Chavela Vargas, ‘feliz’
MADRID, España.- “Menos mal, porque, ¿qué estoy haciendo yo ya aquí?”. Esa fue la respuesta de Chavela Vargas ayer por la mañana cuando supo que, por fin, habían conseguido billete para volver a México, donde debió llegar anoche ya “feliz”, “guapísima” y recuperada del “susto” de salud que la mantuvo una semana en el hospital.
Su amiga Mariana Yalui relató que la cantante, de 93 años, quería volver a su casa de Tepoztlán “como dé lugar”, a costa de lo que fuera, y que cuando le comunicaron en su habitación de la Residencia de Estudiantes de Madrid que esta misma mañana tomaría el avión se puso “contentísima”.
“El milagro” de conseguir billetes en estas fechas de “lleno total” de los aviones para ella y las dos enfermeras que la acompañan ha sido posible, según Yalui, gracias a la intercesión de la cónsul general de México, Guadalupe Sánchez, que “se ha volcado”.
La artista, “con sus labios pintados de rosa, serena y tranquila”, ha recibido el aplauso del personal de la Residencia de Estudiantes y el tributo de “millones de lágrimas” de su “dream team”, como ella le llama, es decir de la presidenta de la Fundación García Lorca, Laura García Lorca, y sus amigas Lidia Serna, Isabel Carrascal y la propia Yalui.
A ellas se sumó por teléfono el director de cine Pedro Almodóvar, “pendiente cada minuto” de ella y de su viaje.
Vargas viajó a Madrid el uno de julio, dio una rueda de prensa el cinco y el diez un recital de una hora con sus amigos Martirio y Miguel Poveda, un esfuerzo que le pasó factura a los dos días en forma de una taquicardia que la condujo al hospital, donde le hicieron “todo tipo de pruebas” cardiológicas y neumológicas.
Estuvo ingresada una semana, hasta el pasado sábado, 21 de julio, y desde ese día descansaba en la Residencia de Estudiantes “vigilada” estrechamente por sus enfermeras, que viajaron con ella desde México, sus amigos y el personal de la institución en la que vivió su adorado Federico García Lorca.
Allí, “hecha una adolescente en plena forma”, protestó “todo” lo que quiso porque sus “guardianas”, como ella las llamaba, no le dejaban comer con sal y la obligaban a beber agua.
Sin salir de la habitación en la que residió García Lorca, para evitar los cambios de temperatura, Vargas ha recibido estos días a sus “íntimos” “de a poquito” para no cansarla.
Además de Almodóvar, que también la visitó en el hospital, acudieron a su lado amigas como Martirio, y Miguel Poveda, de gira por España, la llamó cada día.
Un médico visitó a la artista anteayer y aseguró, según Yalui, que está “estupenda” y ya “recuperada” del episodio que la llevó al hospital aunque debe mantener una estricta dieta en la que no hay lugar para la sal ni el azúcar.
La cantante quiso viajar a España, a donde no lo hacía desde hace siete años, para ofrecer un recital con temas del disco que ha dedicado a Federico García Lorca, La luna grande, presentar sus memorias, Dos vidas necesito. Las verdades de Chavela, y, como ella misma decía en el concierto, “a buscar” su alma.