Cupido sorprende a madre mexicana con matrimonio y residencia
En el mes del amor, María Luisa Luna y Lázaro Romero celebran su amor y su segundo aniversario de bodas
María Luisa Luna Cervantes jamás pensó que a sus 50 años se volvería a casar y mucho menos que dejaría México para venir a Los Ángeles a empezar una nueva vida al lado de su esposo Lázaro Romero, un mexicano naturalizado estadounidense.
“¡Ni cuando! ¡Jamás lo pensé!”, dice María Luisa quien vivía tranquilamente en Guadalajara, México al lado de dos de sus cuatro hijos ya adultos. A ella, su exesposo la había abandonado casi una década atrás, y había criado a sus hijos prácticamente sola.
“Fue una cuñada, quien vive en Van Nuys, quien me dijo que si no me gustaría tratar a Lázaro, un hombre viudo con hijos ya grandes. Yo dije, bueno por qué no. No tengo compromiso. Tal vez podamos tener una bonita amistad”, recuerda.
A su vez, la cuñada de María Luisa quien es prima de Lázaro, lo animó a darse una oportunidad de encontrar el amor y le dio el número de teléfono de María Luisa. Lázaro llevaba un año y medio de viudo, después de haber estado casado por más de 30 años. En la actualidad tiene 64 años.
Así fue como en 2013 comenzaron a llamarse por teléfono, y entre las largas conversaciones, nació la chispa del amor.
“Él no me quiso mandar una fotografía para conocerlo, pero yo me metí a Facebook y averigüé a escondidas cómo era. Lo que vi, me gustó; y a través de las pláticas, me fui enamorando”, dice riendo.
A su vez, Lázaro conoció a María Luisa a través de una fotografía que su cupido, la cuñada de María Luisa, le mostró.
La mexicana cuenta que desde el principio de sus charlas, Lázaro le advirtió que tenía intenciones de matrimonio, si se entendían. “Yo voy en serio”, la alertó. “¡Ah caray!. ¡Qué hombre tan aventado!”, pensé.
Lázaro nació en Zacatecas, México. Emigró a los EE.UU. en 1976. Se hizo ciudadano hace 12 años, y se gana la vida como jardinero en Los Ángeles.
Tres meses después de largas conversaciones telefónicas, Lázaro se armó de valor y viajó a México para conocer en persona a María Luisa.
“Ese viaje fue el primero de muchos que hizo a Guadalajara durante cinco años. Me enamoré de su buen trato, sus detalles. Me hablaba bonito y me mandaba flores; y me gustó que físicamente tenía un aspecto rudo, muy varonil”, cuenta María Luisa.
Lázaro dice que él quedó prendado de la honestidad de María Luisa. “Es una mujer muy honesta”.
Dos años más tarde, en 2016, Lázaro le confesó que ya estaba listo para casarse y le propuso matrimonio, y ella no titubeó para darle el sí. “Claro que me dio tristeza separarme de mis hijos, pero eventualmente los dos más chicos que están solteros van a casarse y hacer su vida. Era tiempo de pensar también en mi”.
Lázaro no sabía qué hacer para traer a su prometida a Estados Unidos ni qué proceso seguir. En 2018, a través de un programa de radio se enteró de la existencia del abogado en migración Sergio Siderman, y decidió ir a visitarlo para que lo orientara en los pasos a seguir.
El abogado Siderman le aconsejó solicitar la Visa K1 de prometida (visa de fiancé) para que María Luisa pudiera entrar al país legalmente.
En febrero de 2019, María Luisa fue al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez a una entrevista para su Visa K1 que le fue otorgada; al mes siguiente viajó e ingresó al país, en donde ya la esperaba Lázaro con los preparativos de la boda. La pareja se casó en la ciudad de San Fernando en una ceremonia privada el 8 de marzo de 2019.
Una vez casados, con la ayuda del abogado Siderman iniciaron los trámites para la residencia de María Luisa, por medio de la petición familiar I-485. En noviembre de ese mismo año, ella obtuvo un permiso de trabajo.
En enero de 2020, antes de que irrumpiera la pandemia, acudió a su entrevista para el ajuste de estatus en las oficinas del Servicio de Migración y Ciudadanía (USCIS) en Los Ángeles.
“Puede ser que el proceso para conseguir una visa de fiancé sea algo complicado y tardado, pero la verdad es que vale la pena seguirlo al pie de la letra con tal de dormir tranquilo al lado de la persona que más quieres en este mundo”, dice Lázaro.
El 18 de enero pasado, María Luisa recibió su tarjeta de residente permanente.
“Para mi es un sueño. Quería dar saltos de alegría cuando obtuve mi residencia. Doy gracias a Dios por poner en mi camino a un hombre honesto que me cuida y me hace sentir muy amada”.
Y reconoce que la vida le cambió por completo al emigrar a este país. “No puedo decir que todo haya sido felicidad porque luego se vino la pandemia. Extraño mucho a mis hijos, y no saber el idioma es una barrera, pero mi sueño es aprender inglés, trabajar, superarme y disfrutar a mi esposo”.
El abogado Siderman dice que en tiempos normales la visa para una prometida se tarda en obtener en un periodo de seis a nueve meses, pero con la pandemia se toma hasta un año y medio en conseguirla. “Tuvimos la suerte de que María Luisa la recibiera antes de la pandemia”, precisa.
Y explica que la visa de prometida K1 es solo por tres meses. “En este lapso de tiempo, la pareja se tiene que casar e iniciar de inmediato los trámites para ajustar su estatus y obtener la residencia a través de la petición I-485. Si no tienen planes de casarse en 90 días, no recomiendo solicitar la Visa K1”.
Al solicitar la petición de ajuste de estatus, la pareja debe ir a una entrevista al USCIS, y obtiene un permiso de trabajo mientras espera la tarjeta de residencia. “Debido al COVID-19 a María Luisa le tomó más tiempo recibir su residencia permanente”.
Otras opciones
El abogado explica que hay 4 opciones para quienes pretenden casarse con un extranjero o extranjera.
“La primera es traer a la novia al país con una visa de prometida, casarse en el país e iniciar el proceso de ajuste y residencia; la segunda opción es casarse en el extranjero, en este caso en México; e iniciar el proceso de solicitud de residencia allá. Esto se lleva hasta un año, y en los tiempos actuales puede durar dos años”.
La tercera opción, cita el abogado, es casarse en México o en otro país, y si ella tiene visa de turista, entrar a EE.UU. ya casada, y aquí solicitar la residencia. “El matrimonio fuera de EE.UU es válido para las autoridades de migración”.
Y la cuarta opción, es que la prometida entre con visa de turista, se casen y hagan el ajuste migratorio aquí.
“La opción que yo siempre recomiendo a las parejas comprometidas, es solicitar la visa de fiancé y casarse en los primeros tres meses de la entrada legal al país”, dice el abogado Siderman.
En el caso de María Luisa, el abogado afirma que en tres años, podrá solicitar la ciudadanía de EE.UU. en base a su matrimonio con Lázaro.