Violencia en UC Davis

Las protestas del movimiento Ocupemos Wall Street han empezado a entrar en una fase peligrosa en la que la represión puede salirse fuera de control, como ocurrió recientemente en la Universidad de California en Davis.

El hecho de que dos policías de esa institución hayan rociado gas pimienta a estudiantes que protestaban pacíficamente sentados en el suelo no sólo resulta escalofriante sino que nos debería indignar a todos, sobre todo porque la reacción inicial de las autoridades fue la de justificar la acción de los agentes.

Tanto el jefe de la policía como la rectora del campus, Linda Katehi, condenaron el hecho hasta que un video que circuló ampliamente en You Tube mostró el abuso policial y provocó un alud de críticas, no sólo en el campus sino en todo el país.

Como bien expresaron muchos profesores y alumnos de UC Davis, este tipo de reacciones es propio de los regímenes totalitarios y represivos, no de países como Estados Unidos, donde supuestamente existe un sistema democrático que garantiza la libertad de expresión.

La protesta en UC Davis se había organizado como apoyo al movimiento Ocupemos Wall Street y en solidaridad con los manifestantes de la Universidad de Berkeley, a quienes también la policía reprimió con golpes el pasado 9 de noviembre.

Otro de los objetivos de los estudiantes era protestar por las altas colegiaturas que les han impuesto y que han aumentado de manera inmisericorde: de cinco mil dólares anuales, en promedio, pasaron este año a 12 mil dólares y para el próximo las piensan aumentar a 22 mil dólares.

El impacto en el bolsillo de muchos de los estudiantes que acuden a UC Davis será terrible, al punto que podría obligar a muchos de ellos a dejar los estudios. No debemos olvidar que una gran parte del alumnado de esta universidad proviene de familias de pocos ingresos que viven en las áreas rurales de Modesto y Fresno.

El día de la protesta los estudiantes intentaban llamar la atención hacia estos problemas que les afectan directamente de manera pacífica. La mayoría de los que participaron son, de acuerdo con sus profesores, jóvenes altamente destacados a quienes les interesa, por encima de todo, terminar sus estudios. Su justa demanda, sin embargo, fue acallada de manera brutal.

Contra lo que muchos piensan, el gas pimienta no es inocuo, puede provocar graves lesiones. En la mayoría de los casos produce ceguera temporal, ardor en la piel, espasmos, tos y dificultad para hablar y respirar. Pero en algunas personas que toman medicamentos o son demasiado sensibles puede provocar incluso la muerte. Hasta ahora se sabe que en EEUU existen 61 fallecimientos asociados al uso del gas pimienta desde 1990.

Los policías que tomaron la decisión de utilizar este gas no sólo deberían ser suspendidos sino despedidos de sus cargos. Sería la mejor forma de que las autoridades de UC Davis demostraran que realmente están arrepentidas por la forma en que reprimieron a los estudiantes. Al mismo tiempo, podría servir de lección para evitar que estos abusos se repitan en otras partes del país.

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