Esperanza de un trasplante
SACRAMENTO.- A Jesús Navarro, a quien el Centro Médico de la Universidad de California de San Francisco le negó el año pasado un trasplante de riñón por ser indocumentado, le volvió prácticamente el alma al cuerpo, tras lograr un acuerdo en el que se comprometen a ayudarlo.
“Me pareció que ya me dieron esperanzas y estoy muy contento porque parece que ya no me van a poner tantas trabas”, dijo Jesús Navarro de 35 años de edad, enfermo de insuficiencia renal crónica y quien desde hace siete años, a diario tiene que someterse a un proceso de diálisis por nueve horas.
Elizabeth Fernandez, portavoz de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) a la que pertenece el centro médico dijo que el proceso es complejo, no está claro, pero aseguró que trabajarán con Navarro para ayudarlo a conseguir su meta de contar un trasplante.
“Desarrollamos conjuntamente un plan que esperamos le asegure al señor Navarro la cobertura médica que necesita para su cuidado, durante y después del trasplante, incluyendo los medicamentos de alto costo contra el rechazo”, expusieron en una declaración conjunta por escrito tanto Navarro como Josh Adler, director médico del Centro Médico de UCSF.
Navarro dijo que varias organizaciones comunitarias lo ayudarán a afiliarse al seguro médico estatal para las personas de bajos recursos Medical. Aunque las personas indocumentadas sólo tienen derecho a Medical para las emergencias, en algunas categorías específicas son admitidas para el programa regular de cobertura médica.
Mientras esto ocurre el inmigrante permanecerá en la lista de espera para un trasplante, y se espera que sea el primero en la lista en un periodo de tres a seis meses.
Navarro había denunciado que tras siete años de espera, en mayo del año pasado, fue llamado al centro médico y un consejero financiero le preguntó directamente si era indocumentado, lo que él no negó.
UCSF admitió que le hicieron esa pregunta sobre su estado migratorio pero se justificaron diciendo que se debió a que su estatus como indocumentado aumentaba el riesgo de que el inmigrante mexicano no pudiera continuar contando con un seguro médico, y por lo tanto no pudiera recibir las revisiones médicas ni los medicamentos necesarios para continuar sano después de un trasplante.
Donald Kagan, un residente de Oakland que recibió un trasplante de riñón en 2010 en UCSF y se ha convertido en uno de los más fuertes aliados de Navarro, dijo que sí cree que UCFS actúa ahora de buena fe y van a cumplirle.
“Ellos reconocieron que hubo un error de comunicación y reaccionaron ante la presión que tuvieron así que no me queda duda que en unos pocos meses Jesús tendrá su trasplante”, afirmó.
Añadió que entendía muy bien a Navarro pues él que sólo pasó dos meses y medio en diálisis, siempre se sintió muy débil. En cambio Jesús Navarro, trabajó hasta enero pasado como soldador durante 15 años, siete años con diálisis, en una fundidora de la que fue despedido junto con 200 inmigrantes más durante una inspección del Servicio de Migración y Aduanas (ICE).