El cometa 3I/ATLAS desconcierta a astrónomos por su brillo inusual
De acuerdo con los científicos 3I/ATLAS aumento de brillo 7.5 veces más rápido que un cometa típico
El cometa 3I/ATLAS, formado cuando la Tierra apenas era un concepto cósmico, trae consigo secretos escritos en su cuerpo helado. Crédito: NASA, ESA, David Jewitt (UCLA); Image Processing: Joseph DePasquale (STScI) | copyright
El tercer visitante confirmado procedente de fuera de nuestro sistema solar sigue desconcertando a los astrónomos. El cometa 3I/ATLAS alcanzó su perihelio –el punto más cercano al Sol– alrededor del pasado 29 de octubre, mostrando un comportamiento que vuelve a desafiar las expectativas científicas y revelando pistas sobre su antiguo viaje interestelar.
En este nuevo capítulo de su travesía, lo que más ha sorprendido a los investigadores es la velocidad con la que el cometa se ha iluminado al aproximarse al Sol.
Entre mediados de septiembre y finales de octubre, mientras 3I/ATLAS se acercaba desde aproximadamente el doble de la distancia Tierra-Sol hasta 1,36 unidades astronómicas, su brillo aumentó de forma mucho más drástica de lo previsto, mostrando un comportamiento atípico incluso para un objeto tan exótico.
Observaciones revelan aumento de brillo sin precedentes
Desde la Tierra, el cometa ha permanecido prácticamente invisible durante el último mes, al encontrarse casi directamente detrás del Sol. Sin embargo, un ingenioso equipo de astrónomos encontró la manera de seguir observándolo en este período crítico.
Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell, y Karl Battams, del Laboratorio de Investigación Naval de EE. UU., recurrieron a satélites de monitorización solar –STEREO-A, SOHO y GOES-19– para captar la espectacular transformación del cometa, según reportó Universe Today.
El resultado fue asombroso: de acuerdo con sus cálculos, según recoge el medio especializado en el espacio, el brillo del cometa aumentó en proporción inversa a la distancia heliocéntrica elevada a la potencia 7,5, aproximadamente el doble de rápido en su aumento de brillo que un cometa típico.
“La razón del rápido aumento de brillo de 3I, que supera con creces la tasa de aumento de brillo de la mayoría de los cometas de la nube de Oort a una distancia radial similar, sigue sin estar clara“, afirman Zhang y Battams en un artículo publicado en el repositorio de prepublicaciones científicas arXiv, aún pendiente de revisión por pares.
En comparación, los cometas comunes suelen aumentar su brillo poco a poco al acercarse al Sol, cuando el calor convierte el hielo en gas. Sin embargo, este visitante interestelar está brillando aproximadamente al doble de la velocidad habitual, lo que indica que algo inusual está ocurriendo en su superficie.
Composición química única
Las observaciones mostraron que el cometa 3I/ATLAS brilla con un tono azulado, distinto del reflejo dorado del Sol. Ese color indica que su luminosidad no proviene solo del polvo, como suele ocurrir en los cometas, sino también de gases que se están liberando activamente a medida que se calienta.
Lo curioso es que en observaciones anteriores el polvo del cometa mostraba un tono rojizo. El paso a un color más azulado sugiere que su superficie está experimentando algún cambio, probablemente –aunque todavía sin confirmar– provocado por la liberación de moléculas como el cianógeno o el amoníaco, responsables de esa tonalidad más fría y luminosa.
Por otra parte, las imágenes del satélite GOES-19 confirmaron que el cometa está rodeado por una gran envoltura de gas y polvo –la llamada coma–, que se extiende varios minutos de arco en el cielo.
Esta es una señal clara de que el 3I/ATLAS está muy activo y que el calor solar está haciendo que su superficie libere material a gran velocidad. Durante su punto más cercano al Sol, su brillo alcanzó una magnitud aproximada de 9, suficiente para ser visible con telescopios pequeños.
El equipo de investigadores baraja varios posibles mecanismos para explicar el inusual y rápido aumento de brillo. Podría estar relacionado, en parte, con la velocidad a la que el cometa se acerca al Sol, aunque también podría reflejar características propias de su composición interna.
Esto resulta particularmente emocionante porque, si la composición interna de 3I/ATLAS difiere de la de los cometas de la nube de Oort, podría sugerir que el sistema planetario del que proviene también tiene una composición química diferente.
Además, los astrónomos creen que su proceso de sublimación –la conversión directa de hielo en gas– ocurre de forma inusual: el 3I/ATLAS seguiría expulsando dióxido de carbono incluso a una distancia relativamente cercana al Sol –unas tres veces la distancia Tierra-Sol–, cuando lo normal sería que predominara el vapor de agua. Ese comportamiento podría haber alterado su ritmo de calentamiento y explicar su brillo inesperadamente intenso.
Rayos cósmicos transformaron su superficie
Más allá de su inusual comportamiento luminoso, 3I/ATLAS oculta cicatrices invisibles: una corteza profundamente alterada por los rayos cósmicos durante su travesía de miles de millones de años a través de la galaxia.
Esto lo sugiere otro estudio reciente, basado en observaciones del telescopio espacial James Webb y aún pendiente de revisión por pares, que indica que el cometa ha acumulado tal cantidad de radiación interestelar que su capa exterior se ha transformado químicamente hasta una profundidad de entre 15 y 20 metros.
“Es muy lento, pero a lo largo de miles de millones de años, el efecto es muy fuerte”, explica Romain Maggiolo, del Real Instituto Belga de Aeronomía Espacial, Live Science.
Según explican los expertos, los rayos cósmicos habrían convertido el monóxido de carbono de su superficie en dióxido de carbono, alterando significativamente su composición original.
Los autores consideran que estos hallazgos podrían representar un “cambio de paradigma” en el estudio de objetos interestelares, ya que, de confirmare, el cometa ya no mostraría el material prístino de su sistema estelar de origen, sino que sería un producto de su largo viaje.
“Tenemos que ser cuidadosos y tener en cuenta los procesos de envejecimiento”, advierte Maggiolo.
Aun así, queda la esperanza de que la erosión provocada por el calor solar durante su paso por el perihelio pueda remover la capa superficial y revelar materiales originales, lo que permitiría entender mejor de qué están hechos estos viajeros cósmicos y, con ello, inferir las condiciones de los sistemas estelares de los que provienen.
Próximas observaciones del cometa interestelar
Descubierto el 1 de julio por la red ATLAS en Chile, el cometa viaja ahora a más de 210.000 km/h –unos 68 km por segundo– siguiendo una trayectoria inusualmente plana y recta.
Algunos estudios sugieren que 3I/ATLAS podría ser uno de los cometas más antiguos jamás observados, formado unos 3.000 millones de años antes que el sistema solar.
Ahora que emerge de detrás del Sol, los observatorios terrestres podrán estudiarlo en detalle durante noviembre y diciembre. En paralelo, la misión JUICE de la ESA, rumbo a Júpiter, lo observará desde el espacio profundo entre el 2 y el 25 de noviembre, con una aproximación máxima el 4 de noviembre, a 64 millones de kilómetros.
Según reporta IFL Science, los datos completos de JUICE no se publicarán hasta febrero de 2026, debido a la baja velocidad de transmisión, pero podrían revelar si la erosión solar ha dejado al descubierto material prístino del núcleo del cometa.
Mientras los científicos continúan desconcertados por su rápido aumento de brillo –que podría deberse a su composición única, su velocidad o peculiaridades adquiridas durante su travesía interestelar– una cosa es clara: este tercer visitante de más allá de nuestro sistema solar podría ofrecer pistas valiosas sobre la formación de los sistemas estelares y la diversidad química del cosmos.