Olimpiadas 2012: Boricua Verdejo da primer golpe en ruta al oro

El púgil de 19 años debutó hoy con una victoria de 11-5 sobre el panameño Juan Huertas

Verdejo, de rojo, castigando a Huertas.

Verdejo, de rojo, castigando a Huertas. Crédito: EFE / Alberto Estévez

Londres, 29 de Julio – En los Juegos Olímpicos de Londres, el peso ligero puertorriqueño Félix Verdejo es un boxeador diferente, que antes de las peleas le pide a Dios protección para la salud de su rival y cuando baja del ring, si le pegan, pone la otra mejilla.

“Es que soy de la religión cristiana”, dice el púgil de 19 años, que debutó hoy con una victoria de 11-5 sobre el panameño Juan Huertas en la segunda jornada del torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos de Londres, con sede en el Arena Excel.

Verdejo pega fuerte con las dos manos, es rápido y se desenvuelve bien en la media y larga distancia, en las que aprovecha su buena estatura para marcar diferencias a su favor.

Hoy se le vio agresivo frente a Huertas, a quien buscó hacer daño durante todo el combate. Por eso causó sorpresa cuando le reveló a lo medios que un rato antes había pedido por la salud del panameño y por la suya propia. “Siempre lo hago, rezo y le pido a Dios que ninguno de los dos salga lastimado”, señala.

Ganarse la vida como boxeador debe ser un oficio duro para un chico que sigue al pie de la letra los preceptos de la Biblia y tiene como máxima amar a su prójimo como a sí mismo. Pero Verdejo parece hacer una excepción nueve minutos al día cuando está en los torneos, aunque no habla mucho del tema.

“Yo quería ser pelotero, jugaba “siol” (campo corto) y cuando lanzaba me decían ‘Duke’ Hernández porque tenía buen brazo. Pero me rompí un tobillo y luego me daba miedo deslizarme en las bases, así que a los 16 años me cambié al boxeo”, explica el chico, aficionado de los Medias Rojas de Boston de las Grandes Ligas de Béisbol.

Verdejo es un firme candidato para entrar entre los ocho mejores del concurso olímpico de peso ligero, para lo cual deberá derrotar en su próxima pelea al tunecino Ahmed Mejri. Si lo logra, entonces sí tendrá un reto muy difícil, contra el ganador del combate entre el dominicano Wellington Arias y el campeón mundial ucraniano Vasyl Lomichenko.

“Ahora sólo me preocupo por mi próxima pelea; no sé del futuro, si aguantaré otro ciclo olímpico o si pasaré a profesional. Dios me dirá; siempre lo hace”, repite.

En su ambiente abunda la agresividad, pero Félix habla bajito y, aunque no critica a sus compañeros, no está de acuerdo con ellos cuando insinúan que los hombres no lloran- “A mí me dio un ataque de llanto en el cuarto de mi hotel cuando gané el Preolímpico de Brasil”, confiesa.

Tiene talento y sueña con llegar tan lejos como lo hizo su compatriota campeón mundial Tito Trinidad, para lo cual deberá limitar su decisión de poner la otra mejilla como señal de perdón. Sólo fuera del cuadrilátero, porque en el ring deberá ser violento.

Es algo difícil porque a veces la vida le pone retos. Hoy, por ejemplo, para poder ganar debió golpear con fuerza el cuerpo de su prójimo panameño Huertas, que, para colmo de males, estaba tatuado con la figura de Jesucristo.

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