Romney promete hacerle frente a China
Dice que Obama se ha dejado pisotear por ese país
Washington.- El precanditato presidencial republicano Mitt Romney atacó hoy la gestión económica del presidente Barack Obama y lo acusó de dejarse “pisotear” por China, en vísperas del “súper martes” de la próxima semana, donde necesita afianzar el apoyo de los votantes.
Durante una visita a una fábrica en Toledo, Ohio, uno de los estados más golpeados por la fuga de empleos y clave en este ciclo electoral, Romney reiteró su promesa de más empleos y aseguró que, si gana en noviembre próximo, declarará a China como un país “manipulador” de su divisa.
Romney acusó a Obama de permanecer impasible mientras China “deja en quiebra los negocios estadounidenses”, elimina empleos en EE.UU. y “roba nuestros diseños, patentes, marcas y conocimientos”.
“Este presidente se ha quedado de brazos cruzados mientras eso ocurre. Por supuesto que se queja y dice que los enfrentará, pero ellos (los chinos) lo han pisoteado. Si soy presidente de Estados Unidos, eso va a terminar”, prometió Romney, arrancando aplausos de poco más de un centenar de personas.
La presunta manipulación china del yuan es una queja constante entre la clase política en EE.UU., que acusa a China de incurrir en una práctica “desleal” al mantener su divisa artificialmente baja en detrimento de las exportaciones estadounidenses.
En junio de 2010, China dijo que permitiría una flotación más libre de su divisa, pero eso no detiene a sus detractores.
Romney visitó la fábrica American Posts, en esta importante región industrial, un día después de ganar por amplio margen las primarias de Arizona, aunque apenas sobrevivió en las de Michigan, su estado natal, frente al exsenador de Pensilvania Rick Santorum.
Ohio, que en diciembre registró una tasa de desempleo del 8.1 %, cuenta con un fuerte sector agrícola pero es su sector manufacturero el principal motor de su economía.
De ahí que la visita de Romney a la fábrica manufacturera de postes de acero cobrara hoy una mayor relevancia electoral.
Retomando el tema de la recuperación económica, Romney repitió como mantra su promesa de “más empleos, menos deuda y un papel reducido del Gobierno”.
Romney, de quien se dice que no conecta con el ciudadano de a pie, aseguró que quiere luchar por el trabajador estadounidense, creando empleos bien remunerados en vez de hipotecar el futuro de las próximas generaciones.
“Para mí, de lo que se trata es de más empleos, menos deuda y un Gobierno más pequeño, y sé cómo hacerlo”, enfatizó Romney, quien durante toda la campaña se ha jactado de sus destrezas y logros en el sector privado.
Entre los participantes en el evento estuvo Sam Wurzelbacher, mejor conocido como “Joe el fontanero”, un residente de Ohio que saltó a la palestra nacional en 2008 cuando cuestionó la política tributaria del entonces candidato Obama.
Preguntado sobre qué consejos daría a Romney, Wurzelbacher consideró que el precandidato ha tenido bastante éxito dondequiera que ha ido pero quizá haría bien “en pasar un tiempo con los trabajadores del acero, fontaneros y carpinteros… tipos de clase obrera que luchan a diario”.
Aunque no mencionó a ninguno de sus rivales por su nombre, Romney remachó que él es el único candidato con experiencia empresarial, en contraste con “un par de tipos que han pasado toda su carrera en Washington”.
Romney prevé participar en otro acto en Bexley, otra localidad de Ohio y mañana viajará a Idaho y Washington.
Durante el fin de semana, Romney regresará a Ohio, uno de los estados “bisagra” y de gran peso en las primarias y “caucus” (asambleas populares) que se llevarán a cabo en diez estados el próximo martes, muchos de ellos en territorio conservador.
Santorum y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich buscan proyectarse como la alternativa a Romney, quien sigue aventajándolos en dinero y organización.
Los cuatro precandidatos continúan cultivando votos de cara al “súper martes” de la semana próxima, día en que se juegan 437 delegados.
Es el mayor número de delegados en un solo día y más de una tercera parte de la cifra mágica de 1,144 necesaria para conseguir la candidatura presidencial republicana.