Hombre tomó Ozempic y descubrió que su obesidad era realmente un tumor de 60 libras
Un alemán en Noruega, diagnosticado erróneamente con obesidad, descubrió tras años de tratamientos que un tumor de 60 libras estaba detrás de su gran abdomen
Después de años de tratamientos fallidos para la pérdida de peso, Thomas Kraut, un hombre de 59 años, se llevó una inesperada y devastadora sorpresa médica en 2023: un tumor de 60 libras ocupaba gran parte de su abdomen. Su experiencia subraya las dificultades de diagnóstico y los errores médicos que pueden surgir cuando síntomas graves son atribuidos erróneamente a condiciones comunes como la obesidad.
La historia de Kraut comenzó en 2011, cuando empezó a notar un crecimiento progresivo en su abdomen. A lo largo de los años, a pesar de visitar numerosos especialistas, ninguno pudo identificar correctamente la causa subyacente de este cambio físico. En 2012, fue diagnosticado con diabetes tipo 2, y los médicos atribuyeron el aumento de su abdomen a una combinación de sobrepeso y complicaciones relacionadas con su diabetes. Kraut fue puesto en regímenes de pérdida de peso, le prescribieron el medicamento Ozempic y, finalmente, en 2019, fue autorizado para una cirugía de manga gástrica, un procedimiento común en la lucha contra la obesidad severa. No obstante, ninguna de estas intervenciones redujo significativamente el tamaño de su abdomen, lo que planteó dudas a Kraut sobre el enfoque de su tratamiento.
A pesar de la dieta, el medicamento y los cambios físicos en otras partes de su cuerpo —con pérdida notable de peso en la cara y los brazos— su abdomen continuó aumentando. Esta discrepancia en la distribución de peso llevó a uno de los médicos a investigar más a fondo. Tras años de lucha, los médicos finalmente realizaron un examen más minucioso. La sorpresa fue mayúscula cuando, al palpar su estómago, se percataron de una dureza inusual que no correspondía a tejido graso. Esto encendió las alarmas y, en cuestión de días, Kraut fue sometido a una tomografía computarizada.
El escáner reveló la impactante verdad: Kraut tenía un tumor graso que pesaba cerca de 60 libras y que ya estaba afectando su riñón derecho. La naturaleza del tumor fue descrita como extremadamente rara; se trataba de un tumor graso que incluía varias áreas cancerosas rodeadas de grasa, y que se había adherido a órganos cercanos, lo que explicaba por qué había pasado desapercibido durante tantos años.
La noticia de que su abdomen agrandado era en realidad un tumor masivo y no tejido adiposo resultó en un choque tanto para Kraut como para los médicos. En septiembre de 2023, fue sometido a una operación quirúrgica compleja que duró diez horas y en la cual se le extirpó el tumor, que medía más de 50 centímetros de diámetro. Durante el procedimiento, los cirujanos se vieron obligados a extirpar también su riñón derecho debido a la invasión del tumor. Aunque la cirugía fue exitosa en términos de reducción del tumor, dejó a Kraut con daños en el intestino delgado y aún con rastros de tejido canceroso que, según los médicos, no pueden eliminarse sin poner en riesgo otros órganos vitales.
A raíz de esta experiencia, Kraut ha iniciado una batalla legal contra el equipo médico que durante años ignoró la posibilidad de que su condición fuera más grave que el sobrepeso. Sin embargo, los especialistas en oncología argumentan que la peculiaridad del tumor dificulta culpar a los médicos por la falta de un diagnóstico temprano. En un primer momento, su demanda fue desestimada por un tribunal, pero su abogado ha apelado la decisión, buscando justicia y una eventual compensación para Kraut.
El caso de Kraut ilustra no sólo los desafíos en el diagnóstico de condiciones raras, sino también las consecuencias de interpretar síntomas complejos bajo un prisma simplista, como el del sobrepeso y la diabetes. Para Kraut, esta experiencia ha implicado cambios drásticos en su vida. Aunque su salud ha mejorado tras la extirpación del tumor, el pronóstico sigue siendo reservado, ya que el tejido canceroso restante sigue creciendo. Actualmente, sigue un tratamiento psicológico bimensual para manejar las secuelas emocionales de la experiencia y acude periódicamente al oncólogo para monitorear el crecimiento del tumor residual.
“Voy al psicólogo cada dos semanas, porque el impacto ha sido devastador. No solo perdí un riñón; también he tenido que aceptar que mi vida está marcada por este diagnóstico”, comentó Kraut en una entrevista. A pesar de los tratamientos y el seguimiento constante, Kraut sabe que el tumor residual podría complicarse en cualquier momento, algo que ha alterado completamente su visión de la vida y su salud.
Este caso sirve como recordatorio de los peligros de la sobrediagnosis y subraya la importancia de una evaluación médica integral, especialmente cuando los síntomas persisten y no se ajustan a los diagnósticos iniciales. La batalla de Kraut continúa, no sólo por su salud, sino también por que se haga justicia, en un caso que desafía la percepción tradicional de lo que significa sobrepeso y enfermedad en el ámbito médico.
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