Ejecución de hispano en Texas habría sido un error
Carlos DeLuna habría sido confundido con Carlos Hernández, presunto asesino de una mujer.
Houston, Texas (EFE).- La publicación académica The Columbia Human Rights Law Review, de la Universidad de Columbia, publica hoy “Los Tocayos Carlos”, una exhaustiva investigación en la que prueba que el hispano Carlos DeLuna fue ejecutado en Texas por un crimen que no cometió.
Carlos DeLuna recibió la pena capital por el asesinato de Wanda López, quien trabajaba sola en la noche en una tienda de Corpus Christy, Texas, en febrero de 1983 cuando un hombre la atacó para robarle el dinero y la apuñaló con un cuchillo plegable de siete pulgadas.
López estaba en línea con el teléfono de emergencia 911 al momento de ser asaltada.
Minutos después DeLuna fue encontrado por la policía debajo de una camioneta y fue llevado a la tienda, donde un testigo anglosajón lo identificó como el hispano que vio saliendo del establecimiento tras el asesinato.
Desde el primer momento en que fue arrestado y hasta la fecha en que fue ejecutado seis años después, alega el estudio, DeLuna sostuvo su inocencia y declaró que había sido confundido con el verdadero asesino y tocayo, Carlos Hernández.
La investigación policial ignoró dicha afirmación, y Hernández fue declarado en el juicio como un fantasma inexistente.
Ambos Carlos tenían antecedentes penales y habían pasado la noche juntos. El parecido físico de los tocayos era tal que, cuando años después en 2004 un detective que retomaba el caso visitó a un cuñado de Hernández, aquel identificó a su familiar en una foto, que en realidad era de DeLuna.
Hernández cometió numerosos crímenes posteriores a la muerte de López, varios de ellos involucraron el uso de un cuchillo plegable de siete pulgadas. Hernández solía jactarse públicamente de ser el asesino de López.
Olivia Escobedo, entonces investigadora policial del asesinato, dijo en una de las entrevistas del estudio que al llegar a la escena “había sangre por todos lados. Podías ver por toda esa sangre que DeLuna agarró a López y la arrastró desde la caja registradora hasta donde estaban los refrigeradores, apuñalándola (una y otra vez) durante el camino”.
Una de las interrogantes, sin embargo, es que DeLuna, quien vestía una camisa blanca esa noche, no tenía ningún trazo de sangre.
El caso fue cerrado con el arresto de DeLuna y la emisión por televisión de la conversación por 911.
La persona que fungió como despachador de la policía nunca reveló una segunda grabación de 911 y despachos esa noche donde testigos describían al asesino como mal vestido con ropa de colores, bigote y sin afeitar, en contradicción con la descripción de DeLuna.
“Los Tocayos Carlos” (theWrongCarlos.net) expone el caso en 400 páginas, en lo que constituye una de las investigaciones más meticulosas que se hayan realizado sobre un crimen en la historia de EE.UU, de acuerdo con el investigador jefe del estudio y profesor de leyes de la universidad, James S. Liebman, y su equipo de trabajo.
Opositores a la pena capital como la directora de la Coalición de Texas para la Abolición de la Pena de Muerte, Kristin Houlé, predicen que este reporte académico impresionará hasta a los partidarios más acérrimos de este castigo.
El estudio dice que es común pensar que “las peores injusticias ocurren en casos que envuelven los peores desequilibrios de estatus y poder, como por ejemplo, un latino o afroamericano pobre y sin educación por la muerte de un pilar de la comunidad blanca local”.
Sin embargo, indican, los casos donde una persona “oscura es acusada de matar a otra persona oscura, creemos, son la circunstancia más puntual para (que se cometa) una injusticia” legal.
López, dice el estudio, una “oscura” hispana madre soltera, fue “deshonrada por la despreocupación con la que todos los que estuvieron en posición de encontrar a su asesino acarrearon con su responsabilidad”.