Fin a la maldición

América le quita lo invicto al Pachuca y presume triunfo en el Estadio Azteca

El delantero Christian Bermúdez (der.), de las Águilas, y Daniel Arreola, del Pachuca, se enfrascan en una lucha por el esférico.

El delantero Christian Bermúdez (der.), de las Águilas, y Daniel Arreola, del Pachuca, se enfrascan en una lucha por el esférico. Crédito: EFE

MÉXICO, D.F.- Hogar, por fin: ¡dulce hogar!

América se reconcilió ayer con su afición, pues cortó de tajo con la racha negativa de ocho partidos sin conocer la victoria en el Azteca, al vencer al Pachuca por 1-0 en un encuentro en el que de paso le quitaron el invicto a los Tuzos.

No fue un juego fácil para los pupilos de Miguel el “Piojo” Herrera, que tuvieron que batallar duramente por los costados para llegar al arco defendido por Rodolfo Cota.

El cuadro visitante se plantó bien a la defensiva, y con un orden impecable frenaba los avances de las Águilas.

Durante los primeros minutos, Christian Benítez se mantuvo como un hombre desequilibrante en la delantera, encontrando un buen apoyo con el novel Raúl Jiménez, pero sin la profundidad necesaria para hacer daño.

Pachuca también se prodigó al frente y Edy Brambila pudo haber cambiado el curso de la historia de no haber sido por Moisés Muñoz, quien luego de haber estado en duda a lo largo de toda la semana se plantó bajo los tres palos con una solvencia a prueba de todo, apoyando a su zaga a bajar la cortina para impedir que pudieran tomarlos mal parados como en jornadas anteriores.

El gol de Benítez llegó como un bálsamo a la presión americanista y al 57′, con un disparo de media distancia, el “Chucho” acabó con la maldición que amenazaba con desestabilizar a las Águilas.

Los de casa otra vez sufrieron una baja más por lesión, ya que Óscar Rojas no pudo terminar el partido tras caer mal en una jugada luego de desbordar por izquierda.

Desde el Torneo Apertura 2007, el América no vencía al Pachuca y ayer enterraron esta estadística.

Lo mejor del partido se vivió en los últimos 10 minutos, cuando ambos se trenzaron en un ir y venir con jugadas de peligro: Tuzos lanzaron todo su arsenal comandado por Guillermo Franco, Félix Borja y Marco Bueno, pero sin éxito.

El público vivió de pie la parte final, silbando, exigiendo al árbitro que terminara el partido para ver a las Águilas levantar el vuelo, pero la reconciliación que se vivió llegó por la forma en que los dirigidos por Herrera mostraron hambre para incrementar la cuenta y para no irse con un solitario gol; por eso se fueron entre aplausos y con la gente esperanzada en ver a un América más solido y contundente.

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