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De redadas al Censo: indocumentados en la mira

Maribel Hastings es asesora de America's Voice

El Censo de EE.UU. debe contar a las personas en el país, sin importar su estatus migratorio.

El Censo de EE.UU. debe contar a las personas en el país, sin importar su estatus migratorio. Crédito: J. Scott Applewhit | AP

La cruzada antiinmigrante de Donald Trump no se limita a redadas y deportaciones. La obsesión contra este sector es tal, que quiere literalmente borrarlos del mapa al proponer, una vez más, que no se les cuente en el próximo Censo 2030.

Y es que el denominador común de las propuestas y políticas públicas extremistas del gobierno de Trump siempre son los inmigrantes, los chivos expiatorios para todos los males: la crisis del fentanilo, el “fraude electoral”, y, sobre todo, la criminalidad.

Es una guerra constante que si bien es dirigida hacia los indocumentados, afecta a todas las comunidades de color.

Por ejemplo, si algo evidencia el plan de Trump y del gobierno de Texas de adelantar el Censo cinco años para redistribuir los distritos electorales a su conveniencia, es su naturaleza discriminatoria, incluso racista, al privar de poder político a votantes latinos y afroamericanos. Es un ataque frontal a los derechos civiles.

La redistribución de distritos se sigue complicando ya que gobernadores demócratas están aplicando aquello de “ojo por ojo y diente por diente”. Si los republicanos presentan torturados mapas electorales para restarle escaños a los demócratas y garantizar su mayoría en la Cámara Baja, los demócratas presentarán sus propias opciones.

Inmersa en este proceso está la guerra que Trump libra contra los indocumentados y las comunidades de color que se sustenta en la teoría conspirativa del “gran reemplazo” que los supremacistas blancos emplean para afirmar que los no ciudadanos votan de manera fraudulenta en las elecciones. Pero una ley federal de 1996 ya prohíbe expresamente que voten en elecciones federales. Quienes lo hagan, enfrentan severas penas incluyendo multas, prisión (o ambas), inadmisibilidad, e incluso la deportación.

Para Trump no es suficiente. Ahora dice incluso que firmará un decreto para eliminar el voto por correo porque se presta a “fraude” y él quiere “ayudar a llevar la HONESTIDAD a las elecciones de medio tiempo” en 2026. Lo dice quien trató de impedir con fraude, mentiras y un asalto al Capitolio, la certificación del legítimo triunfo de Joe Biden en los comicios de 2020.

Y como Trump busca completar lo que le quedó en el tintero cuando perdió las elecciones en 2020, nuevamente enfila sus cañones a los indocumentados para que no sean contabilizados en el Censo 2030.

Trump ya lo intentó cuando insistió en que el Censo 2020 incluyera una pregunta sobre ciudadanía consciente de que esto haría que personas sin documentos o incluso sus familiares residentes o ciudadanos no participaran del conteo decenal resultando en un subconteo en las jurisdicciones con altas concentraciones de minorías, sobre todo hispanas. Así, al trazar líneas distritales y determinar la cifra de escaños, los blancos no hispanos serían los más beneficiados y, por añadidura, se beneficiarían más los republicanos que los demócratas.

Los resultados del censo determinan cómo se reparten miles de millones de dólares en fondos federales para estados y localidades para un sinfín de asuntos y proyectos, desde escuelas, Medicaid, así como servicios públicos e infraestructura. Y también determina cuántos escaños le corresponden a cada estado en la Cámara de Representantes.

Es decir, el conteo debe ser lo más exacto posible para que las jurisdicciones reciban los fondos federales que les correspondan y obtengan escaños a la Cámara Baja basándose en cuántas personas allí residen, sean o no ciudadanos estadounidenses. La Constitución requiere que se cuenten todas las personas, independientemente de su situación migratoria.

La Corte Suprema frenó la inclusión de la pregunta sobre ciudadanía en el Censo 2020 al enviar el caso de vuelta a tribunales de menor instancia. La interrogante es qué pasará esta vez si Trump vuelve a intentarlo.

Y aunque la Constitución le asigna al Congreso, no al presidente, la responsabilidad de supervisar el conteo decenal, Trump manipula el Congreso a su antojo.

Lo que queda claro es que desde las redadas hasta el Censo, los indocumentados no salen de la mira de Trump.

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