Fiscal: Zimmerman mató a Martin pensándolo criminal
Bernie de la Rionda buscaba quitarle peso a la teoría de los abogados sobre defensa propia
Miami – La Fiscalía de Florida (EE.UU.) expuso hoy en un tribunal del estado los argumentos de cierre con los que intentó convencer al jurado de que George Zimmerman, acusado de asesinato en segundo grado, mató al adolescente negro Trayvon Martin porque asumió, erróneamente, que este era un criminal.
El exvigilante voluntario de 29 años identificó equivocadamente a Martin, de 17, como un criminal, le persiguió, tras obviar la recomendación de la policía, se enzarzó en un pelea con este y lo mató de un tiro a quemarropa, subrayó el fiscal Bernie de la Rionda en la exposición de los hechos.
“A los ojos de este hombre (Zimmerman)”, el adolescente negro “no era para nada bueno”, resaltó De la Rionda, quien explicó que “la suposición” de Zimmerman de que Martin era un criminal “no era verdadera y concluyó con la muerte del muchacho desarmado”, cuyo “cadáver habla y prueba” que el exvigilante “está mintiendo”.
Retrató de forma muy emotiva a Zimmerman como un vigilante que “exageró los hechos” porque “sabía que tenía que recurrir a la ley de defensa propia”, que actuó como un policía, algo que no es, asumió que Martin era un criminal porque llevaba la capucha de la sudadera puesta y mintió luego repetidas veces al contar el suceso. Pero “llevar la capucha puesta no va contra la ley”, enfatizó la Fiscalía en este proceso judicial que ha conmocionado a Estados Unidos y polarizado la sociedad y los medios de comunicación del país.
El fiscal dibujó además en la audiencia a Zimmerman como un vigilante de barrio voluntario que, frustrado por los hechos delictivos registrados en su urbanización, decidió “cuidar de esta”, pero “hizo ciertas suposiciones erróneas” esa noche y “un adolescente inocente está muerto” por su culpa, apuntó.
Zimmerman, de madre peruana, mató de un disparo en el pecho a Martin, un muchacho negro de apenas 17 años, la noche del 27 de febrero de 2012 en una urbanización de la pequeña población de Sanford, en el centro de Florida, por donde patrullaba el vigilante de barrio voluntario.
El hispano ha mantenido siempre que disparó esa noche en defensa propia contra Martin, quien regresaba a la casa de la pareja de su padre y caminaba por la urbanización de Sanford con la capucha de la sudadera puesta, lo que despertó las sospechas de Zimmerman, quien acabó enzarzado en una pelea con el muchacho.
Pero la fiscalía atacó esa versión con el argumento de que “nunca se encontró sangre en las manos de Martin”, algo que debería saltar a la vista si el adolescente negro le hubiera propinado puñetazos como dice Zimmerman que hizo, prosiguió De la Ronda.
En un tono duro y firme, el fiscal además arremetió contra Zimmerman por no identificarse primero ante el muchacho como vigilante voluntario, no haberle comentado que había llamado a la policía y no pedirle que esperara allí la llegada de las autoridades.
Zimmerman no hizo nada de esto porque había asumido ya erróneamente que Martin era un criminal, precisó el fiscal, quien recriminó además al exvigilante que en ningún momento prestara ayuda al muchacho cuando su cuerpo quedó tendido en el suelo.
Apeló al sentido común del jurado, compuesto por seis mujeres, una de ellas de origen hispano, y pidió que el veredicto sea de asesinato en segundo grado.
Previo a la exposición de los argumentos de cierre de la fiscalía, la jueza encargada del caso, Debra Nelson, falló que el jurado de seis mujeres podrá deliberar también sobre la imputación de homicidio sin premeditación, una decisión que trató inútilmente la defensa de echar por tierra.
La fiscalía exhibió durante la audiencia varias fotografías de Martin, vídeos, diapositivas con datos y los objetos que llevaba Martin en el bolsillo, así como la pistola que portaba Zimmerman.
Reiteró De la Rionda, a veces con gritos, que Zimmerman exageró la descripción de las circunstancias en que se produjo el altercado y que sus declaraciones difieren unas de otras, por lo que sus “numerosas mentiras” quedan patentes, sostuvo.
Numerosos canales de televisión estadounidenses transmitieron en directo la larga exposición de De la Rionda y recogieron el momento en que el fiscal, citando a Zimmerman, dice “fucking punk” y “assholes” (gilipollas), exabruptos que empleó el acusado en una llamada que hizo de no emergencia cuando siguió esa lluviosa noche a Martin en la urbanización.
Instó al jurado a que considere los gritos que se escuchan en una grabación telefónica de una llamada al 911 (línea de atención policial) y que recoge el momento del tiro en un sendero de la urbanización.
En opinión del fiscal, si Zimmerman hubiera recibido un puñetazo en la nariz, golpeado y sangrado profusamente, no hubiese podido proferir los gritos tan intensos que se oyen en la grabación.
El jurado deberá deliberar ahora sobre las imputaciones de asesinato en segundo grado y homicidio involuntario contra Zimmerman o absolverle de los cargos que pesan en su contra. De ser declarado culpable de asesinato en segundo grado, Zimmerman podría afrontar una condena de cadena perpetua.