A Obama le espera sermón de latinos

Mandatarios ansían un intercambio interesante en Cumbre de las Américas

El presidente, Barack  Obama, es recibido con honores al igual que sus homólogos americanos en su llegada a Cartagena, Colombia.

El presidente, Barack Obama, es recibido con honores al igual que sus homólogos americanos en su llegada a Cartagena, Colombia. Crédito: EFE

CARTAGENA, Colombia.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no puede ser culpado por el retroceso en la influencia comercial y económica de su país en las Américas y los otros 32 líderes hemisféricos con los que se encontrará este fin de semana lo saben.

Tal influencia retrocedía ya desde antes de que Obama llegara a la presidencia.

Pero eso no evitará que en Cartagena, este balneario del Caribe colombiano donde se celebrará la VI Cumbre de las Américas, Barack Obama sea empujado a una esquina por varios asuntos, entre ellos la terquedad de Estados Unidos en mantener un veto a la participación de Cuba en estas citas hemisféricas y el reclamo de Argentina por las islas Malvinas.

Incluso los amigos de Obama, quien llegó ayer a Cartagena, aseguran que tres años después de que prometió mantener una relación de igual a igual al asistir a su primera cumbre, el mandatario no ha puesto mucho esfuerzo en forjarla.

Y eso sólo causa daños a su propio país.

“Lo que yo he dicho, y se lo he dicho en Estados Unidos a muchas personas del Gobierno, es que más les vale mirar hacia el sur, porque para ellos los intereses estratégicos de largo plazo están en América Latina, no en países lejanos”, dijo el presidente colombiano Juan Manuel Santos en una entrevista en vísperas de la cumbre publicada en el diario El Tiempo.

En una entrevista con The Associated Press, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, lo puso en simples palabras: “Yo creo que Estados Unidos tiene que voltear a ver realmente con mayor responsabilidad a América Latina, creo que ha estado abandonado… (en) sus relaciones con América Latina”.

El mandatario guatemalteco agregó que no se trata de dar más ayuda financiera “sino de abrir mercados, propiciar mejores relaciones con los países de Latinoamérica”.

“La verdad, lo que yo siento es que la agenda de Estados Unidos y la agenda de los países de Latinoamérica, en lugar de ir paralelas o de converger, están tomando caminos que van separándose, que van distanciándose”, aseguró Pérez Molina.

Pero en una entrevista con la cadena radial La W antes de viajar a Colombia, Obama mantuvo su discurso.

“He dicho consistentemente desde que llegué al cargo [en 2008] que nuestro objetivo con respecto a Latinoamérica… y el Caribe es ser un buen socio, poder trabajar con los países sobre la base del respeto mutuo”, dijo Obama a la emisora.

Sin embargo, para Diálogo Interamericano, un destacado grupo de 100 exdiplomáticos e intelectuales, la mitad de ellos de Estados Unidos, fue más tajante: “La mayoría de los países de la región miran a Estados Unidos como menos y menos relevante para sus necesidades y con la declinante capacidad de proponer y concretar estrategias para lidiar con los asuntos que más les preocupan”, dijo el grupo en un informe.

El grupo con sede en Washington enumeró tres razones: la inflexibilidad de las políticas migratorias de Estados Unidos, la inhabilidad o falta de voluntad para reconsiderar una política antidrogas, que ha convertido a México y Centroamérica en un sangriento campo de batalla, y un consenso en el hemisferio de que la mejor manera de promover la democracia en Cuba es poner fin al embargo, en lugar de reforzarlo.

Las alternativas a esa guerra contra las drogas y la inclusión de Cuba en las cumbres serán los temas que dominarán la agenda hoy y mañana, cuando los presidentes tendrán su cónclave.

El canciller peruano, Rafael Roncagliolo, adelantó la negativa de su país a la despenalización de las drogas.

“Sobre el tema de las drogas, como lo sabe el presidente Ollanta Humala, Perú no está a favor de la despenalización… considerando nuestra situación de país productor y la importancia que le damos a la lucha contra el tráfico de drogas y el crimen organizado”, señaló el ministro peruano desde Cartagena a la radio limeña RPP.

A su llegada a Cartagena, el presidente de Bolivia, Evo Morales, ratificó la postura sobre una participación de La Habana.

“Habría sido importante que el pueblo cubano esté presente”, dijo Morales en una breve declaración en el aeropuerto de Cartagena. “Que sea la última cumbre sin Cuba”, añadió.

De igual manera parece asumir protagonismo el reclamo de Argentina al Reino Unido por las islas Malvinas.

Aunque se desconoce oficialmente si ese viejo reclamo de Buenos Aires estará en la agenda, las autoridades argentinas ya confirmaron que habrá una reunión bilateral el sábado entre Obama y la presidente Cristina Fernández.

Cuba está excluida de estas cumbres desde que se realizó la primera en 1994, mientras líderes de distintos países, incluyendo Santos, han expresado su deseo y voluntad de que esta sea la última sin la presencia de La Habana.

“Hasta ahora sólo el Gobierno de derecha de Canadá… y el gobierno de Estados Unidos son los únicos que mantienen posiciones retrógradas, antihistóricas, de no acompañar a Argentina en su lucha por las Malvinas y frente a Cuba, rechazar su presencia en estas reuniones”, dijo a periodistas el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, el jueves por la noche tras una de las sesiones de trabajo de los ministros del Exterior que deben redactar la declaración final del encuentro que será sometida a la consideración de los jefes de Estado.

Estados Unidos y Canadá “o escuchan y rectifican a tiempo o estas cumbres se acaban”, agregó Maduro.

Debido a que en la cumbre todos los temas deben ser acordados por consenso, un veto de Estados Unidos y Canadá dejaría por fuera el asunto de Cuba y Malvinas en la declaración final de los jefes de Estado, aunque ya funcionarios latinoamericanos han dicho que ambos podrían ser tratados en dos declaraciones breves aparte.

Las cumbres son un fruto de la Organización de los Estados Americanos (OEA), de la que Cuba fue expulsada en 1962.

Pero en estos años, la relevancia de la organización ha decaído al tiempo que surgieron otros grupos regionales como la llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un grupo de países de izquierda que promovió el presidente de Venezuela Hugo Chávez; la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), con el apoyo de Brasil y más recientemente la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que agrupa a 33 países, incluyendo Cuba.

Todos esos grupos tienen una cosa en común: dejan por fuera a Estados Unidos y Canadá.

Estados Unidos paga 59% de los 81 millones de dólares del presupuesto anual de la OEA. Pero el peso de Washington en la región sigue achicándose, mientras crece el volumen de remesas que los latinoamericanos, viviendo en Estados Unidos, envían a las familias en su tierra natal.

Una década atrás, 61% de las exportaciones estadounidenses iban a la región, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Mientras tanto, China ha superado a Estados Unidos en el volumen de intercambio comercial con Brasil, Chile y Perú y se coloca en segundo lugar en Argentina y Colombia.

La asistencia de Estados Unidos a la región también ha disminuido. El volumen total de asistencia militar, policial y económica de Estados Unidos a América Latina cayó de 3,200 millones de dólares en 2009 a 2,400 millones de dólares para el presupuesto de 2013, según datos de tres distintos centros de análisis, entre ellos la Oficina en Washington para América Latina.

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