Las muertes de latinos a manos de la policía son muchas más: han fallecido al menos 2,600 desde 2014

Nuevas investigaciones apuntan a que la cantidad de hispanos que ha muerto en custodia policial o a manos de oficiales es el doble de la que se reportaba

El niño Adam Toledo tenía las manos arriba cuando un policía de Chicago lo mató.

El niño Adam Toledo tenía las manos arriba cuando un policía de Chicago lo mató. Crédito: Policía de Chicago | EFE

En los últimos seis años han fallecido más de 2,650 personas latinas en Estados Unidos estando en custodia de la policía o por acciones policiales, según un nuevo análisis preliminar.

Este busca no solo identificar cifras sino destacar los nombres de los latinos afectados, de los que no se habla tanto a nivel nacional como de los casos de personas negras muertas por actuar policial, como George Floyd.

La cifra de 2,653 latinos es el doble de la que se conocía hasta ahora por medio de proyectos no gubernamentales, y significa que de 2014 a mayo de este año la cantidad de latinos fallecidos a mano de policías ha crecido 24%. Otro proyecto, del medio Washington Post, ya había encontrado que es 55% más probable que la policía dispare a muerte a un latino que lo haga a un blanco no hispano.

“El problema es que el Gobierno no está haciendo este trabajo de contabilizar, nosotros lo tuvimos que hacer”, destaca en entrevista el académico mexicoestadounidense Roberto Rodríguez, líder del proyecto Raza Database, que hizo el análisis.

Rodríguez lamentó que, a un año de que la muerte de Floyd generó protestas masivas respecto al trato policial de personas afroestadounidenses, todavía no se hable lo suficiente de cómo los hispanos padecen un trato similar.

“Las cifras de latinos y afroestadounidenses muertos desde el año 2000 por mano policial son casi las mismas. Pero la diferencia es que cuando matan a un latino es casi como un secreto”, opinó el académico en referencia a las reacciones que hay.

“Cuando se tienen conversaciones sobre injusticias raciales y sobre trato policial casi no se habla del latino”, agrega. Entre los factores detrás de esa brecha estarían la falta de datos fieles y que hay un legado histórico de destapar excesos de violencia contra las personas negras en EE.UU. por el que esos casos se destacan más.

Dimes y diretes sobre las causas de los fallecimientos

Los reportes de las muertes analizados por Raza Database atribuyen la mayoría a disparos o balaceras al confrontarse con la policía.

Pero esa causa general esconde muchos factores, advierte Rodríguez: “La policía a veces solo tiene que decir que la otra persona tenía una pistola o lo que les pareció era una pistola, aunque esa persona hubiera tenido celular en mano”, dice.

Indica que el proyecto ha encontrado casos en los que se dijo que el latino fallecido tenía un arma cuando en realidad en la mano era una escoba, tijeras, una manguera o incluso nada.

Como sucedió en marzo con el adolescente Adam Toledo, de Chicago. Toledo, de 13 años, fue perseguido por oficiales que le dispararon a quemarropa.

Primero dijeron que Toledo les había apuntado un arma, pero los videos de las cámaras corporales de los policías mostraron que Toledo –aunque sí había tenido una pistola cuando empezó la persecución– estaba desarmado cuando recibió el balazo.

Otras de las muertes identificadas por Raza Database son atribuidas a las maniobras de inmovilización, al uso de descargas eléctricas con tasers y a “emergencias médicas” durante el arresto o estando bajo custodia.

Dentro de ese término vago entran casos como el de Carlos Ingram López, habitante de Arizona que tenía 27 años. En abril de 2020 la policía de Tucson llegó a detenerlo por una llamada de disturbios públicos; Ingram López terminó muerto.

La autopsia oficial hecha en un inicio decía que la causa más probable de muerte era un paro cardiaco porque Ingram López tenía cocaína en el sistema.

Pero los videos de las cámaras corporales, hechos públicos después, muestran que tres oficiales pusieron a Ingram López contra el piso y le echaron encima cobijas mientras él gritaba que no podía respirar.

Escondidos entre las cifras

A pesar de que los números de Raza Database de por sí son más altos de lo que se sabía, los investigadores advierten que podría haber muchos más latinos afectados.

Y es que los departamentos policiales no tienen obligación de registrar la información sobre la etnia de quienes detienen u otros detalles demográficos. Tampoco hay guías fijas sobre cómo registrar esa información.

Los datos “nunca van a estar completos porque los estándares no son centralizados y la disponibilidad de información no es la misma”, lamenta Rodríguez.

Como la latinidad es algo étnico indistinto del color de piel “alguien puede decir que Juan García es blanco, pero en otro lugar pueden registrarlo como latino y en otro lugar lo pueden registrar como unknown (desconocido). Entonces todas las estadísticas quedan por ahí volando”, indica el académico.

Es por esa razón que los datos apenas son preliminares, dice Rodríguez, pues el Raza Database tiene identificados “6,000 casos de los que no se sabe nada” y “entre los que seguro hay más latinos”.

Entre los siguientes pasos, indica el investigador, está averiguar más sobre esas 6,000 personas.

El proyecto también quiere crear un homenaje con un muro virtual en el que se destaquen los nombres y biografías de esos latinos cuyas vidas se han perdido. Y entre los planes está contabilizar mejor los casos de violencia por las fuerzas del orden en contra de migrantes.

Sin expectativas de cambio

Lo sucedido a Floyd y las protestas subsecuentes han promovido iniciativas como el George Floyd Policing Act, una legislación aprobada en la Cámara de Representantes este marzo para prohibir inmovilizar a personas por el cuello durante un posible arresto.

La ley, si es que es aprobada por el Senado, también establecería una base de datos para registrar a oficiales acusados de malas conductas y volvería forzoso el uso de cámaras corporales para corroborar lo que reportan los agentes.

Pero Rodríguez no cree que realmente vaya a haber cambios pronto que reduzcan los casos de extralimitaciones policiales.

Porque el mismo Rodríguez fue víctima de violencia policial. Cuenta que en 1979 lo detuvieron en el este de Los Ángeles porque estaba grabando con su cámara a oficiales golpeando a un hombre.

Los agentes, dice Rodríguez, lo terminaron golpeando a él. Rodríguez demandó al departamento y ganó; comenta que sigue teniendo estragos del trauma.

“Por esa experiencia mía yo no creo que las cosas mejoren pronto”, indica. “Yo desde el 79 al presente he visto mucha dizque reforma y promesa, pero nada de trabajo posterior“.

“Creo que hay suficientes muestras de que a pesar de casos de alto perfil no ha sucedido nada en consecuencia, en gran medida por la impunidad”, explica.

En el caso de Floyd hubo una sentencia contra solo uno de los cuatro policías involucrados; Derech Chauvin fue declarado culpable de homicidio.

No obstante, la mayoría de los agentes, cuando siquiera son investigados, “son solo transferidos a otra unidad o departamento, pero esa no es una condena”, señala Rodríguez.

El académico incluso relata que hace varios años una conocida le compartió una oración que su madre había ideado desde los años 1930: para orar que la policía no matara a ninguno de sus hijos al salir ellos de casa.

La oración, que Rodríguez compartió con Noticias Telemundo, dice así:

Virgen de Guadalupe, te encomiendo a mi hijo

Protégelo contra los policías y contra quienes andan buscando a quien golpear.

Hijo, ten cuidado, no le des la cara ni mires ojo a ojo a ningún policía…

Por Marina E. Franco

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