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¿Hay interés chino? El futuro de la planta que fue de Nissan

El cierre de la histórica planta CIVAC de Nissan en Morelos abre un nuevo capítulo para la industria en México. Fabricantes chinos podrían entrar allí

EE.UU. considera prohibir software chino en vehículos

Fábrica de BYD. Crédito: BYD. Crédito: Cortesía

La noticia del cierre de la planta CIVAC en Morelos no solo marcó el fin de una era para Nissan en México, sino que también abrió un abanico de especulaciones sobre el futuro de esas instalaciones.

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Lo que para muchos representa un duro golpe laboral y económico en la región, para otros podría convertirse en una oportunidad inédita: la llegada de fabricantes chinos dispuestos a ocupar ese espacio.

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La planta CIVAC, que durante décadas fue símbolo de producción japonesa en México, se suma ahora a la lista de instalaciones industriales que quedan disponibles tras una decisión corporativa global.

El traslado de la producción a Aguascalientes asegura la continuidad de Nissan en el país, pero deja abierta la pregunta sobre el destino de un complejo que aún cuenta con infraestructura de gran valor estratégico.

Una oportunidad que despierta interés

En el contexto actual de expansión china, la disponibilidad de CIVAC llega en un momento ideal. Tener una fábrica en México representa para cualquier marca asiática la posibilidad de consolidar su entrada al mercado latinoamericano y, a la vez, acercarse al mercado estadounidense bajo el amparo del T-MEC.

Los beneficios son claros: reducción de costos logísticos, acceso a una red de proveedores ya establecida y la capacidad de ensamblar vehículos dentro de un territorio clave para la industria.

Si bien no existen negociaciones confirmadas, el interés no resulta descabellado. BYD y Chery, dos de las automotrices chinas más activas en su estrategia internacional, han explorado proyectos similares en la región.

El antecedente europeo: la compra en Barcelona

El caso de Chery resulta especialmente relevante. En 2023, la automotriz china adquirió una planta de Nissan en Barcelona a través de un acuerdo con Ebro-EV Motors.

Se espera que esa instalación retome la producción a finales de 2025, enfocada en modelos de las marcas Omoda y Jaecoo, que Chery impulsa con fuerza en Europa.

Esa operación demostró que las compañías chinas no solo están interesadas en expandirse, sino que también pueden aprovechar los cierres de fábricas de gigantes tradicionales para instalarse rápidamente en nuevos territorios. Si sucedió en España, no sería extraño que un camino similar se trace en México.

México, puerta de entrada a América Latina

La presencia de fabricantes chinos en la región no es una novedad. Chery, BYD, MG y otras marcas ya tienen operaciones en distintos países latinoamericanos, ofreciendo desde vehículos de combustión hasta eléctricos. México, sin embargo, representa un paso mayor.

El novedoso MG4
El novedoso MG4. Crédito: MG.
Crédito: Cortesía

El atractivo no solo está en su mercado interno, sino también en la posibilidad de usarlo como plataforma de exportación hacia toda América Latina.

De hecho, algunos analistas consideran que CIVAC podría convertirse en un punto neurálgico para el envío de SUVs eléctricos, una de las categorías en las que más se han enfocado los fabricantes chinos en los últimos años.

Los retos políticos y regulatorios

No obstante, no todo es tan sencillo. La posibilidad de que un fabricante chino adquiera o arriende la planta enfrenta múltiples obstáculos.

En primer lugar, está la dimensión política: la percepción de que una empresa extranjera se haga con una fábrica que durante años representó empleo mexicano puede generar debates sobre soberanía económica y condiciones laborales.

En segundo lugar, Estados Unidos juega un papel clave. Las tensiones comerciales entre Washington y Pekín han puesto a las marcas chinas bajo la lupa.

Una instalación en México, aunque estratégica, podría levantar sospechas de que se busca un acceso indirecto al mercado estadounidense, algo que podría generar fricciones diplomáticas.

La huella de Nissan en Morelos

CIVAC no es cualquier planta. Fue un referente de la industria mexicana desde su inauguración, generando miles de empleos directos e indirectos en Morelos.

El cierre anunciado en julio de 2025 formó parte de un plan global de Nissan para optimizar operaciones y concentrar su producción en Aguascalientes.

El impacto en la región fue inmediato: cientos de trabajadores quedaron a la expectativa y las autoridades locales comenzaron a explorar alternativas para reactivar la economía alrededor del complejo. En este escenario, la llegada de un nuevo inversionista automotriz sería vista como un salvavidas.

¿Quién se perfila como candidato?

Aunque los nombres que más resuenan son BYD y Chery, no son las únicas marcas chinas con capacidad para dar este paso.

Empresas como SAIC Motor —responsable de la marca MG— o Great Wall Motors también han mostrado interés en expandirse fuera de Asia y podrían ver en CIVAC una base ideal.

BYD SEAL
BYD SEAL. Crédito: BYD.
Crédito: Cortesía

El movimiento no necesariamente implica una compra inmediata. Otra opción sería el arrendamiento de parte de las instalaciones o la conformación de una alianza con proveedores locales para iniciar una producción gradual.

Chery ha sido particularmente agresiva en América Latina. Sus marcas Omoda y Jaecoo ya están presentes en mercados como Brasil, Chile y Colombia, mientras que la línea iCAR de SUVs eléctricos ha tenido lanzamientos regionales recientes.

Su interés en CIVAC se explica, además, por la relación previa con Nissan en Barcelona. Esa experiencia podría facilitar el proceso de negociación, replicando un modelo que ya ha probado ser exitoso en Europa.

BYD, por su parte, es líder global en movilidad eléctrica. Su llegada a México tendría sentido dentro de su estrategia de consolidación en mercados emergentes y en su competencia directa con Tesla.

La posibilidad de ensamblar autos eléctricos en Morelos le permitiría a la marca ofrecer precios más competitivos y acceder con mayor facilidad a consumidores latinoamericanos.

Los vehículos de BYD se han caracterizado por su relación costo-beneficio, con modelos eléctricos cuyo rango de precios suele partir desde los $20,000 dólares, posicionándose como opciones accesibles frente a la competencia.

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