Oakland: una ciudad sumida en el miedo

A Socorro Campos se le nota el dolor en su cara apesadumbrada, su mirada lánguida y en su hablar quedito.

El reciente tiroteo en una institución educativa ha puesto al descubierto el problema de violencia que enfrentan los residentes.

El reciente tiroteo en una institución educativa ha puesto al descubierto el problema de violencia que enfrentan los residentes. Crédito: EFE

OAKLAND, California.- A Socorro Campos se le nota el dolor en su cara apesadumbrada, su mirada lánguida y en su hablar quedito.

Va a ser un año, el 8 de abril que le mataron a su esposo Jesús “Chuy” Campos Rivera cuando abría a las 6:00 de la mañana el restaurante Otaez del que era propietario desde 1986 en Fruitvale, el área comercial hispana de esta ciudad.

La Policía aún no ha podido dar con los dos asaltantes que presuntamente privaron de la vida al restaurantero y líder comunitario a pesar de que hay una recompensa de 30 mil dólares.

“Todos estamos tristes, nerviosos, apenas me estoy haciendo a la idea”, dice la viuda. ” Yo no sé, si haya o no más violencia en Oakland porque desde que mataron a mi esposo no quiero oír noticias, no quiero ver televisión”, confiesa.

El 2 de abril pasado, Oakland atrajo la atención nacional cuando un exestudiante de enfermería de origen coreano presuntamentemató a siete en la Universidad cristiana Oikos. Pero más allá de esta tragedia sin paralelo reciente en una universidad de California, residentes y líderes de Oakland están preocupados por la escalada de violencia en la ciudad.

Tras el asalto, explica Socorro Campos, que los comerciantes de Fruitvale se han unido para apoyarse unos a otros. “Para cualquier cosa nos llamamos, nos ayudamos. Nos hemos convertido en nuestros propios vigilantes”, indica.

Muchos comerciantes de la vibrante y bulliciosa Fruitvale se han armado.

Hugo T. Guerrero, dueño de la agencia de viajes que lleva su nombre y miembro de la Unión de Comerciantes y Profesionistas Unidos de Oakland (ACPO) muestra el arma que usa para defenderse de cualquier atraco sobre todo para hacer depósitos en el banco.

“A nosotros nos atracan más porque los comerciantes latinos somos un banco caminando, y lo peor es que muchos no llaman a la policía porque no saben inglés o porque no tienen familia”, dice.

Pero no sólo los comerciantes establecidos han sido blanco de los asaltantes armados en Oakland, sino hasta los camiones de venta de comida están sujeto a constantes y violentos robos.

En febrero pasado, cuando dos individuos intentaron asaltar el camión de comida, Tacos El Mazatlán, en las calles de Fruitvale y Foothill, Omar Casillas, hijo del dueño y quien cerraba el negocio, se enfrentó a balazos con uno de los atracadores a quien hirió y mandó al hospital.

El propio Omar Casillas salió herido de bala en el hombro pero sobrevivió el ataque.

Las balaceras y tiroteos en Oakland relacionados con robos, drogas y pandillas cobran también la vida hasta de inocentes. El pasado diciembre, Gabriel Martínez, de 5 años, murió al ser alcanzado por una bala afuera del camión de venta de comida de su padre en el Este de Oakland.

Shelly Garza, portavoz de la Asociación de Comerciantes Ambulantes de Oakland que representa a 120 propietarios de camiones de venta de comida, 75% de ellos hispanos, afirma que tienen información de que la muerte del “pequeño Gabrielito” como le llamaban al niño, fue una venganza por un intento fallido de robo.

“Me duele decirlo, pero los mismos maleantes han declarado que los camiones de venta de tacos son cajeros automáticos para ellos porque los comerciantes manejan puro dinero efectivo”, explica.

“Esto es totalmente injusto porque estamos hablando de personas muy trabajadoras que laboran hasta 16 horas diarias”, menciona.

Para enfrentar la proliferación de robos, Garza da a conocer que han decido contratar guardias de seguridad armados afuera de cada camión de venta de comida y una patrulla para proteger a los que trabajan cerca.

En las escuelas públicas de Oakland, debido a que los estudiantes llevan armas, pelean y usan marihuana, el Distrito Escolar invierte 6 millones anuales en policías, oficiales de seguridad y cámaras. “Preferiría que ese dinero se usará para enseñar a los alumnos”, indica Noel Gallo, miembro de la Junta de Educación de Oakland.

El año pasado hubo 110 homicidios en Oakland, una ciudad de 390,724 habitantes con casi 26% de latinos. La Policía culpó a los manifestantes Occupy que se posesionaron de la plaza principal por más de un mes, por la falta de patrullaje en las calles.

Ignacio de la Fuente, quien ha sido concejal de la ciudad desde hace 20 años y por 41, ha vivido aquí, dice indignado y sin rodeos que el crimen está peor que nunca. “Lo del tiroteo en la Universidad Oikos es algo que no se pudo controlar pero si podemos tomar responsabilidad por las políticas que aplicamos y priorizar”, sostiene.

De acuerdo a De la Fuente, Oakland ya tiene un 27% de homicidios más que el año pasado para estas fechas. “Las estadísticas indican que tenemos 80% más de incremento de tiroteos; 76% más de robos a casas y 70% de asaltos”, señala frustrado.

Y critica que la alcaldesa, Jean Quan, quien enfrenta dos campañas para su destitución, no haya aceptado poner en marcha los toques de queda que han funcionado en ciudades como San José. “Está muy preocupada porque no se violen los derechos humanos mientras que nuestros hijos se están muriendo y los negocios están cerrando o gastando en su propia seguridad”, subraya.

El comerciante, Guerrero, le echa la culpa del caos a el exalcalde Ron Dellums. “Le mataron cuatro policías y Quan encontró una porquería, una ciudad sin control”, dijo.

Oakland dispone de 630 policías y en 2010 despidió a 80 debido a un déficit de 30.5 millones de dólares.

De acuerdo a Reygan Harman, consejera en Seguridad Pública para la alcaldesa, Jean Quant, el este de la ciudad es una de las áreas más violentas no sólo debido a las drogas y pandillas sino que a veces se dan balaceras por disputas internas de grupos sólo porque se vieron mal o se faltaron el respeto.

La estrategia, expone, ha consistido en instalar un sistema de sensores acústicos que detectan el sonido de los disparos y de dónde provienen.

También han puesto en marcha un plan para enfocar su atención en las cien cuadras donde ocurre el 90% de los tiroteos y homicidios. Asimismo y gracias a una beca que recibió la ciudad, contratarán con 25 policías más y han colocado cámaras de vigilancia en Fruitvale.

Un juez acaba además de dar una segunda orden de restricción para evitar que 38 pandilleros se desplacen y porten armas en un área de dos millas de 10:00 de la noche a 5:00 de la mañana.

“Evidentemente la alcaldesa y el jefe de la Policía tienen muchos desafíos pero estamos usando todos los recursos y esperamos este año reducir la violencia”, estima Harman.

No obstante, es un hecho que mientras tanto, hay miedo entre los residentes de Oakland.

Noel Gallo, de la Junta de Educación, asegura que Oakland se ha convertido en una comunidad de miedo que ha tolerado demasiado un comportamiento negativo. “Demasiadas familias y niños han sido lastimados y tenemos que dejar de poner excusas”, afirma.

Homicidios en cifras

2006: 141

2007: 127

2008: 125

2009: 110

2010: 95

2011: 110, 3 de ellos fueron de menores de 6 años.

2012: 24 de enero a marzo

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