Un talón de Aquiles para plan de estadio
Construir el recinto podría tener un serio impacto, dicen
El “inevitable” daño ecológico y el severo tráfico que ocasionará en autopistas y calles del centro de Los Ángeles -ambos problemas expuestos en un reporte elaborado por el municipio- se han convertido en el talón de Aquiles del proyecto para construir ahí un moderno estadio de fútbol americano.
De hecho, el plan para mitigar el congestionamiento en esa zona, presentado por el desarrollador AEG en respuesta al estudio de impacto ambiental del Ayuntamiento, fue criticado por el concejal Bill Rosendahl, quien pidió a esa empresa ser más específica en sus ideas para reducir la cantidad de coches e n las autopistas.
Mientras tanto, su colega Tom LaBonge propuso incluir la construcción de estaciones subterráneas de bomberos y policías para evitar retrasos de los equipos de emergencia durante eventos masivos.
“Esta es una gran oportunidad con grandes retos”, dijo el edil, citando los problemas que la metrópoli enfrentó cuando se construyeron otros recintos importantes, como el parque Exposition, el Memorial Coliseum, el estadio de los Dodgers y el Staples Center.
A la obra valorada en mil 400 millones de dólares y que sería la casa de al menos un equipo de la NFL también le llovió en el ámbito ecológico. El Concilio de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) ha reclamado que AEG tampoco ha dicho de qué manera se aplicarán sus propuestas para reducir el impacto al ambiente.
Incluso grupos a favor del proyecto, como la Cámara de Comercio de Los Ángeles, le han exigido al gigante del entretenimiento atender cada una de las preocupaciones sobre el tráfico y acerca del daño al ya deteriorado ambiente en el centro de la ciudad.
Representantes de AEG no estuvieron disponibles para responder sobre estos cuestionamientos, aunque han reiterado que su intensión es agilizar el flujo vehicular aportando donativos a las autoridades del transporte, mejorando los accesos al estadio y siguiendo un agresivo plan para aumentar la cantidad de espectadores que lleguen ahí en el transporte público.
Su meta es que, en determinado momento, el 90% de los fanáticos que acudan al recinto lo hagan a través del tren ligero, autobuses o el trolebús, proyecto para el cual también aportarán fondos. Después de la apertura del estadio, prometen, revisarán esa cifra año con año.
“Si no se alcanza ese objetivo entonces añadiremos condiciones adicionales para lograrlo”, dijo John Foreman, del Departamento de Planeación de la ciudad, entidad encargada de evaluar la obra.
“Diferentes medidas se están desarrollando, como que las personas que compren un boleto de entrada reciban un pase para el transporte colectivo como parte de un paquete”, señaló Foreman.
El reporte del Departamento de Planeación analizó 187 intersecciones y 45 rampas de carreteras en siete escenarios distintos, dentro de un territorio delimitado por la calle Alvarado en el oeste, la autopista 101 en el norte, la calle Alameda en el este y la interestatal 10 en el sur.
La conclusión: que habrá impactos ambientales “importantes e inevitables”. Serían en el transporte público, intersecciones, segmentos y rampas de autopistas, así como impacto sonoro, visual, en la calidad del aire y en desechos sólidos.