Tren de alta velocidad se topa con retos en California
El plan ya enfrenta varios desafíos, como un costo de $68,000 millones.
SACRAMENTO (AP).- Puede ser que los legisladores estatales ya hayan aprobado lo que podría ser la primera línea de un tren de alta velocidad, pero al proyecto aún le falta mucho para salir de la estación.
El tren de alta velocidad tiene importantes patrocinadores como el presidente Barack Obama y el gobernador de California Jerry Brown, pero los defensores aún deben superar varios desafíos, incluyendo inquietudes ambientales, enfrentamientos con líderes locales respecto al uso del suelo, un costo total de $68,000 millones sin garantías de financiación y un público cada vez más desencantado.
Los defensores festejaron el viernes cuando la Asamblea Legislativa estatal aprobó $4.5 mil millones de financiación estatal para las mejoras en el tren y para comenzar la construcción del tramo inicial de la vía del ferrocarril de alta velocidad en el centro agrícola del Valle Central. Esa medida permite que el estado recurra a $3,200 millones en fondos de bonos federales.
Los críticos, sin embargo, redoblan sus esfuerzos para descarrilar el proyecto que podría unir a Los Ángeles y San Francisco con trenes que viajan a una velocidad de hasta 220 millas por hora.
Entre los que se preparan para una contienda están los agricultores, cuyas tierras se encuentran en el recorrido de este proyecto de infraestructura masiva.
Los productores agrícolas de los condados de Madera y Merced, junto con otras localidades, presentaron ya una demanda para detener el proyecto con el argumento de que el estado no ha realizado una evaluación suficiente en el aspecto ambiental. Los demandantes señalan que el tren dejará mil 500 acres de tierra fértil sin posibilidad de ser cultivada e interrumpirá el funcionamiento de 500 empresas agrícolas.
“Vamos a proteger nuestra propiedad”, dijo Frank Oliveira, un agricultor que se opuso activamente al plan.
El gobernador Brown ha hecho del proyecto un tema central de su Gobierno.
“Creo que vamos a llegar al final de esto. Solamente con dar el primer paso se estará creando valor agregado a nuestro estado”, dijo ayer a periodistas en un evento realizado en el puerto de Oakland con Ray LaHood, ministro de transporte de Estados Unidos.
Inicialmente Brown intentó evitar que los tribunales utilizaran la compleja ley ambiental para detener la construcción, pero cedió ante la presión e intentó obtener la aprobación de los legisladores. Ayer sugirió que la ley podría mejorarse con reformas que desalienten a las personas que intentan que los proyectos no se acerquen demasiado a sus propiedades.
Algunos observadores dicen que el estado podría evitar un mandato judicial si retrasa el proyecto, ya que los tribunales con frecuencia le brindan al estado el beneficio de la duda en las demandas ambientales.
Sin embargo, los californianos tienen algunas de las normas ambientales más estrictas del país; incluso si las demandas se desestimaran, la construcción podría verse empañada durante años por los requisitos de la Ley de Calidad Ambiental de California.
También ayer LaHood elogió a los legisladores demócratas por aprobar el proyecto, a pesar de la fuerte presión de los críticos. Dijo que este refuerza la posición de California como líder en los trenes de alta velocidad.
“La visión del presidente es que Estados Unidos logre tener un tren de alta velocidad. No hay mejor lugar para hacerlo que en California”, dijo en un evento en San Francisco.
La financiación es otra línea de ataque posible contra el proyecto de construcción más grande que se haya realizado en este estado.
En 2008 los votantes de California aprobaron $10,000 millones en bonos para el proyecto, y el voto del viernes aseguró que el estado podrá recaudar $3,200 millones en dinero federal que podría haber sido rescindido si los legisladores no hubieran aprobado la ley.
Esto hace que aún resten $55,000 millones para terminar la línea férrea si asumimos que no se excederá el presupuesto. El costo es menor que el cálculo inicial de $98,000 millones de la Autoridad de Trenes de Alta Velocidad de California.
LaHood dijo que al principio las autoridades no sabían de dónde vendría todo el dinero para el sistema de autopistas interestatal, pero de cualquier modo siguieron adelante.
“Cincuenta años después contamos con el mejor sistema de carreteras de Estados Unidos construido con dinero federal, estatal y privado, y en esa dirección se dirige también el tren de alta velocidad”, señaló.
Los legisladores republicanos dijeron que bloquearán cualquier otra financiación para el tren y los inversores no se vieron atraídos por el proyecto como se esperaba.
Los votantes de California parecieron menos dispuestos a apoyar una financiación adicional. Una encuesta de Field Poll realizada en diciembre indicó que la emisión de bonos de 2008 fracasaría si fuera puesta a votación hoy.
Para poder cerrar la brecha de financiamiento para la línea de tren, el último plan de negocio del Gobierno depende de la inversión privada y de las tasas industriales del programa de topes y canjes de California para la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero.
“El dinero está”, dijo Brown. “California, con una economía anual de dos billones de dólares, tiene la capacidad de financiar esto”.