Romney busca el equilibrio de los extremos
El virtual candidato se describe como un severo conservador
WASHINGTON, D.C.- Mitt Romney necesitará el apoyo de los votantes independientes en noviembre, pero eso no significa que abandonará su historial, descrito por él mismo como “severamente conservador”.
El virtual candidato presidencial republicano comenzó una agresiva campaña política contra el presidente Barack Obama, con un mensaje que juega al equilibrismo entre ideologías políticas que algunas veces se contradicen.
Unos días, el exgobernador de Massachusetts es un conservador social y en otros muestra posturas más moderada. Lo mismo se ha mostrado como derechista proclive a abrigar teorías de la conspiración que como un promotor de las concesiones mutuas para alcanzar acuerdos políticos.
Una vez resueltas las elecciones primarias, el acto de equilibrismo se está inclinando hasta ahora más hacia la derecha.
Romney habló hace unos días contra la política de un solo hijo en China, en un aparente guiño a los conservadores sociales. Pero después, en la misma entrevista con Fox News defendió su decisión de contratar a un colaborador de campaña abiertamente homosexual que acababa de renunciar por la presión de los conservadores sociales.
El aspirante dijo que cuando contrata colaboradores “no se basa en su etnia, orientación sexual o género, sino en su capacidad”. Agregó que el excolaborador de campaña Richard Grenell, que iba a ser nombrado vocero de política exterior, era un “individuo capaz” y que muchos asesores importantes de la campaña le pidieron que no se fuera. Pero la salida de Grenell complació a algunos integrantes de la derecha religiosa.
El asunto ofreció un vistazo dentro de una campaña en la que existe el deseo de atraer a los votantes de centro, mientras aprovecha la animadversión existente en la derecha del Partido Republicano hacia Obama. Es un movimiento arriesgado, pero Romney está tratando de demostrar que no dará la espalda a los electores más apasionados de su partido.
También está dando importante atención a los conservadores escépticos que hasta hace poco apoyaban a sus ahora exrivales republicanos, Rick Santorum y Newt Gingrich.
Por ahora, la estrategia de Romney parece más enfocada en unir a un partido que pasó recién por unas agrias primarias. Sus asesores destacan la necesidad de acelerar la labor de los activistas conservadores que alentarán a salir a votar el día de las elecciones, y que se harán cargo de la mayor parte de las tareas menos elegantes que se necesitan para una campaña nacional.
Romney ha batallado durante gran parte de la primaria para emocionar a los electores conservadores. A fin de cortejar a ese grupo, se describió como un gobernador republicano “severamente conservador” cuando dio un discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Washington en febrero.
Pero algunos líderes de derecha todavía no están convencidos.
“La actitud de la cúpula del Partido Republicano es primordialmente ignorar al voto evangélico y simplemente suponer que no tiene otro lugar a dónde ir”, dijo John Grant, un operador republicano en Tampa, Florida, que fue copresidente evangélico de una junta con Gingrich en el estado. “Sí hay un lugar se llama el hogar”.