Su arte trasciende fronteras, pero ellos no. Migración niega la entrada a artistas oaxaqueños que pintaron mural en biblioteca de Los Ángeles
Mientras su exposición "Oaxaca en Los Ángeles' era apreciada por los angelinos, a ellos un agente de migración en San Francisco les imponía un castigo por cinco años para no entrar a EE UU
Durante un año, los angelinos pudieron disfrutar la exposición de murales “Visualizando el Lenguaje: Oaxaca en Los Ángeles” montada en la Biblioteca Pública, sin saber que a sus creadores, los artistas plásticos oaxaqueños Dario Canul y Cosijoeza Cernas del colectivo Tlacolulokos, las autoridades de migración les revocaron y confiscaron sus visas de turistas.
Así mientras los angelinos apreciaban sus obras, los artistas eran condenados a un castigo de cinco años para no entrar al país.
El incidente ocurrió el 8 de enero en el Aeropuerto Internacional de San Francisco, cuando los jóvenes artistas arribaron para encontrarse con amigos y explorar opciones de intercambio cultural.
No era la primera vez que Canul y Cernas visitaban Estados Unidos con sus visas de turistas. Ellos nacieron y viven en Tlacolula, Oaxaca. Desde 2009 trabajan juntos. Su colectivo Tlacolulokos tomó el nombre de su pueblo, y le agregaron la palabra locos, en alusión a su locura y pasión por el arte. Hacen murales, esculturas, pintura, gráficos y vídeos.
En 2011, Canul vino por primera vez a Estados Unidos. Ganó una beca por un mes para venir al Museo Cultural de Fresno. Ahí expuso unas esculturas y ensambles contemporáneos. Cernas había venido un año antes.
En 2015, hicieron un mural que está en las calles Slausson y Hoover en el sur de Los Ángeles. “Ahí trabajamos con el Frente de Organizaciones Oaxaqueñas”, dice Canul.
Xochitl Flores-Marcial, una inmigrante zapoteca y académica, explica que como parte de su función en los preparativos, ella organizó un viaje a Oaxaca con el equipo de Visualizando la Lengua: Oaxaca en L.A. para presentar a Louise Steinman, ex directora de la serie ALOUD y Maureen Moore, ex directora asociada de ALOUD a los Tlacolulokos.
“Gracias a ese viaje y la visita al mural que ellos habían hecho en la Casa de la Ciudad, Maureen quien coordinaba el proyecto me pidió que invitara a los artistas al año siguiente”, precisa.
“En el 2016, con los fondos que aseguramos como parte del proyecto Getty de PST: LA/LA, se logró que ellos vinieran a hacer una estancia artística con el fin de que hicieran vínculos con organizaciones Oaxaqueñas aquí en Los Ángeles y con la comunidad indígena migrante de Oaxaca”, explica Flores- Marcial.
Canul define su exposición de ocho piezas, “Visualizando el Lenguaje”como una representación de la gente que vive aquí.
“Es un rescate de los oaxaqueños, a partir del lenguaje zapoteco. Lo que buscamos con esos murales es representar visualmente el orgullo oaxaqueño en Los Ángeles, y cómo a pesar de estar lejos de la tierra, siguen rescatando y preservando su cultura”, explica Canul.
Canul y Cernas vinieron a la inauguración de la exhibición en septiembre de 2017, pero ya no pudieron estar presentes en la clausura.
Se complica todo
Pero este año decidieron hacer un viaje a San Francisco. Nunca habían estado en esa ciudad y querían ver amigos, y explorar la posibilidad de hacer algún trabajo artístico en el futuro.
“Cuando aterrizamos, el agente aduanal nos preguntó a qué veníamos. Fuimos muy honestos. Le dijimos que a pasear y pintar. Vieron los trabajos que hemos hecho. El agente aduanal nos dijo que eso que hacíamos era muy caro”, recuerda.
“Nos miró muy sospechoso. Yo soy moreno, tengo tatuajes. Volvió a ver nuestro trabajo. No sé si se asustó porque es muy libertario, muy en contra del sistema”, dice.
“Luego nos dijo que nosotros hacíamos un trabajo en Estados Unidos, y necesitábamos otro tipo de visa. Teníamos la BIB2, – una vista de turista-“, detalla.
Canul y Cernas terminaron encerrados en un cuarto durante 24 horas en el Aeropuerto Internacional de San Francisco. “Al día siguiente nos subieron en un avión rumbo a México. Nosotros teníamos el boleto de regreso en tres semanas. Ellos lo cambiaron y nos pusieron de vuelta”, dice.
Los artistas se sintieron decepcionados. “Nos quitaron la visa. Por cinco años no podemos entrar al país”, externa.
Pero después de reflexionar, Canul dice que la experiencia les hizo recordar sus ideales. “Nosotros trabajamos con toques libertarios por las comunidades. Pensamos que no vale la pena regresar a un país donde están pasando tantas cosas contra los inmigrantes”.
Añade que bajo la presente administración, han salido del clóset muchos racistas. “La gente que piensa como Trump se ha empoderado mucho, salen a la calle y afectan a las personas de a pie, a las personas normales. Se ha desatado un racismo que será muy difícil de parar”.
Comenta que un abogado binacional les ha ofrecido pelear por una visa para ellos. “Pero no sabemos si la vamos a pelear. El trabajo para la Biblioteca de Los Ángeles ya se hizo. Fue posible gracias a los Fondos de la Iniciativa Getty. Ahora son parte de la colección de arte del Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA) de Long Beach.
Sus murales terminaron de mostrarse en la rotonda de la Biblioteca Central de Los Ángeles este mes. Canul revela que van a exhibirse por seis meses en 2019 en Lille, una ciudad al norte de Francia, casi en la frontera con Bélgica. Lilles es una ciudad universitaria y un centro cultural.
“Vamos a seguir trabajando. Se están abriendo otros caminos, y tenemos que quitarnos la visión de que todo es Estados Unidos. A nosotros no nos habían dicho que necesitábamos una visa de trabajo. Habíamos ido y venido con una visa de turista sin problema”, dice.
Respuestas inocentes, consecuencias negativas
La Opinión consultó al abogado en migración, Alex Galvez, sobre el caso de los artistas oaxaqueños. Dijo que lo sucedido con ellos es un ejemplo de cómo Migración está revisando todo.
“Estos artistas fueron muy honestos. Simplemente debieron decir que venían a visitar amigos. El error fue decir que venían por trabajo. La visa B2 que tenían es para turismo y su complemento, la parte B1 es para explorar las oportunidades de invertir en Estados Unidos”, subraya.
Enfatiza que en estos momentos, bajo la administración Trump, los agentes de Migración en los puertos de entrada están muy conservadores y estrictos.
“Los poseedores de visas de turismo tienen que usar mucha cautela durante la entrevista con el oficial de migración a su llegada al país. Cualquier palabra que digan pueden ser utilizada en su contra. Los agentes de Migración tienen la misión de meterse en la cabeza del visitante para indagar las razones de su viaje, pero con una mala intención”, critica.
Recomienda a los artistas oaxaqueños arreglar cuanto antes sus visas. “Si no lo hacen ahora, será muy difícil que se las puedan renovar en cinco años, porque siempre va a quedar el precedente de que no venían de turistas sino de trabajo. Es mejor que se aclare todo cuanto antes”, anota. Y lamenta que una respuesta inocente haya tenido una consecuencia negativa para los artistas.
Malestar en el medio cultural
“Como historiadora del Arte y experta en murales, estoy abismada al saber que al colectivo de Arte Tlacolulocos, los talentosos Cosijoeza Cernas y Darío Canul, se les ha negado la visa de entrada a USA”, dijo Isabel Rojas-Williams.
“Tlacolulocos atrajo atención internacional con su creación de ocho murales para Visualizing Language: Oaxaca in L.A., parte de la iniciativa del Museo Getty PST:LA/LA en el 2017. Ellos yuxtaposicionaron los murales de Dean Cornwell (1933) que narran una historia tradicional de la historia de colonización de California con su narrativa contemporánea”, comenta.
“En esta narrativa, los artistas mostraron una historia del presente que ilumina la diversidad de Los Ángeles y que muestra la empatía de los artistas por la constante lucha de la comunidad inmigrante, en este caso de los inmigrantes zapotecas de la comunidad de Oaxaca”, dice.
Rojas-Williams cuestiona qué sucedería si a artistas de este país les fuera negada la entrada a México. “México se ha caracterizado por recibir con brazos abiertos a artistas de todo el mundo en sus intercambios culturales. ¿O será que en este país estamos regresando a los 30s, cuando David Alfaro Siqueiros fue deportado de Los Ángeles antes de terminar en 1932 su mural América Tropical en Plaza Olvera”, cuestiona.