Entrevista

Javier Bardem se enfrenta a James Bond en ‘Skyfall’

Javier Bardem habla de su papel de villano, Silva, en 'Skyfall', el nuevo James Bond

Javier Bardem,  en el estreno de 'Skyfall' en Suiza, es el villano de la nueva cinta del agente 007.

Javier Bardem, en el estreno de 'Skyfall' en Suiza, es el villano de la nueva cinta del agente 007. Crédito: EFE

Josep Parera josep.parera@laopinion.com

Imparable. Así se puede —o debe— describir la carrera de Javier Bardem en estos momentos. No solo por el hecho de haberse convertido en un nuevo villano de la saga de James Bond —y, según muchos, en el mejor de toda la franquicia—, sino porque, además de haber recibido el Oscar al Mejor Actor de Reparto, en 2008, por No Country for Old Men, su presencia ha sido requerida, recientemente, por cineastas del calibre de Ridley Scott (Blade Runner) o Terrence Malick (The Tree of Life), en sus más recientes largometrajes, The Counselor y To the Wonder.

Protector de su vida privada —se casó en verano de 2010 con Penélope Cruz, con quien es padre de su único hijo, Leo Encinas Bardem—, Bardem, no obstante, siempre se muestra cómodo y parlanchín detallando los pormenores de su labor en la gran pantalla.

Desde que debutara a los cuatro años en la serie televisiva española Los Pícaros, su trayectoria ha sido impactante: dejó huella en las controversiales Las edades de Lulú y Jamón jamón (donde trabajó con una joven Cruz, años antes de su más reciente filme juntos, Vicky Cristina Barcelona), colaboró con Pedro Almodóvar en Tacones lejanos y Carne trémula, y tras su portentosa actuación en Mar adentro, Hollywood lo descubrió y ya se ha paseado al lado de Tom Cruise en Collateral y Julia Roberts en Eat Pray Love.

Hijo de Pilar Bardem, nieto de Rafael Bardem, y hermano de Carlos y Mónica Bardem, todos ellos actores, este canario de 43 años habló con La Vibra, vía telefónica desde Miami, sobre su más reciente película: Skyfall, donde encarna a Silva, el sangriento y vengativo villano de la función.

Entre Bond y Silva hay un magnetismo indiscutible. ¿Cómo sabes que eso va a funcionar una vez está filmado?

Nunca sabes nada. Vas a rodar y a veces las cosas suceden o no. Y si suceden son percibidas de forma diferente dependiendo de quién las ve. Estaba apuntado en el guión y luego Sam [Mendes, el director] me dio muchas claves interesantes para hacer este personaje: una de ellas era crear incomodidad al oponente. Desde allí empezamos a hablar de la relación entre Silva y el resto de los personajes, entre ellos Bond. El otro personaje nunca sabe cómo Silva a reaccionar. Más allá de eso, el contenido sexual [evidente en el primer encuentro entre Silva y Bond] está abierto a lo que la gente quiera ver. Pero había algo que va más allá de la sexualidad, que tiene que ver con una forma de poner al contrario en un sitio inesperado.

Es fascinante que hables de Silva con tanta profundidad. Muchos dicen que, a veces, un actor hace este tipo de cine solo por el dinero que ganan…

A todos nos gutan que nos paguen y trabajamos para vivir de esto. Pero más allá de eso, si tienes el privilegio —como yo lo tengo, y toco madera para que siga— de poder elegir, entonces elije cosas que te activen la imaginación o que involucre un proceso creativo rico, con gente de calidad, que te van a proteger y a sacar lo mejor de ti. Y este fue el caso [de Skyfall]: cuando leí el guión y vi las posibilidades de ese personaje, y sobretodo, cuando Sam me dijo cómo quería afrontarlo y lo abierto que estaba a las diferentes interpretaciones, al placer de no estar atado a ningún concepto, eso me pareció fascinante, sobretodo para una película de James Bond. El gran reto de Sam Mendes ha sido el traer un concepto a nivel dramático muy importante: las escenas, las relaciones entre los personajes, los actores respiramos entre la acción, y eso no es normal en [este tipo de cine].

En ‘Skyfall’ hay un guión que va mucho más allá de lo habitual en la serie…

Ya desde el guión, la propuesta era arriesgada. Tanto Barbara [Broccoli] como Michael [G. Wilson, los productores], que tienen un pedegrí muy especial, que son gente extraordinaria que consiguen bloquear todo lo que puede interferir en el proceso creativo para que los actores y directores estén libres y hagan lo que tengan que hacer. Y eso, en un “monstruo” como James Bond me parece extraordinario. Hubo días en lo que sentía que estábamos haciendo una película independiente de bajo presupuesto, por la libertad que había, por la generosidad de Sam a la hora de probar nuevas cosas. Pero no, era una película de Bond.

Esta es la primera vez que actúas en una superproducción…

Sí, es mi primero “monstruo”…

¿… Cómo fue tu entrada en ese mundo?

El prejuicio de alguien que nunca había hecho esto antes, me llevó a pensar que iba a ser una situación de un continuo estrés basado en números: números de días [de rodaje], números de dólares, números de horas y más números.Y fue todo lo contrario. Ahí es donde yo remarco lo de Barbara y Michael, porque hicieron un trabajo [increíble], con toda la presión que conlleva hacer una película como esta: había tiempo para todo y hasta que no se hacía como debía hacerse, ahí no se movía ninguna otra ficha. Y en una película así eso es muy difícil, porque requiere de un ritmo, de un calendario… Sin embargo no hubo ni un solo retraso. La gente siempre se concentró en la creatividad. No se trataba de hacer una [película] más, sino de hacerla lo mejor que podíamos.

También es tu primera película de pura acción…

Mi acción es poquita, nada en comparación con lo que hace el loco de Daniel Craig [risas]. Yo lo miraba y pensaba: “¿pero qué hace ese ahí subido? ¡Bájate de allí, hombre!” [risas].

Una película como esta, con tantas unidades trabajando al mismo tiempo, tantos países donde se rueda, tantos elementos… cuando la ves acabada, ¿aún hay espacio para la sorpresa?

[se piensa la respuesta] Sí… pero es que nunca sabes. Llevo 25 años con esto y he hecho cosas que he pensando que estaban muy bien y luego las ves y… pues no. O yo creo que están bien y la gente piensa que no, o al revés. Por ejemplo, en No Country for Old Men nunca actué con Josh Brolin o Tommy Lee Jones. No sabía qué película estábamos haciendo: solo sabía lo mío, un tipo con ese corte de pelo matando a gente. Vi la película, me gustó mucho y de repente se convierte en No Country for Old Men. Nunca lo sabes. [Skyfall] no la he visto acabada, la veré en Londres [hace dos semanas] pero lo que he visto me fascinó: lo que me gustó es que lo que Sam pretendía lo ha conseguido, que es traer una esencia clásica al James Bond de siempre, abriéndolo al día de hoy. Es uno de los temas de la película: la renovación, lo clásico contra lo nuevo… Eso está impregnado en la película de forma muy elegante y creativa.

¿Recuerdas la primera película de James Bond que viste?

La primera que vi con mi padre en cine grande, fue Moonraker. Quien me fascinó fue [el villano] Jaws, con lo que mi destino estaba escrito [risas].

Estás trabajando ahora mismo con el director Ridley Scott (‘Alien’, ‘Gladiator’) en ‘The Counselor’…

¿Qué te puedo decir, hijo?

Dime que ha sido una experiencia horrible…

Sí, eso horrible… [risas]. Vaya viaje, vaya privilegio… Yo a veces miraba [a Ridley Scott] y me decía: “este tío ha hecho Blade Runner”. Una vez más, es el material, el guión, me impactó. La calidad de los diálogos, las escenas, las situaciones… Y luego Ridley Scott y el reparto [Brad Pitt, Cameron Díaz, Penélope Cruz], que está estupendo. Trabajar con Scott ha sido como con Sam, fácil. Los [directores] que saben, lo hacen fácil. Para ellos hacerlo fácil no debe serlo, pero lo hacen para los demás. ¿Me explico? Y ahí está el talento. Y es un privilegio.

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