productos viables, sostenibles y disponibles hoy, no en diez años.
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