Detecte el estrés al que se puede enfrentar un niño cuando se muda de casa o escuela: ¿qué hacer?
Recomiendan involucrar a los niños en el proceso. Permitir que participen en tareas de mudanza de sus nuevos espacios les brinda una sensación de seguridad

Los padres y las familias pueden ayudar a que la situación sea más llevadera. Crédito: Wikimedia Commons
La transición del verano, que es a menudo época de mudarse de casa o prepararse para estrenar escuela, puede generar estrés y ansiedad en los niños debido a nuevos entornos y la pérdida de rutinas familiares. Expertos subrayan la importancia de apoyarlos durante este proceso.
Los padres y las familias pueden ayudar a que la situación sea más llevadera. Si los niños se sienten apoyados, incluso podrían tener ilusión con algunos cambios y ganar confianza, afirman expertos.
Es muy importante reconocer que las transiciones toman tiempo y que eso es totalmente normal. Está bien sentirse nervioso, triste, ansioso y quizás todo eso a la vez, e incluso los adultos se sienten así a veces, señala Nadine Haruni, autora del libro Freeda la Rana se Muda, obra que busca ayudar a los niños en edad escolar a afrontar la mudanza.
“Si escuchas, te sorprenderás. Lo que le importa a un niño no siempre es lo que crees”, dice Haruni, palabras recogidas por Associated Press (AP).
Dificultad del cambio
La escritora añade que las mudanzas pueden incluso ser especialmente difíciles si van acompañadas de otros cambios importantes, como una muerte, un divorcio o la pérdida de ingresos familiares.
El libro de Nadine Haruni ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo los niños pueden enfrentar mudanzas, a través de la historia de una madre rana y sus renacuajos en su proceso de adaptación.
Haruni se inspiró en la gran y multifacética transición de su familia. Se mudaba de Manhattan a Nueva Jersey con su hija de 5 años y su hijo de 8, y se casaba en la misma semana, una transición importante para sus hijos y sus tres hijastras adolescentes. Además, los niños empezaban en una nueva escuela la semana siguiente, reseña AP.
Cuenta que, al principio, los niños estaban muy tristes y preocupados. La vida es un cambio constante, y a veces es muy difícil afrontarlo. Por suerte, descubrieron que les encantaba tener más espacio y, como los renacuajos del libro, se adaptaron con alegría.
“Cuando las rutinas, los lugares familiares e incluso saber dónde están las cosas en la casa desaparecen de repente, se obliga a los jóvenes a reaprender su vida cotidiana desde cero”, lo que puede ser estresante, dice Victoria Kress, consejera profesional y presidenta de la Asociación Americana de Consejeros, cita referida agencia de noticias.
Recomendaciones
Expertos recomiendan involucrar a los niños en el proceso, porque permitir que participen en tareas de mudanza y decoración de sus nuevos espacios les brinda una sensación de propiedad y seguridad.
Los niños pueden ayudar a planificar las comidas, organizar su espacio o continuar las tradiciones familiares.
Asimismo, consideran que mantener rutinas diarias puede ayudar. Conservar ciertas rutinas puede proporcionar una estructura necesaria cuando el cambio parece abrumador, ayudando a los niños a adaptarse con mayor facilidad.
Señales que indican poca adaptación
Las señales que indican que un niño está teniendo más dificultades de adaptación de lo normal pueden incluir:
- Excesiva dependencia de los padres o cuidadores que no disminuye con el tiempo.
- Retrocesos en el desarrollo como hacerse pis, chuparse el dedo o volver a comportamientos infantiles que ya había superado.
- Cambios de ánimo como tristeza, llanto frecuente, apatía o desmotivación.
- Síntomas de ansiedad intensa, preocupación excesiva o miedo.
- Problemas de conducta como irritabilidad, agresividad, desobediencia o peleas con compañeros.
- Cambios en el sueño, dificultades para dormir o pesadillas.
- Dificultades para ir a la escuela, con rabietas o síntomas somáticos como dolores de cabeza o barriga.
- Aislamiento social, tanto de familiares como de amigos.
- Disminución en el rendimiento escolar o retroceso en los aprendizajes.
- Expresiones verbales como “no quiero ir al colegio” o “no quiero salir”.
- Reacciones que duran más de lo esperado y afectan negativamente la vida diaria del niño.
Estos signos pueden estar relacionados con el trastorno de adaptación, una reacción emocional o conductual poco saludable ante un evento estresante o cambio importante en la vida del niño, como un cambio de colegio, la pérdida de un ser querido, mudanza, o separaciones familiares.
Reconocer cuándo buscar ayuda
Adaptarse al cambio requiere tiempo y paciencia. Hay que explicarles a los niños que es normal, que lo superarán, que se les escucha y que tienen cierto control sobre la situación, dice Haruni.
Mientras que algunas dificultades en la adaptación son normales, los padres deben estar atentos a signos persistentes de tristeza o ansiedad, que podrían requerir la intervención de un profesional.
Es recomendable que ante señales de dificultad de adaptarse al cambio se busque la evaluación y el apoyo de un profesional de la salud mental para un diagnóstico y acompañamiento adecuados, especialmente si los síntomas persisten o se intensifican con el tiempo.
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