Las enseñanzas de los gatos a los humanos durante el confinamiento
Los felinos saben cómo pasar con éxito la cuarentena de tal forma que parece que llevaran toda la vida haciendo una
Mientras los humanos se aburren o se lamentan el estar encerrados debido a la pandemia del COVID-19, los gatos cumplen con 16 horas diarias de sueño a pesar de ser territoriales por naturaleza y para ellos el confinamiento es su modo de vida.
En el libro “Lo que aprendemos de los gatos” (Ed. Anagrama, 2014), la profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Paloma Díaz-Mas emprendió un trabajo de psicología felina e hizo un balance de las enseñanzas adquiridas durante su convivencia, primero, con Tris-Tras y, después, con su pareja de sucesores, Tris y Tras, según El País.
“Cuando los vemos jugar, exhibiendo su magnífica forma física, o dormir plácidamente sobre nuestro sillón favorito envidiamos su capacidad para vivir intensamente ese instante; sin atormentarse, como hacemos nosotros, por un pasado que ya no existe y un futuro que tal vez no llegue”, reflexiona en un pasaje.
La profesora Díaz-Mas confirma que uno de los protagonistas de su libro sigue vivo y bien, se trata de Ryuu (en japonés, “dragón”), el equivalente al ficticio Tris. “Ahora mismo está encantado de la vida, lo que le gustaría es que estuviéramos confinados siempre”, cuenta la autora, que especula con que los gatos probablemente se sientan intrigados con la situación, pero “lo viven como una ventaja, muy contentos” porque “les gusta saber dónde estamos, no perdernos de vista y tenernos a su servicio”. “Ellos se van a poner a dormir igual, pero les parece estupendo que estemos ahí, velando su sueño”, asegura.
A lo largo de su libro, la experta ensalza la capacidad de los felinos para mantener un bienestar y una comodidad continuos, que a los humanos se les escapa por culpa de “una enfermedad llamada razón” y “un exceso de secreción de ideas” que les pone continuamente en un “lugar inexistente”.
Ahora, la autora habla a la sección ICON de El País, de dos elementos concretos de la conducta de los gatos que pueden ser de utilidad en la cuarentena: “Por un lado, su forma de relajarse, de estar tranquilos, de respirar. Y por otro, su habilidad para mantener una excelente forma física, aunque se muevan en muy poco espacio y tengan relativamente poca actividad, porque duermen mucho. Eso, al parecer, se debe a los estiramientos.
El gato es un yogui [practicante avanzado de yoga], que realiza la respiración y la meditación junto con estiramientos que le mantienen en forma. Eso es lo que deberíamos tratar de imitar, ahora que estamos en casa y tenemos tiempo, ese ejercicio, esos estiramientos y esa relajación que producen la respiración y el ronroneo del gato. A ver si aprendemos también nosotros a ronronear, que nos ayudará mucho”.
Por otro lado, en su composición “Un gato en un piso vacío”, la poeta polaca Wyslawa Szymborska imaginaba el angustioso deambular de un felino doméstico en una casa donde el humano, misteriosamente, parece haberse evaporado de un plumazo. Postura en la que, según la directora de la Clínica Veterinaria Colores de Madrid, Lina Sáez de Antoni, ahora mismo a muchos gatos no les importaría estar. “Hemos notado un aumento de casos de gatos estresados y con estados de ansiedad. No están acostumbrados a estar tan acompañados. Tenemos varios medicados con fluoxetina [Prozac]”, dijo a el diario español.
“El gato es un animal muy independiente, es muy importante dejarle su espacio. Si tú estás todo el rato con él, todo el rato sobándole y todo el rato encima, se agobia. Sobre todo en una casa muy pequeña, donde hay mucha gente confinada. Cuando el gato quiera estar contigo, te va a buscar”, aseguró la especialista en salud felina.
Para las personas que hayan dado positivo o padezcan síntomas de coronavirus, la veterinaria recordó las recomendaciones sanitarias. “Lo mejor siempre es aislarse y tocarle lo menos posible. Y cada vez que se le vaya a acariciar, porque en algún momento se le tendrá que acariciar, lavarse antes las manos con agua y jabón“.
“Al gato no le va a infectar y se puede convivir perfectamente, porque los gatos no padecen la enfermedad ni la transmiten, pero pasa igual que con una mesa o una silla, son superficies en las que los virus pueden quedarse brevemente tras un contacto. Si la persona vive acompañada, lo ideal es que sea otro quien se encargue de darle la comida o cambiarle el arenero”, finalizó.
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