Detectan secuelas de droga en edificios

Inquilinos enfrentan riesgos de salud en casas que eran usadas como 'laboratorios'

Antes de hablar sobre su vecino, “Carlos” ve hacia ambos lados del pasillo de un tétrico edificio de apartamentos del Sur de Los Ángeles. No es para menos: vive muy cerca de uno de los 23 laboratorios de metanfetaminas que fueron desmantelados en este condado en 2010 y los narcotraficantes que no cayeron en el operativo siguen frecuentando el lugar.

“Lo encontraron con muchas pastillas y muchas armas; ahora está en la cárcel”, cuenta en voz baja, sin dejar de cuidarse las espaldas.

“Aquí vivía otra persona que trabajaba con él”, dice este hombre, que oculta su identidad por temor a represalias, poniendo la palma de la mano sobre la pared de una de las viviendas. “Pero huyó a México”.

Lo que pasó aquella madrugada de febrero se recuerda con miedo entre los habitantes del complejo, familias pobres de origen latino, y se esconde por la gerencia del edificio. Ese día, agentes con armas de alto poder entraron al apartamento, siguiendo un reporte de inteligencia que indicaba que ahí se “cocinaba” el estimulante, para confiscar sustancias químicas y aparatos, y arrestar a un sospechoso.

La producción de metanfetaminas es muy peligrosa no solo para los que están involucrados en esta actividad ilícita, sino para vecinos y quienes pasen cerca del lugar. Los daños son muchos: intoxicación, mareos, náuseas, desorientación, insomnio, falta de coordinación, edema pulmonar, asma y otros problemas respiratorios.

El riesgo permanece incluso meses después de que un laboratorio ha sido desmantelado y sometido a un riguroso proceso de limpieza, exigido y supervisado por las autoridades sanitarias de cada condado, debido a los gases tóxicos que se impregnan en muebles, paredes, alfombras y techo de las viviendas.

Reportes médicos advierten que cuando se “cocina” la droga en una zona habitada por varias personas, como un hotel o condominio, la amenaza a la salud es aún mayor. Los niños pequeños, las embarazadas y quienes padecen enfermedades respitarorias son los más vulnerables.

“La metanfetamina sigue ahí en muchos casos”, indicó John Martyny, profesor de medicina del National Jewish Medical and Research Center, quien indicó que dependiendo de la cantidad de droga producida una vivienda puede ser peligrosa hasta por un año más. “Incluso aunque sea limpiada por completo y que todo se retiró, algunas personas, especialmente niños con asma, tendrán una reacción”, dijo.

El estado de California requiere que el dueño de una vivienda lo reporte por escrito solo al interesado de comprar o alquilar la casa o apartamento, a pesar de que el riesgo sanitario alcanza en muchos casos un perímetro más amplio.

También les exige hacerse cargo de retirar la metanfetamina impregnada en la propiedad, si rebasa un nivel de 0.15 microgramos por 100 centímetros cuadrados, un proceso que vale unos 6,500 dólares para un casa de 1,200 pies cuadrados.

La Opinión no encontró reportes de que se haya conducido una eliminación especializada de sustancias tóxicas en el edificio donde vive “Carlos” y la gerencia no lo advirtió a los inquilinos. “Los dueños nos tienen que avisar, pero no dicen nada”, dijo una inquilina.

Distintas familias consultadas confirmaron que han tenido que protegerse por su cuenta de los efectos de la acetona, amoníaco, freón y otros químicos peligrosos que podrían permanecer ahí. Los encargados del edificio, ubicado en la avenida Estrella, no respondieron las llamadas telefónicas del reportero.

De enero de 2004 a febrero de 2011, la Agencia de Combate al Narcotráfico (DEA) ha sido notificada y ha participado en la detección al menos 94 laboratorios clandestinos en Los Ángeles, de los más de 2,700 descubiertos en California en ese período. Solo el año pasado, en todo el estado se desmantelaron 186 sitios de producción de metanfetaminas.

La Asociación de Apartamentos de California calcula que al menos el 50% operan en viviendas en renta. “En algunas situaciones nadie sabe hasta que quizás un niño enferma”, comentó Debra Carlton, vicepresidenta de asuntos públicos. “Cuando un laboratorio es descubierto, no solo es obligación del dueño de la propiedad reportarlo, también de las agencias de gobierno”.

Las entidades de gobierno parecen no dar seguimiento a la salud de quienes habitan una vivienda que fue utilizada como sitio de producción, ni de verificar que los residentes cercanos lo sepan. La Agencia estatal de Protección Ambiental (CalEPA), el Departamento de Control de Sustancias Tóxicas de California (DTSC), la Oficina estatal de Evaluación de Riesgo Sanitario Ambiental (OEHHA) y los departamentos de Salud Pública del condado y el estado dijeron no tener responsabilidad en este asunto.

“No es problema de salud tan grande para nuestro estado como lo era hace algunos años”, dijo Collen Flannery, vocera de CalEPA. “Según se informa, el número de laboratorios secretos ha bajado, quizás porque es mucho menos fácil para la gente que hace la droga conseguir pseudoefedrina, un descongestionante que aparentemente es un ingrediente en la droga”, indicó.

Reportes de la Agencia de Combate al Narcotráfico confirman que, en efecto, la elaboración de “crystal meth” se ha mudado hacia el medio-oeste del país. Desde 2004, la cantidad de sitios desmantelados en California ha caído un 420%. Mientras que la cifra nacional de arrestos continúa en aumento, con casi 31,000 en 2010, 50% más que hace 24 años.

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