Bajo amenaza sueño de una educación para hijos de inmigrantes
Faltar a la escuela no es una opción sobre todo después de la pandemia de covid-19
El sueño de una educación para los niños hijos de padres inmigrantes se desmorona. Crédito: Fotos: Jorge Luis Macías | Impremedia
En medio del estrés y la angustia causadas por las políticas de migración, las familias a menudo encuentran esperanza en la educación de sus hijos. Sin embargo, el sueño de un futuro mejor en el plano económico y educativo, amenaza con desmoronarse con la separación y la deportación
“Es casi como si los padres dijeran: ‘necesito poder trabajar y mantener a mis hijos’, pero para ellos el éxito también refleja en ir a la escuela, y graduarse, porque piensan que la movilidad social, viene de la educación”, dijo la investigadora y profesora de Harvard, Gabrielle Oliveira durante la videoconferencia “Ya estamos aquí: migración familiar, educación infantil y sueños de una vida mejor”, organizada por American Community Media (ACoM).
Sostuvo que para los padres inmigrantes la parte económica viene entrelazada con la educación para los niños.
“Los padres ven la educación como una forma de dar sentido al sacrificio e invertir en un futuro más estable para sus hijos”.
La profesora de la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard expone en su investigación las dimensiones emocionales y morales de la migración, que con demasiada frecuencia se pasan por alto en los debates políticos, revelando cómo las aulas se convierten en espacios donde las familias negocian el trauma, la identidad y la pertenencia.
“Los inmigrantes son seres humanos completos, con deseos, esperanzas y anhelos, para quienes la promesa de que sus hijos vayan a la escuela, transmite la sensación de que el sacrificio vale la pena”.
Dijo que la educación es realmente un espacio donde los padres muestran cariño y amor hacia sus hijos.
“En mi libro, hablo de las múltiples disrupciones por las que atraviesan los inmigrantes: abandonan su hogar debido a la situación que enfrentan; llegan a la frontera y ocurre algo como la detención y la separación, que es otro aspecto increíblemente complejo y potencialmente traumatizante”.
Mencionó que ahora estamos en un momento de mucha vigilancia, donde la gente está preocupada.
“Les preocupa ir a trabajar, llevar a sus hijos a la escuela y los niños han perdido muchas clases”.
Hizo ver que con todo lo que está pasando usan mucho más los autobuses escolares públicos, porque nadie quiere subirse al auto, nadie quiere conducir.
“Todos estos factores afectan realmente el aprendizaje de los niños y su confianza en las escuelas porque por ejemplo, no saben si al volver a su casa, van a estar sus padres”.
Expuso que también se resisten a la narrativa de que todo está arruinado, de que no hay salida y esperanza.
“Estamos viendo un tipo de política de inmigración altamente desestabilizadora, diseñada para perjudicar y el terror es parte de la estrategia”
Mencionó que a largo plazo, los jóvenes afectados con la deportación y la separación, pierden la confianza y el sentido de pertenencia.
“Esto tiene un efecto a largo plazo que genera exclusión y un trauma constante a lo largo de sus vidas”.
¿Qué pueden hacer las escuelas y los educadores?
“Por un lado, esperamos que los maestros resuelvan todos los problemas sociales que tenemos en la sociedad, cuando están mal pagados y sobrecargados de trabajo, y siempre tienen que enseñar un nuevo plan de estudios y hacer cosas nuevas”.
Dijo que es fundamental que los maestros conozcan a los niños que tienen delante, no solo sus historias, lo que les sucedió y lo que han vivido, sino también la historia de su país de origen y algunas ideas sobre la política migratoria, porque lo que sucede en la frontera y en los diferentes estados en términos de inmigración, impacta la composición del aula.
“Para los educadores, la mejor manera de tener un aula sólida donde la instrucción funcione bien es tener una relación de confianza”.
Comentó que a menudo los profesores rechazan la idea de que los niños compartan sus historias mediante la escritura y la narración.
“Dicen que no es el lugar para hablar de esto porque les preocupa volver a traumatizarlos”.
Recomendó hacer lo contrario: escuchar a los niños y conseguir que el psicólogo, el trabajador social, el logopeda y todos los miembros de la escuela sepan qué está pasando con ese niño.
“Hay ejemplos muy interesantes de personas que lo hacen en la ciudad de Nueva York, incluso en Massachusetts, donde escuelas enteras tienen subcomités muy centrados en los estudiantes inmigrantes y en comprender la investigación que conlleva la enseñanza de estos estudiantes, que no solo se centra en el aprendizaje del idioma, sino también en el aspecto social y el apoyo psicológico que necesitan”.
Dijo desconocer el porcentaje de niños que toman clases en línea a partir de las redadas.
“El mayor problema que vemos es que no hemos podido recuperar los niveles de matemáticas y alfabetización que teníamos antes dl covid. Así que faltar a la escuela es el factor principal que realmente afectará el aprendizaje de estos niños”.
Subrayó que aprender por exposición consiste en tener un maestro, recibir instrucciones y un andamiaje claro.
“Si todo eso se pierde y los niños no asisten, los distritos intentan comunicarse con los padres para decirles que es seguro ir a la escuela”.
Dijo que los distritos están protegiendo a los niños, diciéndoles a los padres que nadie va a hacer esto en las escuelas, pero al final, no pueden prometerlo.
“Así que están atrapados, y no quieren ser responsables de que una familia se separe de nuevo”.