El eterno desdén a los intentos suicidas de las latinas en Estados Unidos
En el 2021, 22% de estudiantes de la preparatoria seriamente consideraron el suicidio y 10% lo intentaron
La mujer latina cae víctima de pensamientos suicidas debido a dinámicas familiares que hacen que pongan sus necesidades al último por el bien de la familia. Esto pasa especialmente porque las jóvenes deben de aprender a vivir con dos expectativas de roles de género, las del país de origen y las de Estados Unidos.
Este fenómeno se observó por primera vez hace casi 60 años, cuando un estudio realizado por el Dr. Edward Trautman reveló que las mujeres puertorriqueñas del Bronx presentaban tasas de intentos de suicidio inusualmente elevadas.
En las últimas seis décadas, los intentos para mejorar la salud mental de la mujer latina se han quedado estancados debido a la falta de conversaciones sobre el tema y una escasez constante de recursos en todas las etapas de su vida.
En los últimos años los intentos para hablar sobre la mala salud mental de las latinas han sido amplificados por el impacto severo de la pandemia del COVID-19. El Internet ayudó con esto a través de pláticas de personas famosas sobre sus luchas y problemas internos. Sin embargo, estas conversaciones normalmente se enfocan en la comunidad anglosajona.
Según los datos del Youth Risk Behavior Surveillance System del CDC, en 2021, 22% de estudiantes latinos de la preparatoria consideraron seriamente el suicidio y 10% lo intentaron. En ese mismo año 4% fueron heridos debido a un intento de suicidio; aunque el reportaje no especifica la etnia por sexo, más mujeres consideraron e intentaron suicidarse en la última década.
Esto no es solamente un problema que empieza en la preparatoria, se ve demasiado en la secundaria. A solo media hora de la Universidad del Sur de California, El Sereno Middle School lo ha experimentado de primera mano. Estudiantes se han sentido aislados, muchos no sabían cómo socializar después del COVID-19, según Jesse Barahona, administradora del programa Keep Youth Doing Something (KYDS), añadiendo que casi cuatro años después, los pensamientos suicidas todavía están muy presentes.
“Empezó después de COVID…, cuando regresamos a la escuela para el aprendizaje en persona después de haberlo hecho a través de Zoom por 7 meses”, explicó. “Vimos reportes iniciales de estudiantes en el sexto y séptimo grado, chicas que estaban hablando sobre el suicidio”.
Barahona añadió que también se vio una tendencia ascendente en temas del suicidio a un grupo nutrido de latinas.
Hay recursos para las chicas, “En la escuela tenemos tres consejeras que están disponibles durante el horario estudiantil y tenemos una línea directa que les damos a los estudiantes”, expresó.
KYDS también ayuda a formar planes de seguridad para quienes corren riesgo de suicidio. Sin embargo, cuando regresan a casa, Barahona admite que los estudiantes no tienen recursos y que las cifras de los que tienen tendencias suicidas siguen elevadas.
En los últimos dos años, la administradora de KYDS calcula que entre 20 a 30 chicas latinas, la mayoría en el séptimo grado, se han dirigido a alguien del personal para decirle que tienen tendencias suicidas o que están pensando en suicidarse.
En general para las latinas, las tendencias suicidas tienen mucho que ver con el “familismo”, un concepto donde el individuo sacrifica sus necesidades para el bienestar de la familia.
Como consecuencia del estigma alrededor de la salud mental en la comunidad latina, cuando las mujeres de este grupo están sufriendo con su salud mental no se lo dicen a la familia porque parece un problema menor comparado con otras situaciones.
Condiciones como vivir en la pobreza, superar la barrera del idioma, o vivir en los Estados Unidos sin documentos legales. Estos aspectos causan dificultad al tratar de comunicar los sentimientos experimentados en una forma digna de mencionarle a su familia.
El “familismo” puede ser un factor positivo a la situación si la mala salud mental es una prioridad, pero esto casi no suele ocurrir.
Estas ideas han sido exploradas por investigadores que escriben artículos académicos, con testimonios de jóvenes latinas que apuntan en la misma dirección: se les está fallando.
En un estudio conducido por un profesor en la Universidad de Texas, Austin, Margarita, una joven de 17 años explicó porque se causa daño a ella misma.
“Es como si tuviera tanto dolor dentro, es como si llorara por dentro. Es difícil de explicar. Pero, supongo que cuando me corto, siento que estoy dejando salir un sinfín de palabras. Estoy sacando mi dolor”.
En el mismo estudio, una joven anónima de 13 años describió sentirse en un estado adormecido, “Parecía como si estuviera bajo anestesia, como si me hubieran puesto algo. Sentía como si no me doliera nada. Mi mente estaba en blanco”.
Estos testimonios son poderosos pero siguen apuntando a una falta de recursos, incluso para los que están aprendiendo por medio de estos testimonios.
El lenguaje en los artículos académicos los hace inaccesibles a todos los que no han tenido acceso a la educación superior. Cuando jóvenes latinas están en riesgo de suicidarse, no están buscando publicaciones académicas, están buscando recursos.
Estas adolescentes se convierten en jóvenes latinas universitarias que siguen luchando por su salud mental, porque no tuvieron acceso a recursos en la secundaria o la preparatoria. En USC, situado en una ciudad con una de las poblaciones más grandes de la comunidad latina y una alta tasa de matriculación universitaria, rara vez se habla del suicidio de la mujer latina.
Los recursos disponibles para la mujer latina en las universidades incluyen centros para estudiantes indocumentados, mentores de primera generación; no obstante, sigue habiendo una falta de recursos específicamente para la salud mental de la mujer latina.
En USC por medio de La CASA, el Centro Cultural Latino, hay consejeros pero no ha habido reconocimiento del problema por la universidad para dar presentaciones sobre la salud mental latina, ofrecer recursos específicamente para las latinas y quizás, creando un programa de mentores con las escuelas magnet de USC, como prevención temprana que ayudaría al problema de manera sustancial.
Los programas de prevención para latinas son prácticamente inexistentes en las universidades y en la educación básica e intermedia. Solo existe un programa para jóvenes en la secundaria, se encuentra en Nueva York llamado La Vida es Preciosa. La organización es específicamente para latinas entre 12-17 años de edad.
Con personal formado por latinas, el programa La Vida es Preciosa es gratuito e incluye sesiones de terapia en grupo, terapias artísticas creativas (música, danza, poesía y teatro), actividades de bienestar y recursos para ir a la universidad. El programa ha existido por 15 años y ha ayudado a alrededor de 300 latinas. Ni una sola persona que ha entrado al programa a fallecido por el suicidio.
Desafortunadamente, La Vida es Preciosa es uno de los únicos programas de este tipo en la nación. Ningún otro programa para latinas existe en los Estados Unidos, pero el coste de la terapia esta fuera del alcance para la mayoría de las latinas.
Típicamente, los gastos del bolsillo para terapia de una familia en Los Ángeles son de al menos $300. En 2022, 27.6 millones de americanos no tenían seguro médico según el Centro para Prevenir Enfermedades (CDC), impidiéndoles el acceso a la terapia. Inclusive si tuvieran seguro médico y las sesiones fueran de a $20, por cuatro citas serían $80, una cantidad muy alta para dedicar a algo que no es prioridad para una familia que está en apuros.
Para los 10 millones de latinos viviendo bajo la línea de la pobreza, según el censo más reciente, esos $80 son simplemente indispensables.
La respuesta a la prevención regresa a nuestras escuelas, especialmente nuestras instituciones de educación superior que han hecho promesas continuas de ayudar a las comunidades dentro del cuerpo estudiantil.
Aunque algunas escuelas como el Colegio Comunitario de Santa Mónica y la Universidad de Mount Saint Mary’s tienen centros y programas enfocados en la salud mental para la mujer latina, ninguno se enfoca en este grupo en específico.
Las universidades deben de estar dispuestos a entender porque las latinas están sufriendo sin programas que realmente sean impactantes y las ayuden en su salud mental. Sin ellos, las mujeres latinas continuarán muriendo.
(*) Este artículo fue escrito por Katherine Contreras Hernández, estudiante de periodismo de USC y es una colaboración con Dímelo y la red de periodismo de soluciones.