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Vicky Gutiérrez, perder la vista no le impide crear con el tejido

Su talento es reconocido por la Ciudad de Alhambra, California y la Academia de Sueños Especiales en el Mes de la Herencia Hispana

Perder la vista no le ha impedido a Vicky Gutiérrez encontrar entretenimiento en el tejido.

Perder la vista no le ha impedido a Vicky Gutiérrez encontrar entretenimiento en el tejido. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Cuando alrededor de los nueve años, a Vicky Gutiérrez le diagnosticaron una extraña condición de salud, le pronosticaron que solo viviría hasta los 18 o 21 años, que subiría mucho de peso y perdería la vista.

Los pronósticos para una corta vida no se cumplieron.Vicky cumple 50 años este mes; y lo que no pudo evitar fue que se cumplieran los otros dos vaticinios de sus doctores, la obesidad y la pérdida de la vista.

A los 32 años, Vicky dejó de ver, pero su discapacidad visual no le han impedido crear hermosas gorras y bufandas a través del tejido con gancho.

“Me entretiene, me relaja y me gusta porque no me deja aburrirme”, dice Vicky, quien expuso sus creaciones durante la Exhibición de Arte Inclusivo “Uniendo Fronteras” 2025-2026 en el Ayuntamiento de la Ciudad de Alhambra el pasado 17 de septiembre, organizada por la Academia de Sueños Especiales; y donde también fue reconocida junto a otros artistas con discapacidad.

Vicky Gutiérrez junto a su madre Rosa en la exposición de la Academia de Sueños Especiales en la ciudad de Alhambra.
Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

¿Cuántas horas le dedicas a diario a tejer?

“Según como me sienta”, dice.

“Fui aprendiendo poco a poco, de la misma manera que fui perdiendo la vista hasta que un día ya no pude ver”, dice Vicky.

Su madre Rosa María Vargas dice que a su hija le costó trabajo aprender a tejer, pero al final lo logró.

“Es la mayor de mis siete hijos y siempre fue una niña muy enfermiza. Se enfermaba casi cada semana. No podía respirar bien y empezó a engordar y engordar. A los pocos meses de nacida, yo apenas la podía cargar”, dice su madre.

Vicky Gutiérrez junto a su madre Rosa, y Bernice La Scala, directora ejecutiva de Merci, y el artista Michael Dergar, fundador de la Academia de Sueños Especiales.
Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Recuerda que la llevaba al doctor y la ponían a dieta, “y yo decía pero si casi no come”.

Aunque podía hablar, Vicky se rehusó por mucho tiempo a comunicarse con los demás.

Desde la primaria hasta la secundaria, siempre fue a escuelas especiales.

“Fue un doctor asiático en el Children’s Hospital de Los Ángeles quien diagnosticó que Vicky sufría el Laurence Moon Syndrome (LMS), y me dijo que viviría cuando mucho hasta los 21 años, que no podría evitar que engordara y que irían perdiendo la vista gradualmente hasta quedar ciega”.

Según la National Organization for Rare Disorders (NORD), el síndrome de Laurence-Moon (LNMS) es una afección genética que provoca una compleja asociación de problemas que afectan a diversas partes del cuerpo. Las personas con LNMS pueden presentar dificultades con las funciones cerebrales, oculares, auditivas, estomacales, renales, de las manos y de los pies. Con frecuencia, también presentan tendencia a la baja estatura y la obesidad.

“Vicky nació con seis dedos, y tuvieron que eliminarle el dedo sobrante”, dice Rosa María.

Relata que su hija empezó a usar lentes, cuya graduación cada vez subía más y más. Sus pesados anteojos la hacían objeto de burlas por parte de sus compañeros de escuela.

“Fue cuando tenía 32 años y estábamos por salir de la casa, que Vicky dice que sintió un trueno en su cabeza, miró todo azul y se cayó. La llevé al hospital y me confirmaron que había perdido la vista por completo”.

Dice que tanto a su hija como a ella, la ceguera les causó una fuerte depresión.

“Vicky se echaba la culpa, decía que a causa de que no le gustaba usar lentes, porque le hacían burla, se había quedado sin poder ver. Fue un tiempo muy duro”.

Vicky aprendió el lenguaje Braille que permite a las personas ciegas o con discapacidad visual, leer y escribir mediante un sistema táctil de puntos de relieve.

“De 2009 a 2013 estuvo yendo al Instituto Braille que está por la calle Vermont en Los Ángeles”.

Su hermana Mónica Vargas se convirtió en su cuidadora oficial, y entre madre y hermana la asisten en todas sus necesidades.

Vicky, quien vive con su familia en la ciudad de Montebello, comenzó a aprender a tejer a ciegas en una galería en Claremont, pero realmente donde ha aprendido más han sido a través de las clases que ofrece el programa Merci que está en Monterey Park.

Fundado en 1955, el programa MERCI (Meaningful Experiences and Relationships Through Community Inclusion) con presencia en 19 ciudades del condado de Los Ángeles, garantiza que las personas con neurodiversidad en el Este de Los Ángeles reciban atención personalizada y una participación activa en la comunidad, fomentando una vida de calidad a su elección.

“Vicky hace bufandas, gorros, llaveros y agarradores de cazuelas calientes, que usualmente vende entre la familia. Cuando vamos de camping, ella lleva sus creaciones, y se venden entre sus parientes”.

La Exhibición de Arte Inclusivo “Uniendo Fronteras” de la Academia de Sueños Especial fue el primer espacio público donde Vicky mostró su arte, con un gran éxito y admiración por parte de los asistentes.

Para tejer, Vicky se vale de su sentido del tacto, un gancho, y moldes como ruedas o una tabla.

Durante la exhibición, el 17 de septiembre, y aprovechando el Mes de la Herencia Hispana, Vicky recibió un reconocimiento de la Ciudad de Alhambra, California que honra su talento creativo, y por representar a un grupo diverso, reflejo de la comunidad.

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