Sociedad: Huelga sexual y política
“Una semana sin sexo” es el lema del grupo feminista Liberal Ladies Who Lunch (Mujeres liberales que almuerzan) que han hecho un llamado a negarles el sexo a sus compañeros por siete días y siete noches. El boicot a la cama, que se llevará a cabo del 28 de abril al 5 de mayo, tiene como propósito recordar a los hombres que la lucha de las mujeres por no perder acceso al control de la natalidad es un tema que también les atañe.
En su página de Facebook (Facebook/Access denied sex strike) el grupo describe el motivo de la huelga y hace un breve recuento de cómo esta estrategia antiquísima ha dado resultados en varios países en los últimos años.
Todo comenzó, como tantas otras cosas, en la Antigua Grecia. En Lisístrata, una obra de teatro satírica de Aristófanes que data del año 411 Antes de Cristo, un grupo de mujeres atenienses, hartas de que sus maridos llevaran años peleando en la guerra del Peloponeso (la cual duró casi 30 años) deciden negarles el sexo hasta que no haya paz. Eventualmente lo logran, pero no solo con cruzar las piernas. Las mujeres también deciden “ocupar” la Acrópolis, donde se guardaba el dinero de la ciudad-estado, para que no lo gastaran en continuar la guerra.
Más recientemente, en Kenia, por ejemplo, las mujeres se fueron a la huelga sexual en el 2009 para forzar a los gobernantes a tomar decisiones que estabilizaran al país que estaba al borde del caos político. A la semana todo se resolvió.
En el 2008, un grupo de esposas en Nápoles, Italia, declararon que la tienda del amore estaría cerrada por varios días hasta que los maridos prometieran no prender fuegos artificiales durante las celebraciones de Año Nuevo que siempre han causado gran cantidad de accidentes. En este caso las autoridades apoyaron el esfuerzo bajo el lema “Hagan el amor. No causen explosiones.”
Y el año pasado en Colombia, las mujeres (que son el 60% de la población) del municipio de Barbacoas en Nariño, mantuvieron una huelga de piernas cruzadas por cuatro meses para reclamar la pavimentación de una carretera vital para la salida y entrada de habitantes y mercancías. Debido a la prominencia de la noticia a nivel nacional y a que, según el alcalde, él fue la primera víctima del boicot cuando su esposa se mudó a otra habitación de la casa, finalmente la carretera se construyó.
Quien sabe si el Plan Lisístrata funcionará o no en Estados Unidos. Aquí mucha gente no tiene espíritu de sacrificio por causas políticas. Todo lo quieren fácil y al momento. Además, es obvio que una semana de abstinencia es muy poco tiempo. Como dicen algunas esposas, “¿Una semana sin sexo? Ay, m’ija, comparado con lo que mi marido aporta ahora, eso sería una mejora.”
Definitivamente, como aquellas bravas atenienses de hace 26 siglos, hay que además de cruzar las piernas, también ocupar los templos financieros donde está la plata, que aquí es más importante que el sexo.