window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Tesla, en jaque por una demanda histórica y delicada

Tesla enfrenta una demanda en EE.UU. por promesas incumplidas sobre la conducción autónoma. Un producto nunca habría alcanzado el nivel de autonomía prometido

The New Model Y

The New Model Y. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía

A pesar de ser símbolo de innovación, disrupción y tecnología futurista, Tesla también ha afrontado dificultades. Sus autos eléctricos no solo marcaron un antes y un después en la industria automotriz, sino que también alimentaron el entusiasmo por una movilidad completamente autónoma.

Lee también: Ford F-150: fallas frecuentes y cómo evitarlas

Sin embargo, esa visión de futuro hoy se ha convertido en un dolor de cabeza legal para la compañía de Elon Musk.

Puedes leer: GM pausa producción de eléctricos por baja demanda

Un tribunal de distrito en Estados Unidos ha certificado una demanda colectiva contra Tesla por el software de “Conducción Autónoma Total” (Full Self-Driving o FSD), una de las tecnologías más polémicas de la empresa. Los propietarios de vehículos alegan que fueron engañados con promesas que, hasta ahora, la compañía no ha podido cumplir.

El origen del conflicto

Desde octubre de 2016, Tesla comenzó a vender el paquete de FSD bajo la promesa de que sus autos estarían preparados para alcanzar una autonomía de nivel 4 o 5, es decir, sin necesidad de supervisión humana.

Según la compañía, todo vehículo producido a partir de esa fecha contaba con el hardware necesario para hacerlo posible.

La realidad ha sido muy distinta. Con el paso de los años, los conductores descubrieron que, incluso con el hardware HW3, sus autos jamás podrían lograr el nivel de autonomía prometido. Tesla terminó reconociendo estas limitaciones técnicas, aunque nunca dejó de comercializar la opción de FSD en su catálogo.

Los clientes, que llegaron a pagar más de $10,000 dólares adicionales por esta función, esperaban ver resultados tangibles. En cambio, lo que recibieron fueron actualizaciones periódicas que nunca demostraron una conducción autónoma total de larga distancia sin intervención humana.

Elon Musk, el hombre más rico del planeta
Elon Musk / AP.
Crédito: Matt Rourke | AP

El papel de la comunicación de Tesla

La jueza del Tribunal de Distrito de EE. UU., Rita Lin, destacó un aspecto clave que diferencia a Tesla de otros fabricantes: su estrategia de comunicación.

A diferencia de las automotrices tradicionales que recurren a campañas publicitarias masivas, Tesla ha basado gran parte de su marketing en publicaciones en su blog oficial, su página web, redes sociales y, sobre todo, en las declaraciones públicas de Elon Musk.

“La distintiva estrategia publicitaria de Tesla justifica una desviación del enfoque habitual”, concluyó la jueza al aceptar la demanda colectiva. En otras palabras, la forma directa y centralizada en la que Tesla transmite sus mensajes a los consumidores fue determinante para que el tribunal admitiera la acusación.

El hecho de que, tras casi una década, ningún vehículo de Tesla haya demostrado autonomía total de larga distancia es el núcleo de la demanda. Para los demandantes, no se trata solo de un retraso tecnológico, sino de una promesa incumplida que afectó sus decisiones de compra.

El Tesla Model 3
El Tesla Model 3. Crédito: Tesla.
Crédito: Cortesía

¿Quiénes forman parte de la demanda?

El proceso colectivo abarca dos grupos principales de clientes:

  • Residentes de California que adquirieron el paquete FSD entre octubre de 2016 y mayo de 2017.
  • Propietarios de Tesla con FSD que optaron por rechazar la cláusula de arbitraje entre 2017 y mediados de 2024.

Esta segmentación refleja cómo Tesla ha modificado sus contratos a lo largo del tiempo. La cláusula de arbitraje forzoso —que los compradores podían rechazar en un plazo limitado— ha sido una herramienta de defensa legal para la empresa. Sin embargo, quienes decidieron no aceptarla ahora tienen la posibilidad de unirse a la demanda colectiva.

Lo que está en juego

Los demandantes no solo buscan una compensación económica por daños y perjuicios. También solicitan una orden judicial que impida a Tesla continuar haciendo afirmaciones sobre su software que no estén respaldadas por resultados comprobables.

De prosperar esta medida, la compañía tendría que modificar radicalmente su estrategia de marketing y sus comunicaciones sobre la conducción autónoma. Esto supondría un golpe significativo a una de sus principales ventajas competitivas: la narrativa de que Tesla está más cerca que nadie de lograr el “auto que se maneja solo”.

El dilema estratégico es evidente. Por un lado, mantener el FSD como promesa de futuro le permite diferenciarse de la competencia. Por otro, la brecha entre el discurso y la realidad técnica ha terminado por convertirse en un riesgo legal que podría tener consecuencias millonarias.

Impacto en la industria automotriz

Este caso no solo afecta a Tesla, sino que podría marcar un precedente para toda la industria automotriz. A medida que los fabricantes invierten en tecnologías avanzadas de asistencia y autonomía, la línea entre lo que se promete y lo que se entrega se vuelve cada vez más delicada.

Los consumidores, que en ocasiones desembolsan más de $10,000 dólares por funciones avanzadas, exigen certezas. Ya no basta con prometer que el auto podrá conducirse solo “en el futuro”; los compradores quieren resultados verificables en el presente.

En un mercado donde la movilidad eléctrica se expande rápidamente y los sistemas de asistencia al conductor se convierten en estándar, la transparencia será un factor decisivo para mantener la confianza del público.

La demanda llega en un momento delicado para la compañía de Elon Musk. Tesla enfrenta mayor competencia de fabricantes chinos como BYD, que han logrado posicionarse en mercados clave con precios más accesibles y una producción altamente eficiente. Además, los márgenes de rentabilidad de Tesla se han visto presionados por la necesidad de ajustar precios para sostener sus ventas.

El Tesla Model Y es la referencia del Tesla Model Q
El Tesla Model Y es la referencia del Tesla Model Q. Crédito: Tesla.
Crédito: Cortesía

En este contexto, perder credibilidad con su software estrella sería un golpe adicional. El FSD no solo representa ingresos directos para Tesla, sino también una promesa de futuro que atrae a inversores y mantiene viva la narrativa de la compañía como pionera tecnológica.

Lo que podría venir después

El resultado de esta demanda colectiva aún está por definirse, pero las implicaciones son enormes. Si el tribunal falla a favor de los demandantes, Tesla podría enfrentarse a compensaciones millonarias y a una obligación de reformular su manera de comunicar avances tecnológicos.

Más allá de lo económico, lo que está en juego es la confianza de los consumidores y la credibilidad de una marca que siempre ha vivido de prometer el futuro. Si Tesla quiere seguir siendo vista como líder en innovación, deberá demostrar que sus productos cumplen lo que anuncian.

Seguir leyendo:

Nissan pierde un socio clave: Mercedes-Benz dice adiós
El Polestar 3 logró un récord Guinness de pura autonomía
Llegó el superdeportivo eléctrico más rápido del planeta

En esta nota

demanda Elon Musk Tesla
Contenido Patrocinado