Coldwell, nuevo líder del PRI
MÉXICO, D.F. (EFE).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se perfila favorito para las elecciones presidenciales de 2012 en México, nombró ayer como nuevo líder a Pedro Joaquín Coldwell, tras seis días de que Humberto Moreira renunciara tras un escándalo de presunta corrupción.
En reunión extraordinaria, el Consejo Político Nacional del PRI designó al senador Pedro Joaquín Coldwell, de 61 años, presidente sustituto para el periodo 2011-2015.
“Les propongo un frente común de cara a las próximas elecciones, trabajar incansablemente, sin desvíos o claudicaciones y sacrificando incluso aspiraciones personales para que el 1 de diciembre de 2012 Enrique Peña Nieto jure la Constitución como presidente de la República”, dijo Coldwell al tomar posesión del cargo.
El pasado 2 de diciembre, Moreira presentó su dimisión como presidente del PRI tras verse involucrado en un escándalo por la supuesta contratación irregular de deuda pública durante su Gobierno en el norteño estado de Coahuila.
Moreira argumentó su renuncia para no contaminar la campaña de Peña Nieto, quien va adelante en varias encuestas de opinión hacia las presidenciales.
Codwell, un político de larga trayectoria, reconoció que su partido, que gobernó el país por 70 años, “se ha renovado” y “está preparado para el triunfo” de las elecciones presidenciales que se realizarán el 1 de julio de 2012.
Ante sus correligionarios, se manifestó en favor de la transparencia y por fortalecer la democracia en los próximos comicios.
Afirmó estar dispuesto “a pactar con otras fuerzas políticas, autoridades electorales e impartidores de justicia para encontrar las medidas que sean necesarias y blindar el proceso electoral, sobre todo de la infiltración del narcotráfico”.
Exhortó al presidente de México, Felipe Calderón, a no tomar el tema para agredir a candidatos y “minar la confianza en las entidades electorales”.
Afirmó que el mandatario “tiene como obligación el deber de evitar la injerencia por el bien de México”, por lo que le exigió que ajuste “su conducta al mandato de la ley, que evite dañar el proceso electoral por su intromisión”.
