Fuego para quemar… o quemarse

En Dodgers confían en que Puig muestre madurez en su segunda temporada, dentro y fuera del terreno

Yasiel Puig es una de las cartas fuertes de los Dodgers para dar la pelea y llegar a grandes alturas en las Mayores.

Yasiel Puig es una de las cartas fuertes de los Dodgers para dar la pelea y llegar a grandes alturas en las Mayores. Crédito: GETTY IMAGES

ESPECIAL

Yasiel Puig encara su segunda temporada en las Grandes Ligas arrastrando una cadena de éxitos, pero también de controversias, tanto en el terreno como fuera de él.

De cuna humilde, Puig nació en un pequeño ingenio llamado Elpidio Gómez, aledaño a Palmira, un poblado de la provincia de Cienfuegos.

A veces de mente despejada, sólo ocupada por sobresalir a como dé lugar, Puig, del mismo molde del gran Orestes Miñoso, se ha convertido en figura de primera magnitud publicitaria en el mundo deportivo de los Estados Unidos.

He ahí una de las fases de su incipiente carrera que no ha podido manejar.

“Llegó a las Grandes Ligas trabajando sobre la marcha. Creo que tiene que madurar y tiene que ser pronto. Todos los hemos orientado y ha sido receptivo. Ahora sólo esperamos que lo lleve a la práctica en el resto de su carrera”, opinó Lorenzo Bundy, nuevo instructor de los Dodgers, que ahora dirigirá el tránsito en la tercera base de los Dodgers.

Este fantástico pelotero cubano que electrizó a gran parte de los parroquianos de Grandes Ligas con su actuación de la temporada 2013, fue la chispa inspiradora de los Dodgers, un equipo que volvió a sentir ansias de campeonato.

Puig fue llamado al equipo grande el 3 de junio del año pasado procedente del Club Chattanoga de Doble “A”, y en menos de 15 días, él fue uno de los responsables del gran repunte de los Dodgers, que hilvanaron marca de 42-8 del 22 de junio al 18 de agosto.

Esa racha en 50 juegos fue la más notable en la historia de la franquicia y llegó justo cuando los angelinos se debatían entre el penúltimo lugar y el sótano de la División Oeste luego de un mal inicio de temporada que puso en peligro el trabajo de Don Mattingly.

Ahora, en su segundo año, ya conocen sus debilidades y saben cómo lanzarle, cómo tratarle en las bases.

Pero pocos conocen el complejo sistema de espionaje que utilizan los clubes de las Ligas Mayores para descifrar el estilo, la forma, la idiosincrasia, de cada pelotero, y únicamente los verdaderamente grandes pasan esta prueba psicológica de la segunda temporada.

Empero, Pat Corrales, un veterano ex piloto de Grandes Ligas y ahora asesor especial de la gerencia general de Dodgers, no cree en ese virus psicológico.

“Mi teoría sobre la maldición del segundo año es que se trata más de una falta de concentración”, dijo el ex dirigente mexicoamericano. “Debes de trabajar. Por eso Adrián González es tan consistente, porque no deja de trabajar”, agregó.

En ese sentido, otro experimentado coach de los Dodgers, el legendario Manuel Mota, destaca que Puig sigue en proceso de aprendizaje y que ha progresado en hacer los ajustes en relación a la temporada pasada.

“Davey Lopes [instructor de fildeo] ha trabajado intensamente con él. Pidiéndole más concentración y evitar los tiros a home cuando son innecesarios. Cumplir con los fundamentos del beisbol y tratar de tirarle al cortador, ésa es la obligación de los jardineros”, apuntó Mota.

“Se han visto progresos en ese aspecto del juego y sobre todo se le ha sugerido que sea más accesible con la prensa, que facilite el trabajo de ustedes. Por otro lado, Mark McGwire [instructor de bateo] ha pasado varias horas con él para quitarle ese mal hábito de tirarle al primer lanzamiento y a los pitcheos malos”, agregó el más añejo de los coaches de los Dodgers, quien por mucho tiempo fue el mejor bateador emergente de la historia.

En su segunda campaña Puig también tendrá como vecino cercano en los vestidores de Dodger Stadium a Adrián González, quien siempre está al tanto de su desempeño.

“Siempre trato de orientarlo, de decirle cómo viene el lanzador. De guiarlo en el momento indicado. Lo mismo hicieron conmigo en mis primeros años”, apuntó el “Titán”.

Esta temporada, el exuberante pelotero antillano tendrá más cerca de su vestidor al dominicano Hanley Ramírez, otra de las notables figuras de los Dodgers y que también está dispuesto a ayudarle.

“Cuando entré a mi segundo año, todos me dijeron que los lanzadores harían ajustes, pero nunca pensé en eso. Debes ser fuerte mentalmente y esa es la clave para Puig. Ya he hablado con él y creo que tiene la fuerza para seguir igual o mejor que el año pasado”, apuntó Ramírez, quien fue Novato del Año en el 2006.

Puig, una preocupación constante en las bases para el equipo contrario, irónicamente lo sigue siendo para Mattingly.

La temporada 2014 apenas entra al amanecer y el timonel de los Dodgers ha vuelto a tener los roces del año pasado con su estelar jardinero derecho.

Mattingly sentó dos veces a Puig en la campaña anterior como una medida disciplinaria y en Australia lo sacó en el noveno inning del segundo juego contra los Diamondbacks de Arizona por un mal corrido de bases y luego de haberse ponchado tirándole a un lanzamiento pésimo.

“Me reuní con él para aclarar algunas cosas que no puedo revelar en público. Insisto que no tengo problemas con él. Estamos conscientes de que cualquier cosa que Yasiel haga llamará la atención”.

“Solamente queremos verlo madurar y que cumpla con los ajustes necesarios. Es un libro abierto, todo lo entusiasma”, sostuvo Mattingly el martes pasado antes de las primeras prácticas del equipo desde que llegó de Australia.

El libro de Puig en 2014 está, usando las palabras de Mattingly, abierto.

Los Dodgers sólo esperan que las historias que allí se escriban sean memorables, y no lo contrario.

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